Redefiniendo eso de "superar" algo🧶
¿Cómo te ha tratado esta semana? ¿Cómo cerraste el mes de enero y abriste el mes de febrero? ¿Qué te has permitido sentir y procesar mientras avanzamos en el 2022? No sé si es porque recibimos el 2022 en una nueva ola pandémica o una nueva perspectiva de madurez (aka, la éda), pero he sentido el mes de enero como una continuación del 2021. Como un mes de 'práctica', casi. Un mes donde he podido implementar ciertos rituales (que en algún otro newsletter te contaré), y he ido ajustando de a poquito. Y ahora que lo escribo, quizás será lindo implementar esta perspectiva de 'ensayo y error' a todos mis meses. Como sea que estés recibiendo este nuevo mes, espero que hayas desaprendido y reaprendido muchos de los ensayos de enero + te estés dando permiso de crecer con los errores.
¿Cómo sabemos que hemos "superado" algo? ¿Qué significa "superar" algo? ¿Es posible "superar" algo que nos transformó?
Estas son algunas de las preguntas que he tenido en mente esta semana después de una conversa con mis hermanas, Maricarmen y Marisol. He pensado sobre los momentos difíciles que la sociedad, con frecuencia, nos dice que debemos "superar" y me he preguntado si quizás lo hemos percibido de una manera inadecuada. ¿Será que, quizás, no es que tenemos que "superar" ese algo? ¿Será que, quizás, es más bien reaprender cómo vivir con ello y dejarnos ser movidos y movidas emocionalmente por los recuerdos de lo que fue y ya no es? ¿Será que, quizás, nuestra energía está mejor invertida en monitorear cómo esos recuerdos se cuelan en nuestro 'aquí y ahora' en lugar de intentar hacerlos desaparecer y "superarlos" como si nunca hubiesen pasado?
Estoy tratando de ser muy cuidadosa de no nombrar ese "algo" al que me refiero que la sociedad nos intenta convencer que tenemos que superar. Para algunas y algunos pudiese ser una relación pasada, para otras pudiese ser un sueño frustrado, para otros pudiese ser el duelo de un ser querido, y para algunos pudiese ser un evento que fue vivido de manera muy dolorosa. Y me encuentro preguntándome: cuando alguien nos dice que tenemos que "superar" algo, ¿para quién es ese mensaje? ¿Es para la persona quién se encuentra aún procesando ese 'algo'? O, ¿es para quién le escucha? Y de ser la segunda opción, ¿es porque desea aliviar el dolor de la otra persona o porque le resulta incómodo el dolor del otro?
Yo he estado en los dos lados de esa conversación: desde la persona que recibe el comentario de "ya supéralo" y la persona que ha dicho "pero bueno, piensa en lo positivo..." a mis seres queridos. Y puedo confirmar que, en el primer ejemplo, se siente sumamente frustrante cuando le estás contando algo vulnerable a alguien y su respuesta te hace sentir como si tuvieses que atravesarlo rápidamente. Y en el segundo ejemplo, puedo confirmar que aunque mi intención no fue hacer a la otra persona sentirse como si lo que está sintiendo es irrelevante, sí quise alejarme de la incomodidad que es presenciar el dolor ajeno. Y quizás, pensándolo ahora, moverme rápidamente de ahí para que esa persona ya no se sintiera triste. Pero, ¿qué pasa, si ponerlo afuera ya es una forma de procesar? ¿Qué pasa si mi lugar al escuchar el dolor del otro, es simplemente ser testigo de su proceso? Aparte, ¿quién soy yo para determinar el "fin" del proceso de alguien más?
Ya sabes cómo soy con las palabras, y tengo tiempo que esa palabra "superar" me ha hecho ruido. En especial cuando la colocas en el mundo interno, agregándose a la lista de palabras que tampoco me gustan ahí: debes, tienes, siempre, nunca, todo, nada, por nombrar algunas. Y ahora pensándolo, lo que todas estas palabras tienen en común es que son absolutas. Hablan de una finalidad concreta, tangible y absoluta. Y nuestro mundo interno, nuestras emociones, nuestras experiencias, nuestras historias, nuestros recuerdos y cómo todo esto se cuela en el aquí y ahora, no es ni concreto ni tangible ni absoluto. Está en constante cambio, es abstracto y cíclico. No es una finalidad, es un proceso que va todos los días tomando una forma distinta.
Tal cual nos recuerda Mimi (así le dicen a Mariah Carey, por si acaso), todas estas experiencias de vida –en especial las dolorosas y difíciles– nos han transformado. Creo que a veces cuando agregamos la palabra "superar" a esta narrativa, nos estamos alejando de explorar cómo nos estamos sintiendo con ese recuerdo hoy. Y en ese proceso, permitirnos la oportunidad de aún sentir retazos de un duelo que sigue procesándose. Si el duelo (E017 de mi podcast) –que suele ser la emoción asociada con ese 'algo' que la sociedad nos pide superar– no tiene una línea de tiempo o un punto final, ¿qué es eso realmente que tenemos que "superar"?
Al escribir esto, me acuerdo de una de las frases célebres de Wandavision:
Ese "algo" que la sociedad nos pide muchas veces superar son experiencias cargadas de dolor y amor: sueños que no se cumplieron; relaciones que no perduraron; pérdidas físicas que nos remueven hasta el alma; mudanzas que nos sacudieron las placas tectónicas de nuestro mundo interno; entre muchas otras más. Duelen porque estuvieron cargadas de amor. Superar el dolor también significaría superar el amor y me pregunto yo: ¿con qué nos quedamos entonces?
Quiero ser muy clara que con este newsletter y con esta reflexión de "superar algo" no estoy incluyendo aquí eventos traumáticos ni experiencias de violencia, pues creo que son inadmisibles y me parece imprudente romantizarlos para verles el lado bueno. Mi intención con el escrito de hoy es invitarte a dejar entrar esas experiencias difíciles y tumultuosas que son parte de la vida cotidiana, cuando sea que ellas quieran ser parte de nuestro presente.
Una puede ser feliz con la vida que tiene y al mismo tiempo extrañar a alguien que formó una parte de su vida. Uno puede sentir felicidad y regocijo frente al nacimiento del bebé y al mismo tiempo permitirse la tristeza de no tener hijos. Una puede emocionarse con todos los logros profesionales de sus hijos e hijas, y al mismo tiempo sentir arrepentimiento de no haber perseguido los suyos. Y así me puedo imaginar un sinfín de escenarios emocionales más que ponen en evidencia la riqueza de nuestro mundo interno, la complejidad de nuestra humanidad y el enmarañado proceso que es darse permiso de vivir.
Nuestra pluralidad emocional nos demuestra que nos estamos abriendo a experimentar y sentir cada una de las experiencias que esta vida nos trae. La vivencia en el presente de tristezas y dolores de capítulos pasados de nuestra vida, nos recuerdan que somos hechas y hechos de carne y hueso, que somos seres que sienten y recuerdan. ¿Por qué queremos apagar eso? ¿Para qué?
Si "superar" algo significa eliminar recuerdos, desaprendizajes, reaprendizajes, transformaciones, emociones y pluralidad interna –entonces no me interesa. No me interesa una vida donde no me permito ser movida y recordada que tengo capítulos complejos y hermosos que me han llevado al lugar donde estoy hoy en día. No me interesa una vida donde quiero tapar e ignorar las experiencias de hoy que revuelven experiencias del ayer, en lugar de mirarlas con curiosidad y extenderles auto-compasión para explorar qué están evocando en mí. No me interesa una vida donde elijo (o intento controlar) qué emociones me doy permiso de sentir y qué emociones no. No me interesa una vida con la que me relaciono desde un lugar tan binario o rígido, en especial cuando mi mundo interno se siente tan rico y complejo –¡y así me encanta!
Llegando a la última parte de esta reflexión, se me viene a la mente una característica que admiro mucho en las personas que se están recuperando de una adicción. Cuando asisten a sus grupos de apoyo, se les suele pedir que después de presentarse usen la frase "...y soy adicto o adicta en recuperación". Por más sencilla que suene, me parece una frase tan poderosa porque no solo están reconociendo y asumiendo la responsabilidad que viven con dicha condición sino que también reconocen que están en proceso de recuperación. No se les pide que "lo superen", lo que sí se les pide es que –sin importar cuánto tiempo han estado en recuparación– reconozcan que están trabajando en su recuperación.
Mi invitación hoy es alejarnos un poco de ese concepto tan rígido de "superar" y darnos permiso de estar en constante recuperación. Habrán días más fáciles que otros que nos permitan sobrellevar los recuerdos dolorosos, y donde sea que estés hoy es indicador de cómo lo sientes –y eso siempre es válido. Y así como las valientes personas en recuperación, démonos permiso de dejarnos acompañar de nuestros seres queridos y sistemas de apoyo mientras navegamos esas experiencias y recuerdos, que para eso es la vida también: para sentirla en compañía.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si te gustó Encanto, ¡quizás la sesión de Acompañar de este mes para ti! En nuestra sesión de journalling de este mes, estaremos explorando la casa Madrigal como si fuera nuestro propio mundo interno.
¿Cuáles rinconcitos se sienten mágicos?
¿Cuáles rinconcitos nos frustran porque no sabemos qué hacer con ellos?
¿Qué personajes de la familia Madrigal habitan en nuestro mundo interno?
¿Cuáles tienen una voz más predominante que otros?
¿Cómo darle voz (y a su vez, su regalo) a las otras partes?
Estas son algunas de las preguntas que estaremos explorando así que si te interesa, actualiza tu membresía para ser parte de este espacio tan lindo y especial. ¡Te espero!
Me da tristeza compartir mi recomendación de hoy porque es una serie que, por alguna razón, solo me vi la primera temporada cuando salió. Y cuando la redescubrí recientemente, me devoré la segunda y tercera temporada solo para enterarme que ya no habrán más :(. Pero, no puedo no recomendarla. Shrill (disponible en Hulu y HBO Max) explora las experiencias de vida de una mujer mientras navega relaciones, amistades, imagen corporal, trabajos y familia. Está creada, dirigida y protagonizada por mujeres, así que hacen un trabajo excepcional de capturar las sutilezas de todas estas áreas en la vida de Annie, protagonizada por la insuperable y brillante Aidy Bryant.
¡Recomendadísima! Para reír, llorar y sentir de todo.
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
"Me ha gustado mucho la reflexión sobre la era digital, muchas personas se sienten invencibles detrás de una pantalla. Interactuar sin perder la empatía y la humanidad nos hace personas responsables emocionalmente de lo que decimos." - Amelia C.
Para escribir en tu journal:
- ¿Qué experiencias están en proceso de recuperación?
- ¿Cómo puedo darme permiso de vivírmelas así?
- ¿Quién en mi vida es un espacio seguro para compartirlo?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!
Reenvíaselo a alguien que está en proceso de recuperación de algo y que crees que pueda recibir estas palabras desde un lugar compasivo y amoroso.
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️
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