Reconociendo a mis fantasmitas👻
¿Cómo ha estado tu semana? Hoy me gustaría invitarte a pensar en tres cosas lindas que te han pasado esta semana: quizás, una mañana pudiste tomarte un poco más de tiempo para disfrutar tu café; tal vez, te diste permiso de cerrar tu computadora un poco más temprano de lo usual para disfrutar con un ser querido; o, quizás, tuviste un espacio seguro para hablar sobre tus emociones esta semana. Me gustaría invitarte a que las anotes y que con esta breve práctica de gratitud (hablo más de esto en el E064 de mi podcast), puedas extenderte el más dulce de los reconocimientos de estar, más que sobreviviendo, eligiendo vivir. Agarra tu cafecito (o té), pon música (si así lo deseas), y empecemos con la reflexión de hoy.
En este 2022, me he tomado muy en serio la conversa que tuve con mi primo Pedro (de la que hablé aquí) y he estado activamente abriéndome a dejarme asombrar, en especial con música nueva. Y, en ese proceso, me topé con una artista que estoy casi segura que será parte de mi Spotify Wrapped 2022: Lizzy McAlpine. No estoy segura cómo me topé con su música, creo que escuchando Phoebe Bridgers Radio, y tiene ese sonido indie-folk al que estoy gravitando mucho recientemente.
Porque soy como soy, me obsesioné con su música y empecé a escuchar todo lo que hace (su canción Pancakes for Dinner está constantemente en mi On Repeat en Spotify). Y, por si no lo sabías, Spotify es súper intuitivo –siento que ya deberían darme regalías de la cantidad de publicidad gratis que les hago, pero eso es quizás para explorar en otra edición– y, precisamente porque tienen atemorizantes algoritmos que les permiten ser súper intuitivos, ya saben que tengo a una nueva artista favorita del momento, y me actualizan cuando sale con música nueva.
Así que, se imaginarán mi cara de emoción cuando abrí Spotify un martes común y corriente, y me entero que esta artista que tengo un mes escuchando sin parar tiene una canción nueva. Mientras más la escuchaba, más pensaba en la letra y en las potenciales lecciones que habían en la canción. La misma se llama 'all my ghosts' (todos mis fantasmas, en español) y es acerca de las maletitas de nuestro pasado, en especial nuestras relaciones –esta analogía de la maletitas no es mía, por cierto, es de mi increíble amiga y colega Débora Alemán.
La analogía de las maletitas hace referencia a cómo, cuando entramos en una relación nueva (de cualquier tipo y naturaleza), usualmente traemos una 'maletita' de nuestro pasado. Y, en esa maletita, están nuestras relaciones pasadas: nuestros patrones, nuestros sueños, nuestros duelos, nuestros desencadenantes. Todas y todos tenemos maletitas, y más allá de hacer que desaparezcan, creo que lo sano es poder abrirla cada cierto tiempo para ir haciendo 'descarte' y decidiendo qué se queda y qué no –precisamente para hacer de esa maletita algo más liviano.
Y en la canción de Lizzy McAlpine, all my ghosts, se aborda un tema bastante similar, solo que usa la analogía de los fantasmitas. Te comparto una parte de la canción que me han dejado reflexionando:
Oh, all my ghosts are with me (todos mis fantasmas están conmigo)
I know you feel them too (sé que tu también los sientes)
They know all of my habits, (conocen todos mis hábitos,)
but they don't know about you (pero ellos no saben de ti)
I hope that's true (espero que sea verdad)
Los fantasmitas de los que habla Lizzy McAlpine son aquellos que aparecen ante la presencia de una nueva relación romántica: ¿Cómo será esta relación? ¿Qué tendrá de diferente a las pasadas? ¿Qué tendrá de similar? ¿Me comportaré igual? ¿O algo habrá cambiado en mí? ¿Tendré las mismas ansiedades que en relaciones pasadas? ¿O habrán sanado? Y, si han sanado, ¿qué nuevas ansiedades aparecerán? Y esto, sin agregar los fantasmitas de la otra persona en la relación: ¿Qué fantasmitas tendrá? ¿Cómo aparecerán en esta relación? ¿Se está comportando igual o hay cosas distintas? ¿Cómo se están manifestando estos fantasmistas?
Pero, mi mente se fue más allá. ¿Qué pasa si estos fantasmitas no solo aparecen en relaciones románticas nuevas, sino en cualquier tipo de relaciones? Y, de ser así, ¿qué pasa si, entonces, los fantasmitas que empiezan a coexistir en nuestro mundo interno empiezan a tener diferentes formas, tamaños y hasta texturas? Precisamente porque estamos hablando de una población de fantasmitas que se han originado de diversos lugares: nuestra crianza, nuestra educación, nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestras familias, entre otras. ¿Qué pasa si, entonces, estos fantasmitas se forman ante cualquier tipo de relación que vayamos formando –independientemente de su naturaleza?
Similar al concepto de las maletitas, no me puedo llevar crédito por estas preguntas. La primera vez que leí sobre la analogía de los fantasmitas (y es la razón por la cual esta canción provocó toda esta reflexión), fue en un paper científico escrito por una psicoanalista en 1975 llamada Selma Fraiberg titulado "Ghosts In The Nursery" (que se traduce a "Los Fantasmas en la Guardería/El Cuarto del Bebé"). Es probablemente uno de mis papers favoritos de psicoanálisis, y uno al que regreso cada cierto tiempo porque sigo desaprendiendo y reaprendiendo.
En el mismo, Fraiberg habla sobre cómo, al momento que una mamá se empieza a relacionar con su bebé, empiezan a coexistir muchas/os fantasmas de sus experiencias pasadas. Es decir, la relación entre madre y bebé no es una relación que empieza en cero, sino que trae influencia de las relaciones pasadas de la madre, principalmente con sus propios padres. Y lo mismo ocurre con el padre, siendo los fantasmas de la guardería o el cuarto del bebé, las experiencias tempranas de ambos padres con sus cuidadores primarios. En el artículo original de Fraiberg, los fantasmas simbolizan visitas del pasado no recordado de los padres. De ahí, la importancia de conocer nuestra historia familiar (E034 de mi podcast, por cierto). Porque tal y como decía Carl Jung:
Lo que no se hace consciente, se hace destino.
Y, por más que me encantó ese paper científico y me voló la cabeza, me sentía un poco incómoda con el tono "pesimista" del mismo. Yo amo el psicoanálisis y me encanta sumergirme en las aguas profundas del mismo, pero no soy partidaria de que todo lo que heredamos es "poco sano". Quiero aliarme con la "esperanza" (palabra que incluye Lizzy McAlpine en su canción, por cierto) y creer que existen fantasmitas amigables –tipo Casper, quizás– que nos enriquecen de herramientas para hacer un trabajo suficientemente bueno. Recuerdo en algún momento, hace varios años, comentárselo a mi genial amiga/colega/socia, María Daniela, y me dijo: "pero, Marian, ¿sabes que se hizo una versión similar pero sobre la influencia benevolente de las madres y padres?"
Casi la abandono en nuestro café para irme a leer ese artículo enseguida, pero me contuve y traté de comportarme como un ser humano medianamente contenido y le pedí que me contara más al respecto. Resulta que treinta años después de la publicación de Selma Fraiberg, en el 2005, una doctora especialista en apego y psicología del desarrollo llamada Alicia F. Lieberman publicó una respuesta complementaria al paper de 1975: "Angels in the nursery: The intergenerational transmission of benevolent parental influences" (Ángeles en la guardería: La transmisión intergeneracional de influencias paternas benevolentes).
¡Qué hermosura de concepto! ¡Qué belleza de complementareidad! Que forma de incluir una pizca de esperanza en el vasto mundo interno que todas y todos tenemos. Esta era la pieza faltante en lo que había leído, hasta el momento, porque deja de ser una experiencia donde solo hay fantasmas atemorizantes, y se empieza a volver un espacio con potencial de habitar: fantasmas amigables, ángeles guardianes e influencias sanas. Porque así como aparecen fantasmitas en nuestras relaciones, también aparecen ángeles. También tenemos una amplia gama de experiencia relacional sana: amigas, amigos, tías, tíos, abuelas, abuelos, hermanas y hermanos mayores, psicólogas escolares, maestras, maestros, y así un sinfín de relaciones sanas en nuestro repertorio de vida.
Mi intención con la reflexión de hoy es inspirar en ti esa auto-curiosidad de empezar a pensar sobre los fantasmitas de tu mundo interno: en cómo aparecen, qué mensajes vienen a decirnos, qué tan grandes son, de dónde vienen, qué tan amigables son (tipo ángeles), entre otras curiosidades más. Por eso aparece la palabra 'reconociendo' en el título de la edición de hoy. Mi intención no es apresurarte a hablar con ellos, ni entablar una relación, ni tan siquiera reconciliarte con su existencia en tu mundo interno. Mi intención es sencillamente que les reconozcas, que sepas que están ahí, y curiosees un poco sobre su presencia. Reconocer que tu mundo interno está habitado de estos fantasmitas de relaciones pasadas (de todo tipo), y aceptar esto como está ocurriendo en este momento. Quizás, al empezar a practicar esto, podemos entonces empezar a decidir qué queremos hacer con ellos, y empezar a diferenciar su propósito en nuestras relaciones, nuestra existencia y nuestro mundo interno.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Muy en línea con la edición de hoy, nuestra próxima sesión de journalling del mes de abril para el espacio de 'Acompañar' será sobre nuestras relaciones. Nos estaremos enfocando en cómo solemos relacionarnos con las demás personas, de dónde viene esto, así como formas más sanas de coexistir con las y los demás.
Si te interesa ser parte, actualiza tu membresía y participa en este espacio tan lindo. Si tienes alguna pregunta sobre el mismo, siéntete en plena libertad de escribirme a mi correo para que pueda aclararte cualquier duda, pregunta o comentario que tengas. Espero que te entusiasmes a participar, realmente es un espacio bien lindo.
Todo se siente 'mucho con demasiado'
Esta es una sensación que he estado usando con frecuencia recientemente: "mucho con demasiado". Y, la uso para describir esa sensación abrumada, potencialmente caótica y compleja que a veces sentimos cuando la vida se desajusta. Este genial artículo lo encontré en el newsletter de Ann Friedman, y me fascinó. La autora, Kate Lindsay, escribe sobre cómo el Internet ha sido un factor importante para que siempre estemos esperando que algo malo ocurra y cómo con frecuencia se utiliza un lenguaje apocalíptico que nos hace engancharnos con las malas noticias –lo que, a su vez, hace que muchas veces sintamos 'mucho con demasiado'. Me encanta que finaliza en una nota muy esperanzadora, sobre los pequeños y poderosos pasos que podemos tomar cuando nos sentimos así.
Recomendadísmo. Haz clic abajo para leerlo.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo se ven los fantasmitas de tu mundo interno?
- ¿En qué partes de tu vida o relaciones suelen aparecer?
- ¿Qué mensajes crees que te intentan compartir?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️
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