La visita de un viejo amigo🐛

Curiosea conmigo

Esta semana se ha sentido pesada. Creo que quienes hemos estado viendo las noticias de lo que está ocurriendo en diferentes partes del mundo, nos podemos relacionar con esa emoción. La violencia –en cualquiera de sus formas– siempre representa la sombra más oscura de la humanidad, y resulta incomprehensible conciliar que vivimos en un mundo donde puede haber tantas expresiones de tanta maldad. Y, aunque todo esto pudiera estar pasando geográficamente lejos, también podría estar pasando emocionalmente cerca para muchas personas aquí en Panamá. Porque las secuelas de violencia nos pueden llegar a impactar sociocultura e intergeneracionalmente.

Estoy pensando mucho en las personas inocentes envueltas en este conflicto, en especial las y los más vulnerables: niñas, niños, mujeres, adultos mayores. Es absolutamente devastador pensar en esto. Pero, hay que hacerlo. Hay que hacerlo para extender empatía. Este mundo está necesitado en ternura radical, y lo podemos empezar a extender a nuestros seres queridos y comunidades. Espero que la paz esté cerca para quienes viven en miedo y angustia. Mientras tanto, intentemos acompañarnos desde nuestra humanidad, que al final es lo único y más grande que tenemos en común.

El news de hoy es sobre cómo se sintió regresar a mi podcast:

  • 🐛Reflexiono sobre cómo esto abrió espacio para la visita de un viejo amigo
  • 📓Te cuento en lo que he andado esta semana
  • 📰Te comparto mis recomendaciones de esta semana

Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición –alusivo al cumple de John Lennon, que se hubiese celebrado esta semana. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.


¿Micrófono? Listo. ¿Portada? Lista. ¿Guía del episodio? Listo. ¿Intención clara para esta segunda temporada? Lista. ¿Música? Lista.

Todo listo.

Conecté mi micrófono tal y como mi hermano, Paco, me enseñó. Tomé mis audífonos, los desenredé y los conecté. "Probando, 1,2,3... esta es la nueva temporada del podcast DesAprendiendo, probando," susurré en el micrófono para hacer la prueba de sonido antes de grabar. De pronto, fue ahí que apareció: una sensación extraña en mi tripa. Lo descarté como nervios o emoción de retomar las grabaciones de mi podcast, ajusté el sonido de acuerdo a como lo consideré relevante y seguí.

Grabé un par de veces el intro. "Es normal, estoy fuera de práctica y hace sentido que me tome un par de veces lograrlo," me dije a mí misma. Luego de un par de intentos, quedé satisfecha con la última grabación del intro y seguí a grabar el episodio –todo esto mientras esa sensación extraña en mi tripa seguía activa. Empecé a grabar el episodio y lo detuve al minuto 1:05. "Creo que estoy tomando demasiadas pausas en lo que digo," me hice una nota mental. Lo intenté nuevamente. Volví a detenerlo al minuto 0:47. "Quizás deba tomar un poco de agua," agregué a ese post-it imaginario. Lo intenté nuevamente. Volví a detenerlo al minuto 3:26. "Recuerda monitorear tus muletillas," agregué nuevamente a la lista mental que se estaba volviendo gradualmente más larga.

Y, así me fui: intentándolo y deteniéndome algunas veces más. Hasta que finalmente en un intento más, ya no pausé la grabación sino hasta el final. Y ahí estaba; el primer episodio de la segunda temporada de un podcast que ha estado en pausa desde hace dos años. Tenía la expectativa de cómo me sentiría al terminar de grabar el primer episodio: satisfecha, orgullosa, emocionada y feliz. Pero, esa sensación en mi tripa no me estaba diciendo eso, todo lo contrario; me sentí insatisfecha, nerviosa y ansiosa. Y, fueron estas emociones las que me hicieron darme cuenta que esa sensación en la tripa que tenía, era la visita de un viejo amigo a quien conozco muy bien; el gusanito del perfeccionismo.

Creo que me confié en mi experiencia previa pausando y retomando espacios, y quizás pensé que eso me protegería de su visita. Pero, no. Mi perfeccionismo se conoce tan bien mi mundo interno, que se va colando por todos los recovecos que va encontrando. Somos viejos conocidos, por lo que puedo detectar su presencia con cada vez más rapidez –pero no me puedo esconder de él.

El episodio completo que publiqué ayer fue el primer episodio completo que grabé para esta segunda temporada. Y, también fue el primer episodio completo que he grabado para mi podcast desde hace dos años y medio. Pensé en volver a grabarlo. Me invadió una sensación de ansiedad e inseguridad que hace mucho tiempo no sentía; una que es común cuando me estoy volviendo a lanzar al ruedo. Me invadió una sensación de temor a defraudar, de que quizás no estuviese al estándar de lo que DesAprendiendo en algún momento fue o estuvo. Y el autor de todos estos pensamientos es mi querido viejo amigo, el perfeccionismo.

En ese reconocimiento emocional, lo entendí todo: me estaba costando tolerar que había una parte mía que estaba oxidada. Me estaba costando tolerar la torpeza que viene incluida con intentar algo nuevo, de nuevo. Me estaba costando tolerar la sensación de principiante. Y eso me confronta con una parte mía que a veces no me gusta aceptar: no me gusta sentirme como principiante.

representación gráfica

Para mí, ser principiante significa abrirme a que las cosas no se sientan tan natural. Significa ser vulnerable, porque implica mucha incertidumbre y exposición emocional. Significa que las cosas no necesariamente saldrán como me las imagino. Significa ser vista en esa etapa de intento. Es intentarlo varias veces, con la esperanza que la próxima vez se sentirá un poco menos incómodo. Abrirme a ser principiante puede ser completamente contraintuitivo para ese gusanito del perfeccionismo, que quiere llevarme a hacer las cosas para garantizar un "buen resultado", y no necesariamente por el proceso.

Cuando terminé de grabar el episodio completo, me regalé un día para decidir si volvería a grabarlo. Decidí no hacerlo. Porque sí, quizás pude haber grabado otro episodio donde me escucho pensando menos o no tartamudeo ciertas palabras o se escucha más fluido –como cuando grababa episodios semanalmente y sentarme frente a un micrófono se sentía como lo más natural del mundo– pero no sería representativo de mi realidad en este momento. Escucharme un poco oxidada, como si me costara, como que esto no se siente tan natural; esa es la versión mía actual. Así sueno porque así soy: una persona retomando un espacio después de dos años y medio. Y de ser así, hace sentido que me sienta como una principiante.

Pero, si me sigo peleando con esta identidad o resistiéndome a ella, también me resisto a los regalos escondidos que me podría traer. Ser principiante le permite a mi identidad experta descansar y, con ella, quizás las presiones y expectativas que residen ahí. Porque la vida se trata de ambas experiencias, supongo: tener momentos donde nos sentimos confiadas y confiados de lo que hacemos, así como momentos donde las cosas se sienten algo nuevas, incómodas y desafiantes. Es parte de –y eso no es algo malo. Todo lo contrario, quizás es en esa aceptación de ambas experiencias, que habita un recorderis de nuestra propia humanidad. De mi propia humanidad.

Mi intención con la reflexión de hoy es invitarte a identificar y honrar estas partes más principiantes en tu vida. Que gran oportunidad de crecimiento nos regalan estas partes, y quizás el trabajo que podemos hacer es recibirlas con cariño, ternura y gracia. Al fin y al cabo, son esas partes las que quizás más lo necesitan.

Mi gentil recorderis para el día de hoy:

"Hay una vulnerabilidad suavita en intentar cosas nuevas, en ponernos ahí afuera de formas nuevas, decir "quiero esto" y seguir adelante con ello. Sin embargo, esto –he encontrado– es donde nuestra vitalidad puede ser tocada de forma más fácil; aquí es donde sentimos más completa la posibilidad: cuando decidimos movernos hacia adelante a las cosas que queremos, las cosas que añoramos, las cosas que nos hacen sentir la mayor plenitud, emoción, conexión y presencia. Eso es a lo que me quiero seguir moviendo –ese es el camino en el que me quiero seguir metiendo, sea o no que esté estremeciéndome del miedo en el proceso. Movernos hacia lo que nos hace vibrar es movernos de manera profunda hacia lo que significa estar completamente viva –a realmente estar aquí." - nadie como @_lisaolivera

¡Ya estrenó la segunda temporada del podcast!

Por supuesto que te iba a pasar por aquí mismito el primer episodio de esta nueva temporada: ¿Para qué hablar de nuestras emociones?

Me pareció una buena idea empezar con este tema que, aunque he mencionado en otros episodios del podcast, pienso que es un tema lo suficientemente vasto para abarcar un episodio por sí solo. Espero que te invite a reflexionar sobre tu propia historia con las emociones –de eso se trata.

Escúchalo haciendo clic abajo.

¿Exploras conmigo tus monstruitos internos?

En una edición especial temática de Halloween, nuestra próxima sesión en vivo de acompañar será precisamente sobre esto. Hace algunos años, publiqué un post done hablé sobre algunos de esos monstruitos –algunos aparecerán en esta edición, junto a otros más que pueden tener la misma presencia.

A través de mi guía, una sesión de journaling dirigida y un espacio reflexivo comunitario, quiero acompañarte a pensar en cómo aparecen estos monstruitos en tu mundo interno y que quizás co-creemos pócimas y hechizos juntas y juntos para enfrentarnos a ellas y ellos, ¿qué dices?

Si quieres conocer más sobre acompañar, haz clic acá. Y si estás lista/o para descubrir eso conmigo, haz clic abajo. ¡Te espero!


Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.

Series

The Morning Show (2019)

Tenía hace semanas la tarea pendiente de empezar la nueva temporada, así que este fin de semana me di la tarea de ver los primeros cinco episodios en una sentada y –¡OMG! Esta temporada está intensa. Hay un episodio en particular (S3 E3) que pone de manifiesto de una manera magistral cómo el poder está en todas partes, y rara vez fluye en una sola dirección. ¡Recomendadísima!

Disponible en AppleTV+.

Videojuego

Mineko's Night Market (Nintendo Switch)

Para complementar la intensidad de The Morning Show (y del mundo, en general) he estado jugando este jueguito en el Nintendo Switch que me ha encantado. No es de sorprendernos que soy fanática de los "cozy games" (fui una ávida jugadora de Animal Crossing la primera vez que salió en Game Cube en los 00's), así que no dudé dos segundos en apuntar este en mi lista cuando lo vi anunciado en TikTok –sí, soy así de influenciable.

Me he dado cuenta que lo mío son los jueguitos que me piden pasearme por pueblitos lindos haciendo tareitas para los habitantes: es el punto medio entre el punch de dopamina sin darme pesadillas. Y este jueguito hace justo eso: como Mineko, te toca crear productos para vender en el mercadito semanal nocturno del pueblo mientras también averiguas los mitos y leyendas que habitan ahí.

Te dejo el trailer por acá por si te llama la atención.

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Para escribir en tu journal:

  1. ¿Cómo aparece tu identidad principiante en tu vida?
  2. ¿Qué retos sientes que trae su presencia?
  3. ¿Qué regalos escondidos sientes que trae su presencia?

Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.

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