La alerta del huracán interno🌀
Espero que hayas tenido una semana linda, con momentos de presencia + gratitud + tranquilidad + acompañamiento emocional. Este último tramito del año usualmente se siente un poco extraño. Sé que lo he mencionado en otras ediciones de Adentro, pero tengo esta sensación que estamos como a la espera del fin de año. Y, aunque es importante prepararnos para este momento, también puede ser valioso situarnos en el aquí y ahora. Aún en la espera, hay cosas por las cuales agradecer; aún en la espera, hay relaciones que hay que cuidar; aún en la espera, hay emociones para sentir. Te invito a que te regales el recordatorio que necesites para completar tu propio "aún en la espera...".
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición, ¿te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?
Para quienes vivimos en Centroamérica, sabemos que acabamos de culminar una semana donde estuvimos en constante estado de alerta por el huracán Julia. Países como Nicaragua y Guatemala se han visto severamente afectados, y en Panamá se reportó la evacuación de cientos de personas a albergues en la provincia de Chiriquí. En la Ciudad de Panamá, afortunadamente, la alerta verde no fue más que eso: una alerta. Y, aunque en el transcurso de la semana hemos presenciado fuertes lluvias e inundaciones, el huracán ya se disipó y –en léxico panameño– lo chifeamos (esquivamos).
Aunque he utilizado el clima como una metáfora de salud mental anteriormente, este evento me hizo pensarlo, sentirlo y reflexionarlo desde un lugar diferente. Y, hoy te quiero compartir un poco hacia donde se fue mi mente.
Cada alerta trae una sensación diferente
Parte de estar monitoreando este huracán involucró estar atenta al sistema de alerta:
Pensé en cómo las distintas alertas de huracán se sienten de manera distinta. La alerta verde, para mí, se sintió como un lugar de descanso –ya no tenía que estar tan pegada a Twitter o a las noticias para conocer cómo el huracán iba evolucionando. La alerta amarilla, por otro lado, se sintió como un lugar hipervigilante –no podría estar tan desconectada como con la alerta verde, pero aún no estábamos en peligro inminente. E imagino que la alerta roja me haría sentir muy nerviosa y ansiosa por la incertidumbre y expectativa de lo que ocurriría, posiblemente necesitaría acompañamiento físico y emocional para no sentirme solita.
Si utilizamos este evento como una metáfora, me gustaría que pensemos en las situaciones que se sienten como un huracán emocional. Quizás es un evento que anticipamos será devastador, o una situación que nos tiene muy ansiosas o ansiosos, o una noticia que nos moviliza nuestro mundo interno a un nivel muy intenso. Este sistema de alertas me hizo pensar en cómo, también, los niveles de expectativa ante estas situaciones también cambia.
Es muy diferente estar en alerta roja, amarilla o verde cuando estamos enfrentándonos a un huracán emocional. Cada uno evoca emociones distintas, nos pide una respuesta distinta y pone de manifiesto necesidades distintas. Quizás en una alerta verde, con una sesión de journalling o hacer una rutina de auto-cuidado sea suficiente. Mientras que en una alerta amarilla, quizás necesitemos apoyarnos en nuestro sistema de apoyo y tener conversaciones vulnerables para que puedan estar pendientes. O, en una alerta roja, necesitemos cuadrar una sesión con un profesional de salud mental idóneo que nos ayude a desarrollar un plan de evacuación del riesgo.
Monitorear en qué nivel de alerta estamos, nos permite identificar cómo nos estamos sintiendo y, consecuentemente, trazar un camino un poco más claro de lo que pudiésemos necesitar para prepararnos para el huracán emocional.
Los huracanes no se forman "de la nada"
Típicamente, los huracanes no pasan "de la nada". Por lo que he leído, toman entre 10-12 horas hasta un par de días en formarse. Y, como mi mente curiosa quiere irse más allá, me puse a investigar qué es lo que se necesita para que exista un huracán:
Ok, confieso que en verdad no entiendo mucho las flechas + sus direcciones + qué intentan decir. Pero, hay algunas palabras/frases que me saltan a la vista. Empecemos de abajo hacia arriba:
- Zona de baja presión.
- Fuertes lluvias.
- Nubes cargadas de agua.
No es solamente la sensación de sentirse presionada o presionado (zona de baja presión), ni solamente estar pasando por una situación emocionalmente tumultuosa (fuertes lluvias), ni solamente sentir que estamos navegando con una sensación de pesadez (nubes cargadas de agua). Muy similar al huracán, es el conjunto de todos estos elementos, de manera consistente y con el pasar del tiempo, que van creando el panorama para que se vaya formando un huracán.
El dolor emocional profundo –de esos que se sienten como una alerta roja de huracán– no pasa "de la nada". Pasa en el tiempo y, muy similar a un huracán, es importante monitorear en qué etapa estamos para que su impacto sea lo más manejable posible. Los cambios emocionales suelen darse de una manera gradual –y digo suelen, porque es importante abrir espacio para las excepciones donde sí ocurren eventos aislados que nos sacuden hasta el núcleo de nuestro mundo interno. En cualquiera de los dos casos, hay que estar preparadas y preparados, lo que me lleva al siguiente punto.
Tener tu maletita lista
Mi amiga, colega y socia, María Daniela Pérez, lo explica mucho mejor que yo, asi que dejaré que ella lo haga:
Cuando un territorio está en alerta de huracán, una de las primeras advertencias que nos comparten es tener una maletita de emergencia lista. Y, lo mismo ocurre con nuestro mundo interno y nuestra salud mental. Tener un botiquín emocional nos permite estar preparadas y preparados para cuando estemos en estado de emergencia. Y, este botiquín se puede ir construyendo con el tiempo. Incluye elementos como hablar sobre nuestras emociones, tener un sistema de apoyo, y mantener rutinas de auto-cuidado, entre otras.
Mientras más temprano trabajamos en nuestra maletita (o botiquín) emocional, más tiempo ganamos para ir enfrentando estos huracanes emocionales. Quizás, hasta minimizando el impacto que estos tengan.
A veces, el huracán no se da
Muchas veces, anticipamos que una situación se va a sentir como un huracán devastador y –para nuestra sorpresa– no es así. Estoy pensando en las conversaciones vulnerables e incómodas a las que les tenemos pavor, y terminan siendo increíblemente reparadoras; o, por ejemplo, cambios o transiciones de vida que imaginamos serán devastadoras, y no necesariamente son así; o, por ejemplo, límites que queremos establecer e imaginamos arruinarán nuestras relaciones (E038 de mi podcast), y no necesariamente ocurre así.
Esta reflexión me llegó después de ver una imagen que compartió mi amiga y colega, Montserrat Sossa:
Al final, no hubo huracán. Esta foto me transmite alivio, paz y tranquilidad –las emociones que imagino se sienten después de hacer algo emocionalmente difícil y prepararnos para ello (usualmente anticipando el peor escenario posible), para luego darnos cuenta que no fue así. Es más, con todos los ejemplos que te compartí anteriormente, suele ocurrir lo opuesto.
Cuando las relaciones son sanas, las personas sobreviven nuestras conversaciones incómodas y nuestra vulnerabilidad, los límites que establecemos y los cambios esperados que atravesamos. Y, en el camino, nuestras relaciones se vuelven más fuertes. Y mientras más fuertes nuestras relaciones, más fuerte es nuestro sistema de apoyo y la maletita emocional que vamos armando para cuando ocurra un huracán emocional un poco más fuerte. Quizás, son precisamente esas relaciones las que nos permiten ver los arcoiris, algo que quizás se nos dificulte mucho verlo solas y solos.
Mi intención con la reflexión de hoy va por distintos lugares. En primer lugar, invitarte a pensar en las distintas sensaciones de alerta ante momentos difíciles emocionalmente: qué pudieses necesitar, qué pudieses sentir, y cómo darte cuenta de los distintos niveles. En segundo lugar, invitarte a pensar en los procesos graduales que pudiesen llevarte de una alerta verde a una amarilla, o de una amarilla a una roja. En tercer lugar, invitarte a pensar en cómo está tu maletita emocional, para que puedas reforzarla con lo que necesites. Y, por último –pero no menos importante–invitarte a pensar en aquellas situaciones que creemos serán una alerta roja y en realidad pueden ser una alerta verde.
Quizás, si monitoreamos nuestro clima emocional con más frecuencia, más oportunidades tenemos de ir descifrando qué necesitamos. Quizás, podemos tomar ciertas decisiones que nos den más espacio para respirar y pensar –y así, no estar en una zona de presión baja. Quizás, podemos aliviar un poco la carga para que la nube emocional no se sienta tan cargada de lluvia. Y, así, poco a poco y haciendo varios pequeños ajustes, vamos minimizando ese huracán emocional.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E001: ¿Puedo buscar ayuda psicológica aún si no tengo ningún problema?
¿Qué puedes hacer hoy por tu salud mental?
Esta semana subí un post en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, con algunas pequeñitas sugerencias de cosas que puedes hacer hoy por tu salud mental. Si te interesa, haz clic abajo para que puedas leerlo:
Esta semana tengo dos recomendaciones: una para quienes estamos en Panamá y otra para... todas y todos, independientemente de donde estás.
Como si estuvieras en una pintura de Van Gogh
Esta semana fui a Beyond Van Gogh, la experiencia inmersiva de las obras de Van Gogh, y no puedo dejar de recomendarlo. Por pura serendipia, fui el 10 de octubre que coincide con el Día Mundial de la Salud Mental, así que fue mucho más experiencial de lo que había anticipado. Y, luego me topé con este reel sobre la salud mental de Van Gogh, creado por Laura Morales de The Gray Box, que me encantó.
Está hasta el 19 de noviembre en Panamá, para más info haz clic aquí.
Los pequeños rituales que nos anclan
Este artículo de The New York Times recoge distintos rituales que realizan las y los lectores para hacer de sus días algo especial. Me encanta leer las rutinas y rituales de otras personas porque me incentiva a pensar en la mía y también me dan ideas de pequeñas cosas que puedo integrar en mi día a día.
Para leerlo, haz clic abajo.
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Termino diciendo gracias por estos espacios que nos das con estas herramientas internas para crecer y nutrirnos correctamente a nosotros mismos.
Un abrazo y de nuevo gracias.
-Nadia H.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo está tu maletita emocional?
- ¿Cómo se ven las distintas alertas para ti?
- ¿Cómo se siente explorar tu clima emocional?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️
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