La trampa del bienestar como un lugar fijo🌊
adentro es un newsletter semanal gratuito donde comparto reflexiones, curiosidades, sensaciones y emociones que han estado rondando en mi mente –con la esperanza de evocar una chispa reflexiva en ti, también. Si leíste algo que te movió, te invito a compartirlo a través de tus redes sociales. Gracias por estar aquí, significa mucho para mí♥️
¿Qué tal ha estado tu semana? Siento que, colectivamente, hay muchas cosas pasando a la vez –pero, luego pienso, ¿cuándo no? A veces, cuando hay mucho pasando en el afuera, el adentro también lo siente; estímulos, titulares y situaciones fuera de nuestro control peleando por nuestra atención. En momentos así, me resulta imprescindible la preservación de un sistema nervioso regulado. En cada observación de mi mente sintiendo el jalón de distraerse, me cuido. En cada observación de mi mente intentando estar en varios lugares a la vez, me cuido. El auto-cuidado empieza en el arte de notar. Si te acercas a tu mente en el aquí y ahora, ¿qué notas?
En el news de hoy, escribo sobre lo que estoy desaprendiendo sobre el bienestar:
- 🌊Como quizás no es un lugar tan fijo como el que nos han vendido
- 📓Te invito a nuestra próxima sesión de acompañar
- 📰Te cuento mis recomendaciones –la serie que me conmovió en más de una ocasión, y los dos episodios de podcast que se quedaron conmigo un par de días más después de escucharlos.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
¿Para qué he ido a terapia los últimos 15 años de mi vida? ¿Para qué practico journaling todas las mañanas? ¿Para qué medito diariamente? ¿Para qué hago ejercicio y salgo a caminar lo más consistentemente posible durante la semana? ¿Para qué me hago laboratorios médicos anuales? ¿Para qué me interesa pasar tiempo de calidad con mi pareja, mi familia y mis amigas y amigos? ¿Para qué encuentro espacios para mis pasatiempos? ¿Para qué honro mi descanso? ¿Para qué he invertido tanto tiempo en aprender a notar, nombrar y expresar mis emociones? ¿Para qué trabajo diariamente en mi propósito de vida, que es compartir todas las herramientas que tengo a mi alcance para que las personas puedan acercarse un poco más a sus mundos internos –a sí mismas? ¿Para qué escribo semanalmente este newsletter? ¿Para qué empecé un podcast que invita a desaprender? ¿Para qué lo sigo haciendo? ¿Para qué?
¿Cómo sabe una persona que terminó de trabajar en su bienestar? ¿Es eso posible? ¿Cuándo una persona finalmente "llega" al bienestar?
Últimamente, he estado pensando mucho sobre el bienestar en un mundo lleno de impermanencia; he estado pensando acerca de la trampa que nos han vendido sobre el bienestar siendo un destino fijo. Si haces esto, si compras esto, si dices esto, si tomas esto, si comes esto... lo lograrás. ¿Lograr qué, exactamente? Un estado de bienestar que, como todo en la vida, es impermanente. Un estado de bienestar que queremos estirar lo más posible, hacerlo duradero, volverlo un lugar fijo –cuando el lugar fijo, en esta vida, no existe. Los colores cambiantes de la naturaleza nos lo recuerda; la lenta transformación de una crisálida nos lo recuerda; la paulatina aparición de arrugas en nuestro rostro nos lo recuerda.
Y aún así, sufrimos con prolongar las cosas, intentando hacerlas duraderas en el tiempo.
La lección de la impermanencia ha sido, a mi parecer, una de las lecciones que la vida no se cansa de invitarme a internalizar. Me cuesta mucho. Me cuesta soltar. Me cuesta aceptar. Me cuesta la ciclicidad de mis emociones. Me cuesta la impermanencia de mis estados emocionales. Me cuesta la impermanencia de mi bienestar. Quizás resulte sorprendente leer esto –o quizás, todo haga más sentido– pero quizás por eso escribo tanto al respecto: como una manera de seguir trabajando en esa lección de vida.
Cuando mi papá falleció, mi terapeuta me envío un libro que no pude empezar a leer hasta hace un par de semanas –un poco menos de seis meses después de su muerte. El libro se llama "Cuando todo se derrumba" de Pema Chörön, una monje budista norteamericana. Me lo estoy leyendo de a poquito, lo cual es poco característico en mis hábitos de lectura. Y, me noto sintiendo una extraña paz al leerla: como si en sus palabras lograra ubicar un permiso para estar más presente, más despierta en esta vida –en el bienestar y en el malestar.
Reflexionando sobre la impermanencia, la autora escribe:
La gente no siente respeto por la impermanencia. No nos deleitamos en ella; de hecho, nos desespera. Nos parece dolorosa. Tratamos de resistirnos a ella haciendo cosas duraderas —eternas, decimos—, cosas que no haya que lavar ni planchar. De algún modo, en el proceso de tratar de negar que las cosas cambian constantemente perdemos el sentido de la sacralidad de la vida. Tendemos a olvidar que somos parte del esquema natural de las cosas.
"Tratamos de resistirnos a ella haciendo cosas duraderas –eternas, decimos–, cosas que no hay que lavar ni planchar," cuán cierto es esto. Pienso en todas las sesiones de terapia a las que he llegado, frustrada y enojada, ¿por qué me estoy chocando con esta piedra de nuevo si ya la hemos visto por años? Yo he caído en la trampa del bienestar como lugar fijo múltiples veces a lo largo de la vida. Le pregunto a mi terapeuta –aunque ya conozco la respuesta– ¿cómo lo arreglo? ¿Cómo me dejo de sentir así? Y ella, tan dulce y paciente, con esos ojos llenos de ternura y aceptación incondicional –misma que me cuesta a veces ofrecerme a mí misma– me contesta con una suave sonrisa: eso no se arregla, Mari, se nota y se siente.
El bienestar –emocional, físico, mental– no es un lugar fijo, quizás nada realmente lo sea. Se mueve y cambia, porque la vida se mueve y cambia. La vida se ajusta y desajusta, empieza y finaliza, se calma y se revuelve, se energiza y se estanca, se expande y se contrae. ¿Acaso no es un uso más sabio de mi energía vital moverme con ello, en lugar de intentar resistirme a ello? ¿Acaso no es un uso más sabio de mi energía notar esa incomodidad que me resulta el malestar transitorio?
Más adelante, la autora ofrece una receta para tolerar la impermanencia:
Cuando la impermanencia se presenta en nuestras vidas, podemos reconocerla como tal. No tenemos que buscar oportunidades de hacerlo. Cuando te quedas sin tinta en el bolígrafo mientras escribes una carta importante, reconócelo como impermanencia: es parte del ciclo de la vida. Cuando alguien nace y cuando alguien muere, reconócelo como impermanencia. Cuando te roban el coche, reconócelo como impermanencia. Cuando te enamoras, reconócelo como impermanencia y permite que eso haga más intensa la preciosidad. Cuando una relación acaba, reconócelo como impermanencia. Hay incontables ejemplos de impermanencia en nuestras vidas cotidianas, desde el momento en que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, e incluso cuando dormimos; ocurre constantemente. Ésta es una práctica de vienticuatro-horas-al-día. Reconoce la impermanencia como impermanencia.
Al tener el concepto de la impermanencia más en mente, me doy cuenta de la cantidad de veces al día que pienso en ella; y, de la cantidad de veces al día que me frustro sobre ella. Voy a admitir algo que creo que ni siquiera me he admitido a mi misma en mi journal: a veces me cuestiono la escritura (casi) semanal de este newsletter. No el acto de escribir, eso me encanta. Sino el acto de producir una entrada nueva. La impermanencia que es parte de cada edición que escribo. Cada semana escribiendo una nueva entrada, mientras que la anterior queda rezagada en la memoria a largo plazo del Internet y de la mente de quienes me leen. Ahí está la impermanencia, y ahí está mi resistencia a la impermanencia.
Esta semana estuve escuchando un podcast maravilloso, Andrew Garfield leyendo un ensayo de Modern Love. En el episodio, Andrew Garfield habla sobre su nueva película con Florence Pugh –que aún no he visto, y muero de ganas de verla– y sobre cómo es una reverencia a lo fugaz que es esta vida. Estoy convencida que la profundidad emocional de Andrew Garfield es un regalo al mundo, no solo porque nos regala perlas de sabiduría sobre el duelo como esta, sino porque es un actor, y en su arte habita personajes e historias, ofreciéndonos en sus películas un espejo a nuestro propio mundo interno, y en ese acto una herramienta valiosísima de reflexividad.
En el episodio, Andrew Garfield comparte:
La única manera en la que nuestros corazones se pueden expandir es al abrirlos y abrirlos aún más y más y más. La naturaleza de estar nosotros aquí es lo único que hace que la vida sea significativa. Es la sensación y el saber, y el dolor de saber, que solo podrás experimentar tu propia vida. No podrás tener todas las experiencias de vida que existen, no podrás leer todos los libros en la biblioteca, ver todas las películas en el cine, conocer a todas las personas en la tierra, visitar todos los países, saber toda la historia, todo el tiempo.
No existe una cantidad de libros o de sesiones de terapia o de medicamentos o de podcasts o de hábitos que nos garanticen un bienestar fijo. El bienestar no es un lugar fijo porque la vida no es fija; no hay garantías. Cada peldaño de bienestar existe en el trabajo de bienestar de este momento, y quizás eso puede ser suficiente.
Voy a terapia constantemente durante los últimos 15 años de mi vida porque tengo el profundo deseo de mantenerme despierta en mi propia vida. Practico journaling todas las mañanas porque quiero descubrir lo que hay en mi mente a diario, quiero practicar el arte de notar a mi mente y ofrecerle una mirada compasiva y amorosa a lo que ahí emerge. Hago ejercicio y salgo a caminar lo más consistentemente posible porque me hace bien. Me hago laboratorios médicos una vez al año porque reconozco que quizás, esta vez, tenga que enfocarme o trabajar en algo diferente –reconociendo que mi cuerpo está cambiando y evolucionando. Paso tiempo de calidad con mi pareja, mi familia y mis amigas y amigos porque es rico amar y sentirse amada. Invierto tiempo en aprender a notar, nombrar y expresar mis emociones para tener cada vez más palabras disponibles para nombrar lo que hay en mi mente y en mi corazón –y también así, ofrecer nombres a lo que hay en el mente y corazón de las personas con las que trabajo. Escribo este newsletter semanalmente porque noto que todas las semanas estoy sintiendo y reflexionando algo diferente, porque creo que tengo un regalo para poner esto en palabras y ofrecerlo, y este espacio me permite hacerlo –con la esperanza de que algo de lo que hay aquí despierte una chispa reflexiva en ti, para que quizás tú también puedas estar más despierta y despierto en tu vida.
Hago todo esto a pesar de que no existe un lugar fijo al que voy a llegar. Precisamente porque sé que el lugar es cambiante, y el lugar es aquí y ahora. Para encontrarme conmigo misma en el presente. Para utilizar la noción de la impermanencia como una invitación para saborear este momento. Hay momentos donde la vida se siente más ordenada, y otros momentos donde la vida se siente más caótica –y eso es inevitable. Hay magia en reconocer su impermanencia. Acercarnos con honestidad a lo que ocurre en el aquí y ahora, para obtener más claridad en cómo navegarlo. Como dice Pema Chödrön, "¡no podemos estar presente y al mismo tiempo planificar nuestra vida!"
Quizás podemos encontrar consuelo en el reconocimiento de la impermanencia como ausencia de un lugar fijo. Quizás derribar la ilusión del bienestar como un lugar fijo nos permite más espacio para estar más presentes. Quizás nos evita el sufrimiento y frustración cuando el malestar llega. Quizás se libera más espacio para manejar ese malestar, porque no tenemos que lidiar con una capa extra de frustración ante la ausencia de bienestar. Quizás el reconocimiento de nuestra impermanencia nos permite estar abiertos a nuestra evolución, cambio y transformación. Quizás puede resultar como un lugar de descanso saber que el cuidado que tengo hacia mi misma, no es para llegar a un lugar de bienestar fijo e inamovible. Quizás finalmente pueda entender que el lugar está aquí, ahora. Quizás, eso puede ser suficiente.
Gracias, como siempre, por el regalo de tu atención, energía y tiempo.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Este mes en acompañar...
Estaré compartiendo mis reflexiones sobre esa parte protectora de nuestro mundo interno que sabe, quizás antes que el resto de nuestro ser se entere: nuestra intuición. Mi intención es que pensemos juntas y juntos sobre el ruido (externo e interno) que muchas veces obstaculiza escuchar a esa parte tan sabia, y las valiosas formas en las que se comunica con nosotras y nosotros.
También, te comparto nuestro calendario para el último trimestre del 2024, con la esperanza de que te animes y nos acompañes –es un espacio bien bonito de reflexión, y nos encantará recibirte ahí🫶🏻
Para participar, solo debes activar tu membresía pagada, que puede ser de $10 mensuales (pago automático recurrente) o de $100 anuales (un solo pago una vez al año). ¡Te espero!
Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Series
Heartstopper (2024)
La semana pasada salió la tercera temporada de Heartstopper y creo que ha sido mi favorita hasta el momento. Se exploran temas profundos como la identidad y diversidad sexual, cuán vulnerable puede ser la intimidad, las formas como se puede presentar el trauma en la vida de una persona, cómo apoyar a un ser querido que está navegando una situación delicada de salud mental, entre otros –todo contado desde la burbujeante ilusión del amor adolescente. Es una serie verdaderamente hermosa, tierna y llena de joyitas emocionales para suavizarnos.
Recomendadísima, disponible en Netflix.
Podcast
¿Quién nos ha robado la mente? (El Podcast de Marián Rojas Estapé)
Escuché este episodio de la nueva temporada del podcast de la reconocida psiquiatra española, Marián Rojas Estapé, y me fascinó. Sus episodios son breves, incisivos y prácticos. En este, explica de manera muy sencilla los retos que enfrenta nuestra mente para sostener la capacidad para pensar. Con una explicación neurobiológica accesible, hace un desglose bastante claro sobre las distintas fuentes responsables de ese debilitamiento de nuestra corteza prefrontal –la parte del cerebro encargada de pensar.
Puedes escucharlo haciendo clic abajo.
Andrew Garfield Wants to Crack Open Your Heart (Modern Love)
Agregué este episodio a último minuto en el newsletter porque no podía esperar a la próxima semana para incluirlo. El ensayo de Modern Love que Andrew Garfield comparte es maravilloso, pero la ventana de vulnerabilidad que se abre entre él y Anna Martin (la host del podcast) es la verdadera magia de este episodio. Lo que ocurrió en ese momento que grabaron el episodio, que quedó inmortalizado y tenemos el privilegio de presenciarlo, fue un masterclass del aquí y ahora: por parte de Andrew Garfield que se permitió ser movido por el ensayo mientras lo leía, y por parte de Anna Martin que sostuvo el espacio con gracia y compasión para acompañarle en su vulnerabilidad. Lo entendieron todo.
Puedes escucharlo haciendo clic abajo.
¿Qué has estado leyendo, escuchando o viendo recientemente que te ha encantado?
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♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Gracias a todo ese cuidado, intención y cariño que pones en cada palabra, me mantengo leyéndote y aprendiendo contigo a través de los años...la diferencia que esto representa en la forma en que vivo y me relaciono es invaluable.
-MS, en respuesta a una de mis más recientes entradas "El lujo de un cuerpo en calma"
Para escribir en tu journal
- ¿Cómo has caído en la trampa del bienestar como un lugar fijo?
- ¿Donde notas la impermanencia en el aquí y ahora?
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Un abrazo,
Mariana♥️
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