Vivir una vida en borrador✏️
¿Qué tal estuvo tu semana? ¿Cómo te has estado sintiendo con todo? Últimamente, me encuentro tomándome un poco más de tiempo de lo usual escribiendo esta partecita introductoria del newsletter, y con frecuencia conflictuada entre dos lugares: hay una parte mía que espera que hayas tenido una semana tranqui y a tono con lo que estés necesitando en este momento, y hay otra parte mía que quiere honrar tu semana como sea que ha aparecido –sin necesariamente dejarte con esta sensación sobre cómo "debería" ser. Así que bueno, hoy no resolveré ese conflicto entre esas dos partes, simplemente elegiré expresártelo y dejaré que tomes lo que necesites y dejes lo que no.
Si puedes (y quieres), agarra un cafecito o un té para acompañarme en mi reflexión de hoy. Como recientemente (iba a escribir "como siempre", pero en verdad no siempre lo he hecho) lo he estado haciendo, te comparto el acompañamiento musical para el newsletter hoy, que también inspiró la reflexión. ¡Espero lo disfrutes!
El otro día estaba conversando con mi mamá y mi papá sobre lo primero que notamos cuando escuchamos música, y ese algo que eventualmente nos termina enganchando a seguir escuchando más de ese género o artista. Mi papá estaba comentándonos que él se engancha primero con la melodía, el ritmo y la "musicalidad" –mi papá es salsero de acero, así que no nos sorprende que esta haya sido su respuesta. Mi mamá y yo, por el otro lado, identificamos que para nosotras son las letras de las canciones lo que nos termina enganchando.
En mi caso en particular (y esto lo he comentado en varias ediciones anteriores, por cierto), suelo escuchar mi Discover Weekly en Spotify religiosamente todas las semanas. Acostumbro hacerlo mientras estoy leyendo los newsletters a los que yo estoy suscrita, y mi proceso va mas o menos así: si escucho una canción que me llama la atención, la vuelvo a empezar y de una busco la letra. Si la letra resuena conmigo, por lo general termina convirtiéndose en una canción que termino agregando a mi playlist del año (tradición que me robé de mi amigo Bernardo).
Curiosamente, cuando escribo o estoy haciendo trabajo que requiere que mi mente este súper concentrada, no puedo escuchar música con palabras (una de las posibles razones por las cuales el álbum Disney Goes Classical fue uno de mis más escuchados el año pasado, cuando pasé interminables horas en la biblioteca escribiendo mi tesis). Eso en verdad es un datito curioso sobre mí que no tiene mucho que ver con la reflexión de hoy, pero pensé que sería interesante anotarlo.
Ajá, de vuelta a mi historia.
A sabiendas de que la letra es súper importante para mí, muchas veces me doy cuenta de algo que las mismas están moviendo en mi mundo interno por la cantidad de veces que repito la canción. Me pasa con frecuencia que no espero a que las canciones terminen, sino que las vuelvo a reiniciar para volver a escucharlas. Una. Dos. Tres. (Y, a veces hasta más de tres veces.) Y cuando me ocurre eso con una canción, es muy posible que hay algo del mensaje que está resonando conmigo y no me estoy dando cuenta a un nivel totalmente consciente. Pero, porque soy como soy, suelo observarme a mí misma con mucha curiosidad, y puedo empezar a usar las letras de las canciones casi como una cartografía de mi mundo interno en este preciso momento. Espero que esté haciendo sentido lo que estoy intentando comunicar, y si no, quédate un ratito conmigo a ver si eventualmente logro llegar al "aha moment".
Cada vez que descubro un artista que me gusta, les empiezo a seguir en todas partes (una forma más linda de decir que termino investigando hasta su fecha de nacimiento) para mantenerme actualizada de la música nueva que van lanzando. Ya te había comentado hace un par de ediciones que me ha estado pasando con Lizzy McAlpine, y así me ha pasado con varias otras artistas. Dentro de ellas, Amaia, a quien conocí gracias a Operación Triunfo y me ha fascinado su sonido y su música desde entonces.
Y una de sus canciones más recientes –que es el acompañamiento musical de hoy– fue precisamente de esas que me noté repitiendo una y otra vez: Bienvenidos al Show. La canción habla sobre lo torpe que se puede sentir estar viviendo una vida que es observada por las demás personas (en particular cuando no se sabe lo que se está haciendo), y lo liberador que es abrazar esa torpeza y complejidad emocional. Me noté resonando con varias partecitas de la misma (de las que hablaré más adelante), pero hay una frase que captó mi atención completamente:
Bienvenidos al show
De una vida en borrador
Una vida en borrador. Una vida en borrador. Una vida en borrador.
Me noté repitiéndome a mí misma esta parte varias veces, y mientras más lo decía más sentido hacía conmigo, y más preguntas iba inspirando: ¿Cómo se ve una vida borrador? ¿Cómo se siente una vida en borrador? ¿Qué se necesita para vivir una vida en borrador? ¿Por qué esto está resonando tanto conmigo?
Poner en pausa una carrera profesional para irme a estudiar una maestría fue un capítulo hermoso, y tremendamente vulnerable en mi vida. Tal y como lo escribí en alguna de las ediciones alrededor de esa época: fue vaciar mi gaveta de conocimientos teóricos y prácticos alrededor de lo que conozco y volver a llenar esa gavetita de una manera más congruente con el tipo de trabajo que resuena más conmigo. Ahora que lo pienso, creo que fue la acción práctica de desaprender.
Y, aunque fue increíblemente vulnerable, también fue súper liberador. Y creo que así lo fue, precisamente porque adopté esta actitud de "en borrador". Estar nuevamente bajo el paraguas de estudiante me permitió cuestionar, desaprender y crecer muchísimo. Tenía un parque de juegos académico para explorar, jugar, curiosear, equivocarme, cambiar de opinión y volver a empezar cuantas veces quisiera. Una de mis experiencias favoritas fue justamente darme permiso de hacer esto. Y, escuchando esa canción de Amaia, creo que algo dentro de mí empezó a cuestionarse (y fantasear e imaginarse): ¿qué pasaría si aplico esta actitud de "en borrador" a mis experiencias de vida?
Me acuerdo que cuando estaba en el colegio no me dejaban entregar mis exámenes en lápiz. Asumo yo que porque pensarían que cuando me los devolvieran con algún error, iba a borrar el error y decir que era mi maestra quien se había equivocado –pero la verdad es que nunca he sido tan "juega vivo" para pensar en hacer eso (no emito a juicio a quien sí, cada quien sobrevive como puede). Pero yo no me sentía cómoda escribiendo en pluma de una porque me gusta editar (a veces la edición de este newsletter demora hasta más de lo que toma escribirlo). Y pues, este conflicto hacía que hiciera el doble de trabajo: escribir en lápiz y luego pasarlo a pluma. Y, honestamente, esto nunca me hizo mucho sentido, y ahora estoy entendiendo por qué.
En lo personal, me parece absurda la forma rígida, intransigente, determinante, concreta y absoluta en la que el sistema en el que vivimos se relaciona con la experiencia de vivir. Hace algunos meses publiqué un post sobre cómo imaginaba se vería vivir nuestro mundo interno como un laboratorio, y mi intención con el mismo era abrirnos a ser un poco más científicas y científicos de nuestras experiencias emocionales. Hoy, con esta edición, me encuentro invitándote a incorporar algo similar, pero esta vez a toda tu vida.
Para mí, vivir una vida en borrador significa adoptar un lenguaje tentativo (quizás, podría, puede ser, por ejemplo). Para mí, vivir una vida en borrador significa abrirse a las experiencias de la vida y permitirnos ser transformadas y transformados por ellas. Vivir una vida en borrador significa tratarnos con compasión y cariño mientras vamos descifrando cómo nos sentimos, qué necesitamos y qué decisiones nos son congruentes y cuáles no. No significa no tener sueños ni ambiciones ni deseos, sino más bien honrar lo "torpes" que podemos llegar a ser en el proceso –sin tratarnos con tanta dureza por ello. Vivir una vida en borrador, para mí, significa darle la misma importancia al proceso –independientemente de lo que sea el resultado.
En su canción, Amaia dice otras frases que creo que son importantes recordar en este proceso:
Quiero ser lo que se espera de mí
Y seguir siendo yo a la vez
Están todos esperando,
me da miedo que haya tanta expectación
Quedan solo tres minutos para abriros de una vez mi corazón
Fue una pesadilla
Pero ahora me abrazo a ese dolor
Que a veces lo bello
Aparece cuando ya no sé quién soy
Creo que me fascina esta canción porque pareciera ser una oda a las "Ñ"s de la vida. Amaia reconoce de una manera tan honesta y clara los altibajos emocionales, así como nuestra curiosa y a veces indescriptible naturaleza complejamente humana. Nos habla de miedos, ansiedades, dolor, pesadillas, bellezas y apertura a la vida –y todo esto mientras nos da la bienvenida al show que es la vida. Me pregunto si quizás al abrirnos a vivir una vida en borrador, ¿nos podemos empezar a dar poco a poco permiso y bienvenida al show de nuestra vida? Y, consecuentemente, si al abrirnos a vivir una vida en borrador, ¿también nos podemos dar permiso de sentir ese show –como sea que esté apareciendo hoy en día? Más allá de disfrutarlo, amarlo, odiarlo, ¿qué pasa si la clave es sentirlo?
No puedo evitar acordarme de las características o condiciones que Carl Rogers, pionero en la psicoterapia humanista, identificó en una persona "funcional":
- Apertura a la vida: donde todas las emociones son bienvenidas.
- Vida existencial: donde se está en contacto con diferentes experiencias de la forma en la que ocurre en la vida, vivir en el aquí y el ahora.
- Confiar en las emociones: donde se presta atención al instinto y la intuición, y se usan como piezas de conocimiento importantes.
- Creatividad: donde el pensamiento creativo y tomar riesgos son elementos de la vida de una persona.
- Vida plena: donde una persona está lo suficientemente satisfecha con su vida, y busca nuevos retos y experiencias.
Mi intención compartiéndote esta lista no es para generarte angustia o ansiedad, o para que esto se vuelva ahora una lista más de cosas que "debes" hacer. Creo que hay momentos de la vida donde estas características se dan de una manera más fácil que otras, y no creo que la intención de Rogers era crear un "to-do list" emocional para las personas. Mas bien, veo esta lista como una guía, una brújula y un ancla que nos permite hacer de nuestra experiencia de vida algo un poco más sentido y con sentido. No creo que la idea sea perder nuestro norte o estar constantemente cambiando de opinión, sino pensándonos y sintiéndonos con cada cosita que la vida nos ofrece –precisamente para ir desarrollando nuestra congruencia e intencionalidad.
Quizás, al empezar a ver a la vida como un borrador –que está en constante edición, revisión, cambio– podemos empezar a vivirnos la vida de esta forma con más sentido. Quizás, al empezar a ver la vida como un borrador –que tiene permiso de cambiar de forma, justamente porque nosotras y nosotros estamos cambiando de forma– podemos empezar a relacionarnos con la vida de una forma más abierta. Y, quizás, al hacer esto, podemos empezar a relacionarnos con nosotras/os mismas /os y los demás desde ese mismo lugar también: abierto, curioso, sin juicio, y reflexivo.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E015: ¿Cómo quieres narrar la historia de tu vida?
¡Nuestro espacio de abril de Acompañar es mañana!
Nuestra sesión de journalling será sobre por qué nos relacionamos de la forma que lo hacemos, de dónde pudiesen venir esos "moldes" de relación, así como pensaremos formas más sanas de relacionarnos las/os unas/os con las/os otras/os.
Si te interesa, solo actualiza tu membresía para formar parte de este espacio tan lindo. Y, si tienes alguna pregunta, escríbeme con confianza por acá para poder aclarártela.
¿Qué pasó con el Método Montessori?
Mi hermana Maricarmen me habló sobre este artículo hace algunas meses y me lo volví a encontrar en uno de los newsletters a los que estoy suscrita, y habla sobre la evolución y rumbo que ha tomado el método Montessori: un modelo educativo que fue creado para enseñar a niños que eran considerados "ineducables". Este artículo de The New Yorker explora cómo y por qué el método ha tomado un giro elitista, donde hoy en día solo unos cuantos tienen acceso a él. Me ha dejado reflexionando mucho sobre nuestras prioridades educativas.
Haz clic abajo para leerlo y pensar.
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Mariana,
Este newsletter... estuvo HOT-TOP... justo lo que necesitaba está semana.
GRACIAS!
-Liz J.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo se ve para ti una vida en borrador?
- ¿Qué áreas te das permiso de vivirlas "en borrador"?
- ¿Qué áreas se podrían beneficiar de vivirlas "en borrador"?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
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La próxima semana no habrá newsletter porque estaremos en Semana Santa, así que nos volvemos a ver el 22 de abril.
¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️
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