Pensando en la dieta mediática📴
Que gusto tenerte por acá de nuevo. Mientras nos vamos acercando al final de julio, me encantaría invitarte a reflexionar sobre lo que ha sido para ti este mes: ¿Fue como deseabas? ¿Por qué sí y por qué no? ¿Por qué imaginas que sucedió así? ¿Donde puedes notar la belleza en este mes? ¿Qué viene en agosto para ti? ¿Cómo te puedes preparar emocional, espiritual y físicamente para ello? ¿Qué esquinas de tu mundo interno te están pidiendo atención, presencia y cariño?
Puedes contestar estas preguntas para ti misma/o, agendarte una cita con tu journal y dejar que tu mente haga sentido de las mismas en la hoja en blanco (esta semana compartí un TikTok precioso sobre por qué escribir a mano es tan poderoso), o bien conversarlas con una amiga o ser querido mientras se toman un cafecito o un té.
En el news de hoy, escribo sobre lo que he pensado sobre mi consumo mediático:
- 📴Cómo mi cuerpo me va alertando qué se siente bien y qué no
- 📓¡Última llamada para nuestra sesión en vivo de journaling de este sábado!
- 📰Te cuento mis recomendaciones –el libro que fue dolorosamente necesario leer; el newsletter que embelleció mi duelo; y el podcast que me asombró y resonó conmigo en más de una forma.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
A lo largo de mis años teniendo una presencia digital activa, he tenido algunas publicaciones que se han "viralizado", aumentando interacciones que son atípicas e inesperadas para mí. Hace algunas semanas compartí un post que recibió una respuesta así, y que me dejó pensando sobre mi relación con las redes sociales.
Durante esa semana, noté lo que ese aumento de interacciones masivas ocasionó en mi cuerpo, como si estuviese navegando una descarga dopaminérgica. La dopamina es un neurotransmisor que se encarga del sistema de recompensa en el cerebro. Por sí solo, no es disruptivo o poco sano; al contrario, es esencial para mantenernos motivadas y motivados hacia algún logro u objetivo. Sin embargo, cada vez que recibimos un "me gusta", comentario o seguidor nuevo en nuestras redes sociales, se libera este neurotransmisor –y cuando publicamos algo que recibe muchas de estas respuestas, corremos el riesgo de caer en un ciclo de perseguir constantemente esa gratificación y validación.
Lo empecé a notar porque me encontré buscando mi celular con mucha más frecuencia, porque mi corazón palpitaba más rápido, porque me estaba costando concentrarme en una sola tarea, y hasta me encontré barajeando entre diferentes redes sociales para ver no solamente las reacciones a mi post, sino también contenido nuevo de manera constante. Y, no me gustó sentirme así.
No me gustó perder la intencionalidad en mi consumo de contenido. No me gustó sentir mi cuerpo acelerado cada vez que entraba a mi cuenta. No me gustó perder la capacidad para pensar. No me gustó notar a mi cuerpo inquieto y expectante. No me gustó que mi mundo interno fue invadido por una energía dispersa y externa. Creo que, sobre todo, eso es lo que no me gustó: que la inquietud, aceleración, movimiento agitado de mi cuerpo no tuviese nada que ver con algo de mi mundo interno –sino que fue impulsado por algo completamente externo y ajeno a mí.
Cuando escribí sobre esto en mi journal, recordé un podcast de la psiquiatra española Marian Rojas Estapé, que incluso recomendé en alguna de las ediciones pasadas, donde hablaba sobre el efecto TikTok en nuestro cerebro. Específicamente, me noté escribiendo sobre mi fuerza de voluntad, algo que ella menciona en este episodio que puede ser atrofiado por el sobre-uso de redes sociales. Escribiendo ahora mismo, creo que lo que no me gustó fue confrontarme con la posibilidad de que mi fuerza de voluntad pudiese ser impactada.
Durante esa semana que me encontré revisando redes sociales con mucha más frecuencia, así como consumiendo contenido de manera automático –incluso contenido que ni siquiera resuena conmigo. Y en ese aparentemente simple paso, me encontré abriéndole la puerta a viejos conocidos que hace rato no veía: comparación, insatisfacción, impulso al sobre-consumo, ambición ajena, mentalidad de escasez enfocándome en lo que "falta" o "no hay", ausencia de presencia e intencionalidad, por nombrar algunas.
Diametralmente opuesto a lo que nos invitaba a buscar en la edición anterior, me encontré reduciendo mi mente y mi mundo interno a un espacio demasiado angosto para mi gusto.
Escribir la edición anterior me dejó prestándole particular atención a todas las micro-decisiones que podía tomar en la semana para estirar mi mente:
hacer ejercicio temprano para activar mi cuerpo y mente
intencionalmente escuchar un podcast que fuese nutritivo para mí
monitorear mi cuerpo con cuidado y amor, en especial en redes sociales
meditar diariamente para calmar mi sistema nervioso central
hacer journaling frecuentemente para presenciar mi mente
depurar las cuentas que sigo (y marcar como "no me gusta" en TikTok las que no me aportan, para el algoritmo)
cerrar mi celular y leer mi nuevo libro antes de dormir
notar cómo mi cuerpo, mente y alma responden frente a lo que veo
tomar esa información como una valiosa brújula
priorizar más los vlogs en YouTube que TikToks al final del día –tienen un efecto demasiado calmante en mí
Es increíblemente tentador dejar de pensar(nos) en redes sociales –por acá escribí algo de esto. Seguir a alguien, darle like a su contenido, guardarlo y reenviárselo a alguien –en total– toma menos de un minuto. Es tan automático que se puede volver muy fácil perder la intencionalidad, presencia y congruencia en la dieta mediática. El tipo de contenido que consumimos, la manera en la que lo consumimos, la frecuencia con la cual lo consumimos –todo eso moldea nuestro mundo interno, nuestra forma de vernos a nosotras/os mismas/os, nuestra forma de ver el mundo y la manera como nos relacionamos con el mismo.
Annie Dillard escribió,
"Cómo navegamos nuestros días es, por supuesto, cómo navegamos nuestra vida. Lo que hacemos con esta hora, y con aquella, es lo que estamos haciendo.
Por mi parte, yo quiero navegar mis días con presencia e intencionalidad. Quiero ser una participante activa en mis días, y no meramente una observadora pasiva que es moldeada por lo que veo y siento en redes sociales –quiero ser yo quien moldeo lo que veo y siento. Quiero consumir contenido de una manera que me deje sintiéndome inquieta y dispersa, pero por toda la inspiración, creatividad y reflexión que despierta en mí –no por la descarga dopaminérgica que me deja queriendo buscar más de una recompensa neuronal. Quiero consumir contenido que estire mi mente, no que la haga angosta. Quiero proteger, a toda costa, mi capacidad de discernimiento para elegir el tipo de contenido que consumo dependiendo de lo que necesito y quiero: ya sea descanso, humor, inspiración, reflexión, o sensación de estiramiento.
Joy Sullivan escribió recientemente en un newsletter: "no puedes estar extremadamente en línea y ser profundamente creativo de forma simultánea." Y eso resonó conmigo. No tengo las respuestas claras, pero sí las preguntas, y eso ya es la mitad del camino recorrido. Todo lo que puse en el párrafo anterior, también habla del tipo de proyectos y contenido que yo quiero crear, también. Agradezco que este espacio se siente como un lugar lo suficientemente amplio para explorar y navegar estas sensaciones, lo suficientemente pausado para procesarlas con calma, y lo suficientemente distante del rápido, automático y urgente mundo de las redes sociales para seguir honrando mi propio ritmo.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
¿Para qué hacer journaling?
Esta semana publiqué algo en Instagram –basado en este Substack de Katherine May– donde enumeré siete razones por las cuales podemos empezar a hacer journaling. Algunas personas se me han acercado para preguntarme de qué se trata hacer journaling, cuáles son sus beneficios y cómo incorporar este ritual en nuestro día a día. Es mi intención seguir subiendo contenido para educar sobre esta valiosísima herramienta que, en mi experiencia personal, trae un sinfin de regalos emocionales, relacionales y existenciales para quienes lo practicamos.
Puedes ver el post completo haciendo clic abajo:
¡Última llamada para nuestra sesión en vivo!
Mañana sábado 27 de julio estaremos teniendo nuestra sesión mensual de acompañar, nuestro club de journaling. Estaremos usando el material reflexivo de Inside Out 2 como una base para mirar hacia adentro y pensar(nos) en nuestra relación con las emociones. La sesión dura alrededor de dos horas, y esta será nuestra agenda:
mini-clase #1 - donde hablaré sobre la poderosa simbología en Inside Out 2 y las lecciones emocionales que nos invita a internalizar la película
journaling break #1 - sesión guiada de journaling donde compartiré preguntas reflexivas para aterrizar esas lecciones en tu propia vida
mini-clase #2 - donde hablaré sobre el impacto de la relación con nuestras emociones en nuestro sentido de identidad y compartiré la mirada crítica que hay sobre la película para identificar las limitaciones que tiene
journaling break #2 - sesión guiada de journaling donde te ofrezco preguntas para pensar sobre cómo tus emociones han moldeado tu propio sentido de identidad
espacio reflexivo comunitario* - donde compartiremos hallazgos, preguntas, dudas, sensaciones y reflexiones sobre el tema y/o la experiencia de hacer journaling
*toda la sesión queda grabada y almacenada en nuestra videoteca, con la excepción del espacio reflexivo comunitario, para proteger y cuidar la vulnerabilidad y confidencialidad de lo que se comparte.
Si esto suena como algo que te gustaría regalarte y probar, me encantaría verte mañana en la sesión en vivo. Para participar, solo debes actualizar tu membresía (de gratuita a pagada), eligiendo la opción de pago que mejor te convenga: un pago recurrente mensual de $10 o un solo pago anual de $100. Y, cualquier duda, ya sabes donde estoy.
Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Libro
The Year of Magical Thinking (Joan Didion)
Este libro había estado en mi lista desde hace rato, y finalmente llegó el momento para leerlo. Ganó el premio nacional de lectura en Estados Unidos en el 2005 y, desde entonces, ha sido admirado como la memoria de duelo por excelencia. En el mismo, Joan Didion relata con completa honestidad y franqueza su primer año de duelo después que falleció su esposo, John. El título alude al pensamiento mágico que es característico en el proceso de duelo: como el cerebro en dolor puede sostener dos verdades mutuamente excluyentes al mismo tiempo.
Me tomó mucho tiempo terminarlo, porque me encontré en absoluta ambivalencia emocional leyéndolo: sin poder abrirlo y sin poder soltarlo. Supongo que es una metáfora de cómo se ha sentido este proceso también para mí: la resistencia de mirar al dolor a la cara y no poder quitar la mirada cuando nuestros ojos se encuentran. Mi querida Zaida de Lapso me preguntó qué tal estaba, a lo que le contesté: devastador, real, necesario y maravilloso.
Puedes adquirirlo haciendo clic abajo. (Si compras el libro con este link, donas una pequeña parte a las librerías independientes y obtengo una pequeña comisión por recomendártelo.)
Newsletter
Grief is healing in motion (Toko-pa Turner)
A veces te topas con piezas tan hermosas, que siguen resonando en ti incluso días después; esta fue una de ellas. Le brinda una luz fresca y amorosa al turbulento proceso de duelo. Las últimas líneas de este breve, pero poderoso escrito, fueron particularmente movilizadoras para mí:
¿Alguna vez has notado cuán hermosa es una persona después de que llora? Como si fuesen hechos nuevos otra vez por un bautizo de lágrimas. En efecto, cuando algo atorado se libera a través del duelo, también estamos liberando una mayor capacidad de amor.
Simplemente precioso. Léelo haciendo clic abajo.
Podcast
Alanis Morissette on Highly Sensitive People & Empaths (We Can Do Hard Things)
Yo he escrito anteriormente sobre mi sospecha de ser una persona altamente sensible (por aquí y por acá, por nombrar algunos lugares). Si bien nunca he buscado ni recibido un diagnóstico "formal", siempre que leo sobre sobre la hipersensibilidad emocional, me siento identificada y vista. Este episodio lo había tenido guardado desde hace algún tiempo, pero no lo había escuchado –el viernes pasado fue el día, y qué bien me siento de haberlo escuchado por completo.
No tenía idea que Alanis Morissette era una mujer tan llena de sabiduría experiencial y emocional (aunque, no fue una sorpresa para nada, tomando en cuenta la increíble cantautora que es). En este episodio, la artista habla sobre su propia experiencia siendo una persona altamente sensible, cómo la conciencia de esta característica ha impactado sus relaciones y la forma en la que navega el mundo, lo desafiante que puede ser reclamar la quietud en un mundo que premia el ruido (y patologiza el silencio, también), y su forma de ver y entender la energía femenina y masculina. En fin, un episodio que fue muy nutritivo para mi mente y para mi alma, que me he encontrado compartiendo y digiriendo en esta última semana.
Puedes escucharlo haciendo clic abajo.
¿Qué has estado leyendo, escuchando o viendo recientemente que te ha encantado?
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♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Aprecio que tu newsletter para mi se sienta como un recordatorio que es valido querer una vida sencilla.
-CS, en respuesta a mi última entrada "Redescubriendo la magia de estirar"
Para escribir en tu journal
- ¿Cómo se ve tu dieta mediática en este momento?
- ¿Cómo se siente tu dieta mediática en este momento?
- ¿Qué evoca en ti estas reflexiones?
Reenvíaselo a alguien cuya presencia digital se sienta nutritiva y te llene de bienestar.
Si estás visitando, recuerda suscribirte aquí.
Un abrazo,
Mariana♥️
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