La palabra que me está resonando🎯

¿Cómo ha estado esta semana para ti? Espero que entre todo el ruido emocional, físico y colectivo que es parte de estas fiestas de fin de año, estés pudiendo regalarte espacios para simplemente ser y estar con lo que hay hoy en día. A veces, cuando hay mucho ruido, a mí me cuesta bajar las revoluciones e ir un poco más despacio. Y creo que quizás es el momento cuando más lo necesito. Quizás regalarme mañanas más lentas alado de mi arbolito mientras escucho el álbum navideño de Norah Jones, o tardes donde me puedo perder en un libro. Mi deseo para ti hoy es que te puedas regalar un momentito más lento, más aquí, más ahora, más saboreado –al final, de esos momentitos está hecha la vida, ¿no?

Siento que no tengo que volver a repetir esto, pero lo hago igual: soy una fanática de las palabras. Supongo que no debe sorprender, con todo eso que hice un podcast y un newsletter, pero igual considero importante dar ese contextito para contarte lo que he tenido en mente esta semana.

Mientras se va terminando este año y voy haciendo sentido de todo lo que he aprendido + desaprendido, ha estado en mi mente lo que ha sido mi 'palabra' del año (que la compartiré mañana en nuestro encuentro comunitario para quienes son parte del formato de membresía😉). Esa palabra que engloba lo que ha sido mi experiencia de este año, de mis enseñanzas, y quizás una nueva parte de mi vida a la que deseo–de ahora en adelante–prestarle atención de forma más compasiva.

Y sin querer queriendo, en este ejercicio de pensar en mi palabra del año, me ha estado viniendo a la mente la palabra que –creo yo– se convertirá en uno de mis temas predominantes del 2022. Y esa palabra es:

intencionalidad.

Veo hacia atrás, no solamente mi último año sino también mis últimos 2-3 años, y estoy convencida que esta palabra no me está resonando 'de la nada'. Estoy casi segura que esta palabra es una consecuencia de todo el trabajo interno que he hecho, de los desaprendizajes y reaprendizajes que me he regalado, y de ganar consciencia de las veces en las que posiblemente he estado navegado en piloto automático.

Y digo 'trabajo' porque realmente es un trabajazo vivir una vida desde la intencionalidad. Conscientemente cultivar esto en mi vida significa ser mi propio Duolingo de mi mundo interno –para conmigo misma, el mundo externo, y las personas a mi alrededor. Ser intencional, para mí, significa activamente desafiar las presiones y expectativas donde la sociedad pudiese estar intentando dirigirme, para dar espacio a lo que me hace sentido en este momento con la persona que soy hoy en día. Y abrirme a que eso puede cambiar en el tiempo –esperaría yo que sea así– y mi intencionalidad se puede ver de una manera distinta.

Para mí, elegir la intencionalidad significa constantemente estar editando mi vida: lo que consumo (que le haga bien a mi mente, mi cuerpo y a mi alma), lo que produzco (que vaya un poco más alineado con quien soy hoy), mis espacio físicos, mis espacios digitales, mis relaciones, mis medios de comunicación, mi tiempo, mi energía, entre otros. Significa ser consciente y deliberada en la forma en la que juego, amo y trabajo –las 3 palabras que Freud usaba para describir la salud mental.

Cuando llegué de Escocia, mi terapeuta me dijo en mi sesión de regreso:

"Mari, te escucho y te siento cansada."

Honestamente, si viniera de cualquier otra persona, probablemente me enojaría y molestaría muchísimo escuchar esto. Pero escucharlo de la segunda persona que posiblemente mejor conoce mi mundo interno (la primera soy yo, obvi), fue como una compasiva y clara llamada de alerta. En esa sesión, desciframos juntas que lo que más necesitaba hacer era descansar y recargar energías, terminar de aterrizar emocionalmente –como mi sestra, Michelle, muy intuitivamente me comentó a los pocos días de llegar– para poder iniciar un nuevo capítulo aquí y aparecer en espacios como este, de la manera más genuina + sana posible.

Así que eso fue lo que hice: fui intencional con mi descanso. Fui intencional con los espacios en los que me moví, fui intencional con la forma en la que ocupaba mi tiempo, y fui intencional en activamente buscar espacios de ocio y felicidad. Y esto me enseñó dos cosas:

1. La primera, que quiero más de esto en el 2022. Más espacios intencionales de ocio, de descanso, de juego, y de chispas de felicidad. Más intencionalidad en cómo invierto mi tiempo, y a qué me expongo dependiendo de cómo me siento.
2. La segunda, que quizás no puedo ser intencional con mis necesidades sin antes ser honesta + real + congruente con el lugar emocional donde estoy hoy.

Toda esta reflexión me está recordando a la forma en la que yo describía mi proceso de redacción de ensayos durante mi maestría. Empezaba recogiendo los artículos científicos que necesitaba, organizaba cómo quería que se viera mi ensayo y hacía un esbozo de cómo me lo imaginaba. Esta parte del proceso la llamaba haciendo un mosaico. Ya luego, intentaba hacer sentido de todos los pedacitos de información y contenido que iba recopilando, les daba un hilo conductor y mi toque especial cálido. A esta parte del proceso la llamaba haciendo un edredón.

Aún cuando el mosaico y el edredón –ambos– están compuestos de pedacitos de muchas cosas, los dos son textilmente muy distintos. El mosaico es frío y abrupto, mientras el edredón es cálido y está bien hilado. Ninguno es mejor que el otro, necesitaba de ambos para culminar mis ensayos. Y así veo la intencionalidad: necesito ese despertar abrupto y honesto (como el que posiblemente sentí frente a la observación de mi terapeuta), para luego ir eligiendo intencionalmente qué hacer con esa información y hacer de eso mi propio edredón cálido y riquito.

Mi intención (valga la redundancia) con esta reflexión sobre la intencionalidad es la siguiente: ser intencionales con nuestras vidas no es un proceso fácil, ni lineal, ni unidireccional, ni rápido, ni momentáneo. Toma tiempo y es un trabajo diario para cultivar una vida más emocional y relacionalmente rica. Para estar más presentes y abrirnos a la experiencia que es vivir. Tal y como leí en un post de yung pueblo recientemente: ser intencional con tu vida es quererte a ti misma/o bien.

Mi gentil recorderis para el día de hoy:

Recientemente hice un post algo diferente a lo que usualmente hago, donde me imagino cómo sería ver nuestro mundo interno como un laboratorio:

Si quieres darle un vistazo, haz clic aquí. Me encantaría saber qué piensas de esto, ¡puedes dejarme tus comentarios en el post para leerlos!

El pasado miércoles 15 de diciembre falleció la activista, escritora, poeta e icono del feminismo, bell hooks. He estado leyendo su trabajo desde que empecé a identificarme como feminista, desaprendiendo y reaprendiendo a la par. Pero, empecé a adentrarme más en sus aportes con mi más reciente tesis: Sintiendo como hombre en Panamá. Su libro, Feminism is For Everybody: Passionate Politics fue crucial al momento de explorar la importancia de una crianza feminista para sensibilizar a nuestros niños y adolescentes.

Ya tengo su libro All About Love como una de mis siguientes lecturas, pero esta enriquecedora y movilizadora entrevista publicada por Bitch Media (hace ya 21 años, por cierto) me llenó el corazoncito. Su pérdida se siente en cada rinconcito feminista y de activismo, pero confío que su legado y sus hallazgos nos acompañarán por muchos años más. Yo, personalmente, me llevo cómo usó el amor y la compasión radical para hacer su activismo –espero poder integrar eso dentro de mi práctica. Haz clic abajo para leer la entrevista.

Descansa en paz, amor y poder, increíble bell hooks.

Para escribir en tu journal:

1. ¿Cómo te sientes emocionalmente en el aquí y ahora?
2. ¿Qué estás necesitando ahora mismo?
3. ¿Cómo puedes ser intencional con tus necesidades emocionales hoy?

Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.

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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!

Un abrazo,

Mariana♥️

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