La fuente renovable que tenemos🤍
¿Cómo amaneces hoy? ¿Cómo ha estado tu semana? Espero que la hayas navegado con un poco más de tranquilidad y compasión que la semana anterior y, si no se sintió así, quiero extenderte mi más sincero abrazo y agradecerte por estarle dedicando unos minutos de tu semana a esta edición de 'Adentro'. Espero que este fin de semana puedas recargar energías, rodearte de cariño + amor, y encontrar un poco de calma en lo que sea que estés navegando en este momento. Te acompaño de lejitos con una deliciosa tacita de café.
No tenía pensado hacer un newsletter relacionado con el Día del Amor y la Amistad porque no es una fecha que tengo tanto en mente, pero en casi todos los newsletters a los que estoy suscrita han hablado del amor y pues, como se esperaría, he quedado yo pensando en el amor también. Pero, como la gran mayoría de las cosas que hago, (como el E020 + E066 de mi podcast donde aunque los publiqué alrededor de San Valentín, les di mi propio twist) no quiero escribir hoy sobre el amor romántico ni las amistades –o por lo menos, no exclusivamente sobre eso. Quiero escribir sobre el amor como una fuente infinita y renovable de energía, que tiene un gran componente relacional, y que es una parte de nuestra vida más grande de la que nos damos cuenta.
Mari Andrew, de quien he hablado anteriormente por acá y la autora de varios posts que he compartido como mis gentiles recorderis de la semana, compartió en la más reciente entrada de su newsletter un poema de Jan Richardson llamado "Blessing for the Brokenhearted" (Bendición para quienes tienen el corazón roto, en su traducción al español) que me fascinó. Me daré el permiso aquí de traducir la partecita que más me movió:
Quizás por ahora
puede ser suficiente
simplemente asombrarse
ante el misterio
de cómo un corazón
tan roto
puede seguir latiendo,
como si fuese hecho
precisamente para esto–
como si supiera
que la única cura para el amor
es más amor...
Tuve que re-leer esa parte varias veces, muy en línea con mi deseo de algo para capturar este 2022 (para ti y para mí) de dejarnos asombrar: esto lo logró. Me asombró porque me dio una perspectiva sobre el amor que no había contemplado.
"Como si supiera que la única cura para el amor es más amor..." Solo esa frase ya me llega. Muchísimos teóricos psicológicos han explorado el componente del amor en nuestras vidas: desde Melanie Klein, Donald Winnicott, Ian Suttie, John Bowlby, Carl Rogers, Anna Freud, por nombrar algunos. Y creo que la razón por la cual muchos de ellos han convergido en estudiar al amor como un componente medular de nuestro bienestar emocional y de nuestras relaciones humanas, es porque se han dado cuenta que es un tema que se repite a lo largo de nuestra de vida –sin diferenciar sexo, género, orientación sexual, cultura, etnia, ni edad.
Ahora conectando ese pedacito del poema con las teorías y los aprendizajes de todas y todos estos brillantes pensadores, he quedado pensando en la fuente infinita y renovable de amor que hay en este mundo. Me está costando un poco poner en palabras lo que está pasando por mi mente, porque creo que estoy tratando de describir una emoción que se siente tan profundamente que a veces no hay suficientes palabras para describirla. Y por eso, a veces, un corazón roto –por una relación romántica que no funcionó, una relación familiar que decepcionó, un sistema que falló, un sueño que no se cumplió, o una historia que removió algo temprano y profundo en una/o– se siente tan doloroso. Porque llegó a un lugar –a ese lugar– vulnerable, frágil, y suavito que tenemos todas y todos los seres humanos.
Ahora que lo pienso he estado hablando sobre el amor, quizás indirectamente, en ediciones pasadas de 'Adentro':
- En este sobre la parte difícil de inclinarse hacia el amor.
- En este sobre cómo los bebés nos enseñan sobre cómo el amor es un eje central para la supervivencia.
- Y en la más reciente edición, donde hablar sobre cómo cuando nos invitan a "superar" algo doloroso, también nos piden "superar" el amor que estuvo amarrada a esa experiencia.
Y creo que he estado escribiendo cada vez más sobre el amor porque a medida que desaprendo más sobre cómo vivir una vida con un corazón completo y un corazón abierto, estoy reaprendiendo cada vez más cómo recibir (y dar) amor desde un lugar un poco más congruente y honesto para mí. En el newsletter de Mari Andrew que te mencioné más arriba, aparece una frase que también anoté: "somos lastimadas/os en nuestras relaciones, y somos sanadas/os en ellas también." Y esta frase, para mí, engloba a la perfección la razón por la cual me parece crucial centrar al amor como una fuente renovable de energía que todas y todos tenemos inherentemente, por el simple hecho de ser seres humanos.
No es una fuente infinita y renovable en el sentido de que individualmente podemos fabricarla. O que el amor propio es suficiente para recargar esa batería de amor, por ejemplo. Es una fuente infinita y renovable porque en nuestras relaciones humanas nos vamos llenando de ella. Porque en cada conexión y relación significativa, nos vamos redefiniendo nuestras ideas sobre el amor. Porque en cada relación sana, nos estamos ayudando mutuamente a reabastecernos de una energía que nos sigue moviendo y transformando como especie humana.
Mientras escribo esto, me he encontrado revisitando el Capítulo 10 del más reciente libro de Brené Brown, Atlas of The Heart, donde habla sobre "los lugares donde vamos cuando nuestro corazón está abierto". Lugares que incluyen, pero no están limitados a: amor, falta de amor colectiva, corazón roto, confianza, auto-confianza, traición, actitud defensiva, inundación emocional, y dolor. Y, aunque me encantaría dedicarle todo este newsletter a ese capítulo (quizás lo dejamos para otra edición) me quiero enfocar en las perlitas de sabiduría del primer lugar: el amor.
En relación con el amor, BB cita a la insuperable bell hooks diciendo "en todas partes aprendemos que el amor es importante, y aún así somos bombardeadas/os por su fracaso (...) aún así tenemos la esperanza de que el amor prevalecerá, aún así creemos en la promesa del amor." Y, mi mente curiosa indudablemente se va a: ¿Por qué? ¿Por qué será que aún cuando como humanidad sentimos que tenemos todas las de perder, nuestra esperanza en la promesa del amor sigue intacta? Y la única respuesta que puedo encontrar a esta pregunta es lo que la poeta Jan Richardson ya nos dijo: "porque la única cura del amor es más amor."
La misma BB nos comparte una frase poderosísima en su libro y dice:
Cultivamos amor cuando le permitimos a nuestros selves más vulnerables y poderosos ser profundamente vistas/os y conocidas/os, y cuando honramos la conexión espiritual que crece de esa ofrenda con confianza, respeto, amabilidad y afecto.
De manera muy intencional, estoy escuchando un playlist de canciones de amor de Disney mientras hago este newsletter porque, aunque muchas de las películas de Disney cuentan con historias de amor romántico y algunas narrativas que son cuestionables, también están cargadas de personajes que viven sus vidas con un corazón abierto. Y hay dos canciones (coincidentalmente o no de la misma película) que han aparecido en esta última partecita del newsletter que me resonaron, y con cuyos versos quiero ir cerrando esta reflexión.
I Won't Say (I'm In Love) de Hercules:
(Give up, give in, check the grin you're in love)
Ya renuncia, entrégate, revísate, estás enamorada.
Go The Distance de Hercules:
(I know every mile would be worth my while
When I go the distance, I'll be right where I belong)
Se que cada milla valdrá el esfuerzo
Cuando vaya a la distancia, estaré justo donde pertenezco.
Mi intención con toda esta reflexión de hoy es invitarte a pensar en cómo estás abriéndote al amor: de tu pareja, de tus amistades, de tus hijas/os, de tu comunidad, de tu país, de tu planeta y de la vida. Y dejarte con la idea que, aunque quizás hayamos tenido experiencias en nuestra vida que nos han lastimado y que nos han hecho crear un caparazón o una pared que nos "protege", esta caparazón nos bloquea de recibir ese amor del mundo. Nos bloquea de encontrar a otras personas con quienes podemos construir amor y co-crear una fuente de energía renovable, que sea más sana y más respetuosa que otras experiencias que tenemos.
Así como no se puede vivir vulnerablemente a medias, no se puede amar ni dejarse amar a medias tampoco. Vivir con un corazón abierto significa abrirse a amar y ser amada/o –entregarse, revisarse, e ir la distancia, como nos recuerdan las canciones de Hercules. Y con la esperanza de que en nuestras relaciones podemos ir sanando y redefiniendo lo que puede llegar a ser el amor: como algo recíproco, simétrico y sano.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si te gustó Encanto, nuestra próxima sesión de journalling en 'Acompañar' puede ser una hermosa experiencia para ti. Estaremos revisando los personajes de Encanto como si fuesen partes activas de nuestro mundo interno: ¿Cómo se siente operar desde el "deber", como Abuela? ¿Cómo se siente navegar las expectativas, como Luisa? ¿Cómo se siente tener que hacer todo "bien", como Isabella?
Estas son algunas de las preguntas que estaremos explorando así que si te interesa, actualiza tu membresía para ser parte de este espacio tan lindo y especial. Es el próximo sábado 19 de febrero de 9:30 a 11:30 a.m. ¡Te espero!
Muy en hilo con el newsletter sobre el amor, mi recomendación de hoy es el más reciente episodio del podcast Indomables, de mis queridas Meli + Leila, donde aparece una historia preciosa contada por la vulnerable + cálida Lola sobre el lenguaje de amor que comparte con su abuela a través de la cocina –específicamente, el sancocho. Me emocioné en muchísimas partes de este episodio, porque así como Lola, la cocina y la comida también es un lenguaje de amor entre mi familia y yo, y me puedo empezar a imaginar lo conmovedor que se pudo sentir para Lola esta experiencia.
Una de las frases que más me encantó la dijo la abuela de Lola: "ñame que no ablande, no sirve pa' hacer sancocho." Y se me pasaron por la mente infinitas posibilidades metafóricas para estas palabras. Pero me permitiré compartirte una de ellas el día de hoy, conectándola con este newsletter: ser vulnerables, suavitas/os y 'ablandados' –así como el ñame– suele ser el corazón del sancocho de la vida. Démonos permiso de invitar a esa suavidad a nuestra vida y a nuestra experiencia emocional. Espero que se deleiten con esta historia y le den (así como reciban de ella) mucho amor.
Haz clic abajo para escucharlo:
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
"Espero los viernes con emoción para leer el newsletter. Siempre descubro algo, siempre aprendo y también desaprendo, más qué difícil es desaprender cuando son patrones de crianza. GRACIAS! - Karlina J.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo te abres al amor en tu vida?
- ¿Con quienes puedes co-crear una fuente renovable de amor?
- ¿Cómo lo pueden lograr?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!
Reenvíaselo a alguien que necesite un recorderis de la fuente renovable que es el amor.
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️
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