Hay resistencia en el cuidado🧶

🧭¡Aún nos quedan algunos cupos!🧭
Si has estado debatiendo si nuestro workshop, emprende desde adentro, es para ti, aquí te dejo tres señales de que quizás es exactamente lo que necesitas:
🥵Sientes que estás trabajando desde la urgencia: te encuentras agotada/o porque estás apagando fuegos y te gustaría darle más claridad a tu negocio, para así poder disfrutar de sus frutos y crear desde un lugar de más presencia.
🫣Tienes muchas voces internas y no sabes cuál escuchar: hay una parte de ti que quiere descansar, otra que quiere construir algo duradero, y otra que está llena de ideas creativas, y quieres descubrir cómo y cuándo escuchar a cada una.
😌Quieres diseñar tu negocio para que se sienta sostenible y alineado contigo: sabes que cuando estás emprendiendo desde adentro, todo cambia, y quieres regalarte el espacio para descubrir lo que cada voz en tu mundo interno emprendedor aporta en este camino.
Este workshop no es una fórmula mágica ni una solución rápida –es una mirada profunda y reflexiva a tu negocio, para que puedas afinar tu brújula interna y descubrir los pasos más prácticos que le den a tu negocio claridad, presencia y dirección. ¿Te animas? ¡T-1 semana para este maravilloso espacio, y nos encantaría verte allá!

¿Cómo empezaste este nuevo mes? ¿Qué espera por ti en mayo? ¿Qué posibilidades están deseando que abras el espacio para descubrirlas? Espero que este mes esté lleno de los ingredientes que necesitas para cultivar aquello a lo que emocional, personal, profesional o espiritualmente estás gravitando.
En el news de hoy, escribo sobre la resistencia en el cuidado:
- 🧶Estoy reflexionando en DesAprendiendo sobre... cómo pensarnos en lo colectivo y conectarnos desde esa humanidad compartida, es una forma de resistencia.
- 📣Estoy compartiendo en Novedades... las personas específicas para quienes hemos diseñando nuestro workshop, emprende desde adentro.
- 📰Estoy incluyendo en Recomendaciones –un episodio de podcast que me disfruté demasiado.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.

"Mariana, ando por tu área, ¡avísame cómo andas de tiempo para vernos!", me escribió mi amiga Julieta, temprano el miércoles pasado. "¡Sí!", le contesté de inmediato, con los ojos entrecerrados y medio dormida porque recién me había despertado, pero llena de ilusión, "tengo dos reuniones, pero después de ahí, te alcanzo." Me sentí contenta porque, aparte de encontrarme con ella, también tenía un cafecito pendiente más tarde con otra amiga que estaba de visita. Con ganas de iniciar mi mañana cuanto antes, me empecé a alistar y prepararme para un día que se estaba empezando a llenar de diversos planes que me llenaban de ilusión.
Pero, luego, la mañana fue en picada.
Se me regó el café en la camisa, rompí accidentalmente un adorno en mi casa, mi Internet decidió fallarme cinco minutos antes de iniciar la reunión –ocasionando que llegara tarde–, y tuve que agendar dos reuniones adicionales a las que estaba teniendo, porque nos estaba costando entendernos y eso dificultó llegar a una conclusión final. Fue de esas mañanas donde todo cuesta un poquito más. Terminé mis reuniones sintiéndome irritada, y con una sensación de estancamiento y frustración, sin ganas de hacer mucho más después de ahí.
En la mitad de mi pataleta a media mañana, se encendió la luz de mi pantalla para indicar un mensaje nuevo: "Ya acá, ¡me avisas cómo vas!". Era de Julieta. Sin pensarlo dos veces, apagué mi computadora y salí para encontrarme con ella.

Me recibió con esa presencia llena de calma y apertura que la caracteriza, y con una sonrisa cálida me preguntó cómo estaba. Como si mi mente fuese uno de esos libros de "elige tu propia aventura", se me abrieron dos posibilidades: podía mentirle y hacer como si nada me estuviese pasando, intentando forzar la conversación hacia un lugar diferente de lo que emocionalmente estaba sintiendo; o, genuinamente aceptar su invitación y ser honesta sobre –disculpa mi francés– la mañana de mierda que estaba teniendo. Elegí la segunda.
Y ventilé. Y me disculpé por ventilar. Y ella me escuchó. Y seguí ventilando. Y ella me siguió escuchando. Y yo seguí hablando. Y ella me miraba con ternura mientras me asentía con la cabeza, invitándome a seguir. Así que, seguí. Y me ofreció todo el espacio que necesitaba en ese momento para sacarme de mi organismo lo que me estaba incomodando. Y, como una gaseosa después de que pierde su efervescencia, me empecé a sentir más serena; más ligera. Porque eso era exactamente lo que necesitaba.
Le agradecí por darme el espacio para ventilar, por escucharme sin juzgar, por validarme –hacerme sentir que mis emociones hacían sentido, que no me las estaba inventando–, y por regalarme la perspectiva en ese momento que estaba necesitando. Regresé a mi casa con un aire de frescura, con espacio para hacer un reset, y no permitir que esa agitada mañana determinara el resto de mi día.

Cuando me encontré con mi amiga en la tarde, ya estaba sintiéndome mucho más calmada y receptiva; mucho más yo. La vi apenas abrí la puerta del café, sentada en la mesa de la esquina esperándome. Se me formó una sonrisa en el rostro porque, en un instante, se desbloquearon tantos recuerdos desde la última vez que nos vimos. Que lindo es encontrarse con alguien, después de años sin verse, y sentir el mismo cariño –como si el tiempo hubiese cristalizado el afecto, y la presencia lo descongelara con brevedad.
Ella estaba inmersa en sus pensamientos y, cuando me acerqué, me miró, se sonrío y se le aguaron los ojos de inmediato. Conmovida por ese gesto, la abracé. "Es verte y conectarme de inmediato con lo que estoy sintiendo", me dijo con suaves arroyos de agua brotando de sus ojos.
Y ventiló. Y se disculpó por ventilar. Y la escuché. Y siguió ventilando. Y la seguí escuchando. Y ella siguió hablando. Y yo la miré con ternura mientras asentía con la cabeza, invitándola a seguir. Así que, siguió. Y le ofrecí todo el espacio que podía ofrecerle en ese momento para sacara de su organismo lo que la estaba incomodando. Y, como una gaseosa después de que pierde su efervescencia, se empezó a sentir más serena; más ligera. Porque eso era exactamente lo que ella necesitaba.

Hay tanto pasando en el afuera ahora mismo. Pero, ¿cuándo no es así? Hay tanta injusticia, tanta frustración, tanta impotencia, tanta violencia, tanta desconfianza, y tanto miedo. Y aún, en la mitad de todo eso, estamos nosotras y nosotros; nuestros vínculos, y nuestra capacidad de ofrecernos espacios de seguridad en momentos de auxilio –sea eso irritabilidad, desamparo, tristeza, duelo, confusión o incertidumbre, por nombrar algunos.
Ese día me sentí más conectada con la vida que nunca; sentí esa humanidad compartida de la que tanto he leído y de la que tanto he escrito. Creo que mis amigas se vieron en mí, y yo me vi en ellas. Y creo que esa es la verdadera resistencia. El entretejido de cuidado que nos ofrecemos los unos a los otros, en la intimidad de un café o de una conversa en el carro mientras alguno de las dos maneja.
Cuando mi amiga se derrumbó conmigo sentí que quizás esa mañana de mierda me tenía que pasar a mí, ese día, para poder estar ahí para ella. Para poder tener la sabiduría experiencial de lo que significa presenciar el derrumbe de otra persona, porque ya alguien me lo había ofrecido antes. Para poder tener el espacio disponible para contenerla, sostenerla y escucharla. Como una cadena de empatía, quizás.

Quizás, esa también es una forma de resistencia. La que hacemos con el cuidado, con la escucha, con la presencia, con la vulnerabilidad de mostrarnos tal cual somos y de presenciar al otro tal cual es; con la empatía y con la compasión. Quizás, es una forma de resistencia porque empieza con la premisa de que, al final, no somos tan diferentes. En un mundo que se consolida con la distinción, con separarnos y con vernos desde lugares "diferentes", quizás es revolucionarnos encontrarnos desde las similitudes. Quizás con cada acto de cuidado que recibimos, también acordamos una misión secreta de ofrecérselo a alguien más, confiando que ella hará lo mismo por otro, y así sucesivamente. Quizás, como el noble trabajo de hormiguitas, vamos sanando a través del cuidado mutuo que nos ofrecemos. Quizás de eso va todo esto.
Que bonito imaginar un mundo lleno de eso: de cuidado mutuo, de valorar el preciado regalo que hay en la presencia de alguien, y de devolver el favor –el gesto de cariño y ternura radical –cada vez que podamos, sin esperar nada a cambio. Quiero ser parte de construir un mundo así –como se pueda– y espero que tú también.
Gracias, como siempre, por tu gentil atención y presencia.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:


🧭Te estamos esperando...
A ti, que tienes años emprendiendo, y sientes ganas de volver a conectar contigo para reforzar la razón por la cual empezaste a hacer esto.
A ti, que tienes una (o, ¡varias!) ideas burbujeando dentro, deseando el espacio + guía + acompañamiento para darle claridad y dirección a lo que muere por salir.
A ti, que te sientes algo confundida por el siguiente paso a tomar, y quieres descubrir cómo conectar con tu voz interna que ya sabe por dónde tomar.
A ti, que a veces te sientes abrumado porque no sabes cómo priorizar, y anhelas tener herramientas que te devuelvan claridad en el proceso de emprender.
A ti, que sabes que emprender no solo se trata de estrategias, sino también de conocerte, sostenerte y escucharte mientras construyes un negocio que se alinee con tu vida.
Queda una semana (y un día) para nuestro taller y estamos tan emocionados + agradecidos por acompañar a emprendedoras y emprendedores que saben que una gran parte de este trabajo empieza adentro. Si eso te está llamando, haz clic abajo y reserva tu cupo –¡nos encantará acompañarte a descubrir tu mundo interno emprendedor!

Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Podcast
"I'm The Party" (w/ Amy Poehler) - Las Culturistas
Las Culturistas –el podcast de Matt Rogers y Bowen Yang– está rápidamente convirtiéndose en uno de mis podcasts favoritos, tanto que presiento que podría ser mi #1 en el Spotify Wrapped de este año. Más allá de que es un contenido de cultura popular que es ligero y demasiado gracioso, las entrevistas que ambos facilitan y las conversaciones que se tienen en el espacio son demasiado ricas y multicapas. Y, una de sus más recientes, con Amy Poehler, fue una bocanada de aire fresco.
Me reí, encontré perlitas de sabiduría, me asombré y me sentí súper identificada con el minuto de ventilación de Amy Poehler en el recurrente segmento de "I don't think so, honey...". Quizás no es un podcast de salud mental, pero en definitiva, escucharles es increíblemente beneficioso para mi salud mental.
Puedes escucharlo haciendo clic abajo:

¿Qué has estado leyendo, escuchando o viendo recientemente que te ha encantado?
¡Desliza hacia abajo, haz clic en los comentarios y cuéntame qué me recomiendas!
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Tu newsletter es un refugio cada fin de semana😍
- C, en respuesta a una de mi más recientes entradas "La optimización del Self"
Para escribir en tu journal
- ¿Cómo se ve el entretejido de cuidado en tu vida?
- ¿Qué evoca en ti ver a todos tus vínculos y a ti como parte de una misma experiencia humana?

Este newsletter es una resistencia colectiva; reenvíaselo a alguien como un gesto de cuidado.
Un abrazo,
Mariana♥️

Comments ()