Las moneditas de la vulnerabilidad🪙

Las moneditas de la vulnerabilidad🪙

O tardes, o noches –dependiendo de la hora en la que me estás leyendo. ¿Cómo estás el día de hoy? ¿Cómo ha estado tu semana? La semana pasada te comenté que el mes de junio siempre sirve como una oportunidad para pensar en cómo te sientes con la forma en la que has vivido la primera mitad del año, lo cual implícitamente significa que también sirve como una invitación para pensar en cómo quieres vivir la segunda mitad del año. Estoy resistiendo la tentación de escribir de lo "que has logrado" o "lo que has conseguido", porque creo que es un lenguaje + perspectiva de productividad que llevo muy internalizado y que intento fuertemente desafiar. Sin embargo, a veces sale, y creo que es importante compartirte mi proceso para poner en evidencia de cómo todas y todos estamos en constante deconstrucción y desaprendizaje.

Para mí, es un poco más compasivo hablar sobre nuestra experiencia emocional en estos primeros 6 meses (cómo ha sido, cómo la hemos vivido, con quién la hemos compartido, y si se ha sentido congruente con quienes somos); para empezar a pensar en cómo nos gustaría que sea nuestra experiencia emocional los próximos 6 meses. Si bien, las emociones no se controlan, sí se pueden aprender a manejar. Pero, primero tenemos que identificar qué emociones han aparecido e intentar –dentro de lo posible– de nombrarlas, para ir poco a poco trazando una ruta que nos permita vivir con esa emoción de una manera un poco más sana.

Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición, ¿te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?


Es de nuevo viernes, y eso significa que (nuevamente) me robo las analogías de mis amigos para escribir la reflexión de esta semana. En esta ocasión, el patrocinador de la analogía de hoy es mi querido amigo Joshua, a quien quiero (y extraño) muchísimo. Es un acuerdo implícito que cualquier conversación personal que tengo con alguien, puede y será usada como inspiración para mi newsletter semanal.

Así que... ya saben.

El otro día, estaba hablando con Joshua sobre cómo vamos desarrollando los criterios de con quienes nos permitimos ser vulnerables. Y en la mitad de la conversación, él me compartió su forma de verlo, que me encantó:

"la vulnerabilidad es como cuando tienes moneditas, como cuando estás jugando en una sala de juegos; y, a veces hay situaciones/relaciones/experiencias donde llega un momento y se te acaban las moneditas y te toca darte cuenta que ya no te quedan más moneditas de vulnerabilidad."

Asumo que notó en mi cara el plan maquiavélico de robarme su analogía para mi próximo newsletter, lo cual luego le conté explícitamente que haría. Brené Brownque es LA persona a la que acudo cuando quiero hablar de vulnerabilidad– describe la vulnerabilidad como la emoción que sentimos cuando hacemos algo que nos invita a perder el control, lo cual nos hace sentir incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Si esas tres condiciones están presentes, es muy probable que estoy practicando la vulnerabilidad.

Tengo un poco de recelo usando términos económicos/financieros para hablar sobre temas del mundo interno, pero me daré permiso de hacerlo hoy porque creo que ejemplifican de una buena manera a lo que me refiero –incluso, ahora que lo pienso, no es la primera vez que uso estos términos para el mundo interno. Hace dos años, escribí sobre cómo hacer un presupuesto emocional, así que quizás esta reflexión es una continuación a ese newsletter (tranqui, no voy a hablar de bitcoins ni crypto ni nada de eso, porque en verdad de a milagro entiendo el curso basiquito de finanzas).

Necesito moneditas.

Ajá, de vuelta a las moneditas de vulnerabilidad.

Cuando escuché esta frase, lo primero que pensé es cómo la vulnerabilidad es una forma de moneda (me refiero a divisa, o currency); cómo estas moneditas de vulnerabilidad nos permiten ganar ciertas experiencias emocionales; así como, cómo podemos invertir con ellas en nuestras relaciones personales. Brené Brown habló sobre algo similar cuando comparó la confianza con un frasco de canicas: una metáfora que usaba con su hija para describir cómo ciertas actitudes que tenemos con las demás personas van agregando a un frasco de canicas de confianza (mostrar interés, dar de tu tiempo, mostrar aprecio, escuchar sin juicio); y, a su vez, hay ciertas actitudes que van quitando confianza (romper confidencialidad, relaciones y/o conversaciones no equitativas, tener expectativas irreales, entre otras).

Creo que algo similar ocurre en nuestras relaciones (que es el lugar ideal para practicar la vulnerabilidad): nuestras relaciones significativas y sanas nos permiten ganar moneditas que, luego, podemos elegir invertir nuevamente en fortalecer aún más nuestras relaciones significativas. Lo curioso del mundo relacional, o lo que he aprendido, es que el mundo interno no sabe diferenciar de dónde vienen esas moneditas. Es decir, no sabe si hay moneditas de vulnerabilidad por una relación sana con tus cuidadores primarios; o por una relación estrecha con una maestra en el colegio; o por una relación amorosa que fue sana; o por una relación de amistad que nos permitió sentirnos vistas y amadas/os. Lo que he encontrado –en mi experiencia personal y profesional– es que el mundo interno recoge todas las moneditas de vulnerabilidad, y así mismo no discrimina sobre el lugar donde las va a invertir. Es decir que las moneditas de vulnerabilidad que conseguí en una relación sana con mis madres o padres, pueden ser (y suelen ser) las moneditas de vulnerabilidad que uso en mis relaciones amorosoas o de amistad.

Escribiendo esto, pensé en lo que Joshua me decía sobre las salas de juegos –esos lugares con múltiples maquinitas de juego donde, para jugar, tenías que insertar una moneda. Quizás voy a 'tirar la cédula' (frase panameña que explica cómo estoy apunto de decir algo que revelará mi edad) un poco con lo que te voy a compartir hoy, pero cuando yo era pre-adolescente/adolescente había un lugar de juegos (tipo arcade) al cual amaba a ir: Extreme Planet (quienes crecieron en los 90s y 00s en la Ciudad de Panamá saben exactamente a lo que me refiero). Tu comprabas una determinada cantidad de "tokens" (que eran las moneditas de Extreme Planet), y con ellas jugabas diferentes juegos. Si ganabas puntos, te ganabas unos tiquetitos que luego podías canjear por diferentes premios. A veces, canjeabas los tiquetitos el mismo día, y a veces –si había un premio súper grande que querías– comprabas más tokens para jugar más juegos y por ende, ganar más tiquetitos que te permitieran canejar el premio anhelado.

Quiero que, por un momento, imaginemos nuestro mundo interno como un Extreme Planet o lugar de juegos (puedes usar el equivalente de eso en tu país), y en todos los pasos que tienen que ocurrir antes de reclamar tu premio.

Primero: conseguir moneditas.

Primero, debes comprar moneditas para usarlas –es decir, que debes hacer un gasto (lo cual en este paso es visto como una inversión, porque tenemos la esperanza de que nos va a ofrecer tiquetitos, con los cuales luego podemos canjear el premio). Imagino que esta inversión emocional se puede ver, por ejemplo, en abrirnos a conocer a alguien nuevo y esa sensación de curiosidad con la cual podemos empezar a entablar esta nueva relación. Y –aunque se sienta incierto, riesgoso, y de exposición emocional– elegimos hacerlo porque hay una parte de nosotras y nosotros que quiere creer en el potencial que esa persona (sin importar la índole de la relación) puede traer a nuestra vida. Sí, es un gasto y es trabajo, pero también puede ser inversión.

Segundo: los tiquetitos.

No sé si te pasaba a ti, pero yo sabía en qué juegos yo ganaba más tiquetitos que en otros. Y estos solían los primeros juegos a los que me acercaba o incluso a los que iba cuando me quedaban pocas moneditas. Imagino algo similar ocurre en nuestras relaciones personales: aquellas que han sido más duraderas en el tiempo, porque quizás nos han ofrecido más tiquetitos emocionales, y suelen ser las relaciones a las cuales regresamos cuando la cosa está apretada, cuando estamos pasando por un momento difícil o cuando identificamos que nuestras necesidades emocionales merecen ser cubiertas. Y, a su vez, todas y todos hemos aprendido que hay ciertas relaciones de las que obtenemos más tiquetitos emocionales que otras.

Eso, en sí (y como me decía una increíble terapeuta que tuve una vez) no es ni bueno ni malo –es. Así como a ciertas maquinitas para las que yo era mejor que otras, hay ciertas relaciones que funcionan y otras que no. Y hay ciertas relaciones que existen para ciertas cosas, y otras que existen para ciertas otras.  Lo que he encontrado, es que las relaciones donde nos sentimos con mayor libertad de ser nosotras y nosotros; donde nos sentimos escuchadas/os sin juicio ni culpa; y donde se nos extiende compasión y empatía en momentos difíciles, suelen ser las relaciones que más tiquetitos emocionales nos dan. Y, como todo, es importante recordar la reciprocidad: para que salgan esos tiquetitos, yo tengo que invertir con moneditas de vulnerabilidad, y viceversa. Así es como se construyen relaciones sanas.

Y, lo último: los premios

La razón principal por la cual repetimos el ciclo de moneditas de vulnerabilidad + tiquetitos emocionales una y otra vez: los premios. La diferencia, es que los premios del Extreme Planet (o lugar de juegos de tu elección) del mundo interno no siempre son tangibles, ni visibles. La gran mayoría de las veces –por no decir siempre– estos premios no se ven. Se sienten. La razón que hace que mi inversión de vulnerabilidad valga la pena es lo que siento cuando comparto esa vulnerabilidad. Y, los verdaderos premios son: amor, confianza, pertenencia, cariño. Si queremos ponerlos en términos neuropsicológicos (ya me imagino a mis queridas Xochitl + Gaby felices con esta parte): oxitocina.

Cada vez que yo me siento vista/o, escuchada/o, entendida/o, valorada/o, validada/o, querida/o, apreciada/o cuando muestro las partes de mi mundo interno que más difícil se me hacen compartir –estoy recibiendo un premio relacional que me motiva a seguir compartiendo mi vulnerabilidad. Y si, por el contrario, no recibo esto, se dificulta la posibilidad de tener un vínculo sano + significativo + recíproco + simétrico que me motive querer volver a iniciar el ciclo de inversión emocional nuevamente.

Mi intención con la reflexión de hoy va por dos lados. El primero, es invitarte a repensar en tu vulnerabilidad como una monedita (algo preciado) con el potencial de invertir para dar lugar a algo emocionalmente muy gratificante. Tal y como dice Brené Brown, nuestra vulnerabilidad tiene límites y no es para todo el mundo ni para todo momento –y la única manera de ir refinando esto, es ir conociéndonos cada vez más, adentrándonos a nuestro mundo interno para ir afinando esta brújula interna que nos vaya diciendo por dónde sí es.

El segundo, es invitarte a abrirte para compartir tu vulnerabilidad con otras y otros. Entramos y salimos de este mundo en relación, y es a través de nuestras relaciones significativas y sanas que podemos empezar a volver a reabastecernos de moneditas de vulnerabilidad nuevamente. Así que, aunque sea incierto, sea un riesgo y sea incómodo porque nos pide exponernos emocionalmente –esta vulnerabilidad es también "el lugar de nacimiento del amor, la pertenencia, la felicidad, la valentía, la creatividad y la empatía" (la Brené Brown de nuevo con todo, ¡caray que es sabia esta mujer!). Así que, mi invitación es tener apertura y curiosidad, y creer en el potencial sanador de nuestras relaciones –a lo largo de nuestra vida.

Mi gentil recorderis para el día de hoy:

"Aférrate a aquellas/os en tu vida que se preocupan. Aquellas/os que vierten una cantidad imesurable de valentía en tu corazón –que se te olvida lo que siente sentir miedo. Aquellas/os que con gracia te toman de la mano en la mitad de tu desorden. Aquellas/os con la capacidad e inteligencia emocional de creer en tu proceso de sanar, en tu expansión. Aquellas/os que te escuchan con la suavidad de su corazón –la gente amable. Aférrate a ellas/os en tu vida que se aferran a ti." - hermosas y movilizadoras palabras por @iamjtorres_

Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:

E002: ¿Es la vulnerabilidad una debilidad?


¡Ya tenemos tema para nuestro próximo Acompañar!

Si no sabes qué es Acompañar, te cuento rápido: es un espacio comunitario donde hacemos una sesión de journalling al mes sobre diversos temas. Hemos cubierto: cómo explorar mi mundo interno, cómo darnos permiso para sentir y cómo relacionarnos desde un lugar más sano, entre otras. Y, ya tenemos tema para nuestra sesión de este mes que será el sábado 25 de junio a las 9:30 a.m (hora Panamá):

"Reaprendiendo a manejar expectativas", donde hablaremos sobre las expectativas que solemos poner del mundo, lo que estas expectativas (cuando no son satisfechas) nos hacen sentir, y cómo reaprender a manejarlas.

Para participar, sólo debes actualizar tu membresía haciendo clic abajo. Cualquier pregunta, duda o comentario, estoy súper a la orden (solo contesta este correo para mandarme tus preguntas). ¡Te espero!


Ringo, tqm♥️

Debo confesar que desde que vi Get Back, la serie documental de los Beatles (del que escribí por acá), he encontrado un nuevo aprecio y cariño por Ringo Starr. Así que, me fui de curiosa a explorar quién era él –musicalmente hablando– fuera de los Beatles, y me topé con su álbum Good Night Vienna. He estado gravitando muchísimo hacia él y me saca una sonrisota cada vez que lo escucho, así que te lo quiero compartir el día de hoy:

Good Night Vienna (1974)

♥️Amorcito que recibe Adentro♥️

"Me ENCANTA tu newsletter–lo leo todas las semanas y suelo discutirlo con mi maestra de Español :)" - Mari Andrew, una de mis escritoras y artistas favoritas (a quien he compartido mucho por aquí) lee mi newsletter y yo todavía no puedo con eso. Corazón absolutamente llenito!! 

Para escribir en tu journal:  

  1. ¿Dónde estás invirtiendo tus moneditas de vulnerabilidad?
  2. ¿Cómo se ven los tiquetitos emocionales para TI?
  3. ¿Qué premios relacionales ganas con este trabajo?

Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.

¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!

Reenvíaselo a alguien con quien ganas muchos tiquetitos emocionales y premios relacionales.

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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!

Un abrazo,

Mariana♥️

Mariana Plata Rovetto

Mariana Plata Rovetto

Psicoterapeuta y educadora. Con la profunda misión e intención de facilitar el hacer sentido de nuestro mundo interno.
Panama