No hay laboratorios para el mundo interno🧪
Honrando la emoción que más estoy sintiendo en este momento, hoy elijo iniciar el newsletter de manera distinta. Nos metieron un gol esta semana –y no me refiero al juego de Panamá; me refiero al contrato de Minera Panamá que fue aprobado en primer debate. La falta de transparencia y de liderazgo vulnerable de este gobierno –sin mencionar la falta de respeto al país en llevar con tanta irresponsabilidad un debate tan profundo y multi-capa como este– que han dado como resultados un proceso "opaco" (como bien describió la ex vice-alcaldesa y activista ambiental, Raisa Banfield), me parece profundamente preocupante.
En demasiadas ocasiones, este sistema ha dejado clara su postura de sobreponer los intereses económicos del país por encima a los demás –sociales, emocionales, humanos y, en este caso, ambientales. Panamá, un país rico en su biodiversidad y en su abundancia vegetal, corre el riesgo a ser vilmente transformada por este contrato. Siento que es una herida intergeneracional, cultural e histórica la que vivimos: ser un país de tránsito, en constante protección y defensa de su soberanía.
No sé Uds., pero se acercan las elecciones y me siento cada vez más rigurosa, recelosa y –disculpen el francés– jodida sobre a quién le doy mi voto (en cada uno de los puestos de liderazgo, porque nos merecemos diputadas/os + alcaldes + presidente honradas/os). Nos merecemos a líderes que nos cuiden y que no hayan sido infectados por el virus de la corrupción. Estoy lista para hacer mi tarea, ¿y tú?
También, estoy lista para compartir contigo la reflexión de hoy –porque ambas cosas pueden coexistir: mi frustración y enojo con las personas ineptas que manejan a este país, así como mi deseo de compartir contigo una mirada hacia adentro a través de este espacio. ¿Te parece si honramos ambas?
El news de hoy es sobre lo que pensé la última vez que me hice laboratorios médicos:
- 🧪Escribo sobre cómo esto me hizo reflexionar sobre mi mundo interno
- 📓Te cuento sobre el epi más reciente y la próxima sesión de acompañar
- 📰Te comparto mis recomendaciones de esta semana
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición –una canción soulful para tranquilizar al sistema nervioso central. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
A finales del año pasado hice una revisión de cómo se sentían distintas áreas de mi vida –un ejercicio que incluí en el taller de fin de año, en transición, que dicté en diciembre del 2022. En esta revisión, me extendí gratitud por las áreas en las que me había enfocado y trabajado intencionalmente durante el año; y, también, me extendí compromiso y responsabilidad a dedicarle energía intencional a aquellas áreas que no se habían llevado tanta de mi atención.
Esto me llevó a iniciar mi 2023 con un deseo de enfocar, con intencionalidad, mi tiempo hacia el cuidado de mi salud física. Creo que no es poco común para las personas que trabajamos con la mente, que a veces se nos olvide que también tenemos un cuerpo que merece atención, escucha, cariño y energía.
Parte de esa misión de compartir mi atención a mi cuerpo y salud física, me ha llevado a incorporar el monitoreo a través de laboratorios médicos. Ha sido súper interesante notar el cambio de perspectiva que he tenido sobre los laboratorios y pasar del temor al resultado, a la apertura y curiosidad. Creo que mucho se ha debido a que he intencionalmente elegido a profesionales de salud con un abordaje muy similar al mío, que en lugar de relacionarse con el juicio o la vergüenza a los resultados (que también es común en la medicina convencional), se han conectado desde un lugar preventivo y amable.
Eso, por supuesto, ha hecho que yo me pueda extender eso a mí misma. Y, fue revelador para mí darme cuenta que los laboratorios médicos –más que ser una sentencia definitiva a la salud– podrían ser guías que me van contando cómo está comportándose mi cuerpo internamente. Fue particularmente asombroso, por ejemplo, pillarme a mí misma celebrando que los resultados de laboratorio estaban diferentes (mejores y más sanos) después de algunos meses de estar haciendo algunos ajustes a mis hábitos y a mi estilo de vida.
Me sorprendí de estar celebrando unos resultados de laboratorio, porque creo que es la primera vez que me estaba relacionando con mi salud física de esa manera. Me sorprendí de estarme relacionando con mi cuerpo no necesariamente desde el cómo se ve –una métrica que pienso que es absolutamente impuesta por la sociedad en la que vivimos– sino desde el cómo se siente; incluso, desde el cómo no se ve, porque la vitamina D, hemoglobina, e indicadores hormonales no son elementos fácilmente identificables.
Me sorprendí y alegré con la manera en la que empecé a reconciliarme con esta área en mi vida, y creo que empecé a sentirme más tranquila por la claridad que este nuevo enfoque le estaba dando a mi vida. Empecé a darme cuenta cómo se siente que mis niveles hormonales estén más balanceados, por ejemplo; o, qué indicadores debo seguir monitoreando. Hacerme mis laboratorios –con una frecuencia regular y consistente– me ha dado claridad sobre las pequeñas (pero, en realidad, grandes) cosas que puedo empezar a hacer para mi salud.
Porque soy como soy, indudablemente pensé si algo similar pudiera replicarse en el mundo interno. ¿Cómo se verían estos valores? ¿Cuál es el equivalente de la insulina o la progesterona para el mundo interno? ¿Hay métricas para esto? ¿Cómo se podrían evaluar? ¿Cómo se podrían monitorear? Y, aunque ya te di spoilers con el título de este news, no creo que existe una manera de replicar exactamente esto en el mundo interno –y no creo que eso sea algo malo.
Por supuesto que hay pruebas psicológicas que nos pueden dar valores cuantitativos sobre distintos elementos de nuestra salud mental. Hay pruebas para medir bienestar, estrés, tristeza, enojo, estilo de apego, ansiedad, funciones cognitivas, entre muchos otros elementos más. Y estas pruebas nos dan una representación numérica y estandarizada sobre esos valores. Pero –similar a los laboratorios médicos– suelen darnos un pantallazo de esos elementos en nuestras vidas en ese momento. Y, debo confesar que hay algo sobre utilizarlos como una métrica de nuestra vida que no me hace mucho sentido.
Nota de la autora: siento un poco de ansiedad mencionando esto, porque mi intención no es demonizar las pruebas psicológicas. Al contrario, creo que tienen una función y un uso en el entendimiento de nuestra mente, pero me parece ambicioso querer usarlas para monitorearnos –quizás de la manera en la que podemos usar los laboratorios médicos, por ejemplo.
Creo que me resulta difícil extrapolar el uso de los laboratorios médicos a nuestro mundo interno porque, a diferencia de los valores absolutos que miden los laboratorios médicos, los elementos de nuestro mundo interno no son unidimensionales. No es posible "medir" nuestra integridad, ni la simetría y reciprocidad de nuestras relaciones, ni nuestra presencia en el aquí y ahora, ni la forma en la que navegamos transiciones, ni la forma en la que el perfeccionismo aparece en nuestra vida y cómo nos sentimos al respecto.
No es posible obtener un número en esos elementos –tan vividos, sentidos, únicos, experienciales, complejos y contextualizados– para luego interpretar si está fuera o dentro de la norma, porque esas "métricas" son demasiado subjetivas. No son cuantificables, sino vivenciales.
Creo que lo que estoy intentando decir es que el trabajo del mundo interno quizás es seguir pensándonos para que, a partir de ahí, descifremos cuáles son nuestras propias métricas. Por supuesto que hay indicadores universales para evaluar y monitorear nuestro bienestar –nuestro estado de ánimo, nuestra calidad de sueño, nuestros hábitos alimenticios, nuestras relaciones sanas, por nombrar algunas. Pero, hay otros indicadores que son más... personales. Para los cuales, quizás, no existe una "curva de normalidad" que me indique si está bien o está mal; sino que, quizás, sea yo quien determine eso –a partir de cómo me siento. Y, a partir de este proceso de escucharme y pensarme, ir determinando dónde ajustar.
Ahora que lo estoy escribiendo, estoy pensando que quizás el trabajo difícil de esto de "monitorear nuestro mundo interno", es ser lo suficientemente valientes y vulnerables de mirar esos elementos con honestidad emocional y congruencia. Es mantener la línea abierta y despejada entre nuestra intuición, nuestro mundo interno, nuestro cuerpo y nuestra mente para escucharnos. Quizás no hay un laboratorio estandarizado y numérico de nuestro mundo interno, porque el trabajo difícil (y vivido, no cuantificable) es mantenernos cerquita de nuestras experiencias emocionales para definir si eso está alineado con nuestra vida o no. Y eso requiere presencia, atención, escucha interna activa, honestidad y muchísima paciencia, compasión y gracia en el proceso.
¿Estamos abiertas y abiertos para ese reto? Te lo dejo para pensar.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
¿Se pueden evitar los conflictos?
Esta es la pregunta que te invito a curiosear conmigo esta semana en el más reciente epi del podcast. Estoy convencida que, si los navegamos de manera curiosa y abierta, los conflictos nos pueden brindar valiosos descubrimientos sobre nuestro mundo interno y el de las personas con quienes tenemos vínculos cercanos.
¿Cómo aprendimos a abordarlos?
¿Disfrutamos la relación que tenemos con los conflictos?
O, ¿nos gustaría desarrollar otra forma de relacionarnos con ellos?
¿Cómo se podrían ver?
Si quieres pensar sobre estas preguntas, te invito a que escuches el epi haciendo clic abajo –¡recuerda compartirlo y dejar comentarios si te gusta!
¿Hacemos journaling en comunidad?
En una edición especial temática de Halloween, nuestra próxima sesión en vivo de acompañar será sobre los monstruitos de nuestro mundo interno –esas criaturas internas que quizás nos roban presencia y conexión con nosotras mismas y las demás personas en nuestras vidas.
A través de mi guía, una sesión de journaling dirigida y un espacio reflexivo comunitario, quiero acompañarte a pensar en cómo aparecen estos monstruitos en tu mundo interno y que quizás co-creemos pócimas y hechizos juntas y juntos para enfrentarnos a ellas y ellos, ¿qué dices?
Si quieres conocer más sobre acompañar, haz clic acá. Y si estás lista/o para descubrir eso conmigo, haz clic abajo. ¡Te espero!
Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Pelis
Sitting in Bars with Cakes (2023)
Dudé si compartía esta peli (y ya te voy a contar por qué), pero creo que el mensaje es mucho más fuerte e importante –que terminé decidiendo sí compartirlo. La peli habla sobre Corinne y Jane, dos amigas con personalidades contrastantes: una aventurera y la otra comedida; una que se deja llevar y otra que es más estructurada; una sociable y la otra introvertida; en fin, son muy diferentes.
En un intento de ayudar a Jane a sentirse más confiada, Corinne la alienta a iniciar un experimento donde hornea dulces para llevar a bares y, así, conocer a más personas. La peli sigue esta profunda amistad mientras navegan transiciones de vida y salud que, juntas, se vuelven menos atemorizantes. Dudé en compartirla porque la peli me destruyó, quedé llorando sin parar cuando la vi –pero si quizás estés en el mood de algo así, esta peli podría ser para ti. Recuerda tener Kleenex a la mano, ¡luego no digas que no te lo advertí!
Disponible en Amazon Prime.
Series
Lessons in Chemistry (2023)
Hubo un tiempo en el que vi esta novela por todas partes, incluso la llegué a agregar a mi lista, pero nunca la leí. Por eso, me emocioné cuando vi que la convertirían en una serie. La misma sigue la historia de una química en los década de los sesenta y su desafiante experiencia intentando combatir los sesgos de género en su profesión. Solo lleva dos episodios, pero ya estoy enganchadísima y curiosa de seguir conociendo la historia de Elizabeth Zott.
Disponible los viernes en AppleTV+.
Podcast
The Transformations of Zadie Smith (Talk Easy with Sam Fragoso)
Dato curioso: la colección de ensayos que publicó Zadie Smith durante la pandemia, Intimations, fue lo que inspiró a publicar mi propia colección de ensayos en octubre del 2020. Desde entonces, he sido fanática del trabajo de Zadie Smith y, en mi vena más curiosa, no pude resistirme a escuchar la entrevista que le hicieron en el podcast Talk Easy.
En la misma, ella habla sobre cómo se ha entretejido su carrera y su vida personal. Hay una frase que menciona en la entrevista que me fascinó, y es la comparación que hace con el proceso de escribir y bailar: así como uno no calcula la música previamente para decidir cómo vas a bailar –sino que te dejas llevar y te vas moviendo acorde a como sientes la música– así mismo es el proceso de escribir. Me encantó porque nos invita a abrirnos al proceso, enamorarnos del problema, y permitirnos ser guiadas y guiados por la historia que queremos contar. ¡Fabuloso!
Puedes escuchar la entrevista, puedes hacer clic abajo.
¿Qué has estado leyendo, escuchando o viendo recientemente que te ha encantado?
¡Desliza hacia abajo, haz clic en los comentarios y cuéntame qué me recomiendas!
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Me pareció honesto, real, auténtico y digno. Te felicito, no dejas de sorprenderme por tu creatividad y productividad.
-Mi papá♥️
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo monitoreas tu mundo interno?
- ¿Qué elementos emocionales te gustaría seguir de cerca?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame! O... ¡comenta abajo!
¡Ya tenemos comentarios activados para el newsletter! Solo ingresa a tu perfil en mi newsletter y deja en el comentario cualquier reflexión que te evocó este news.
Reenvíaselo a alguien que sea responsable con sus laboratorios rutinarios.
Si estás visitando, recuerda suscribirte aquí.
Un abrazo,
Mariana♥️
Comments ()