El lujo de un cuerpo en calma🐞
Este es el último viernes del mes de septiembre, lo que significa que, oficialmente, estaremos entrando en el último trimestre del año: el Q4. En la ciudad de Panamá solemos tener una creencia que, al llegar octubre "ya se acabó el año", porque noviembre está lleno de días festivos y en diciembre la ciudad se siente cáotica y urgente por las fechas festivas –haciendo que el tiempo se pase rapidísimo. No me gusta esta creencia. Me hace sentir que no soy dueña de mi tiempo y de mi energía. Y, aunque soy contagiada por la energía ambiental y cultural del lugar en el que vivo, también es cierto que todavía hay tiempo: para reestablecer, reestructurar, refrescar... y simplemente, para estar.
Este fin de semana, estaré adentrándome en una sesión de journaling enfocada y extendida para reflexionar en mi Q3 e imaginar mi Q4. Quizás es mi forma de resetear este último pedacito del año, y honrar el espacio liminal que existe ahora mismo. Te comparto algunas de las preguntas que estaré usando –por si te sirven y te gustaría usarlas a ti también:
¿Qué nuevas oportunidades o ideas exploré en el último Q3?
¿Cómo me hicieron sentir? ¿Cómo deseo incorporarlas en mi Q4?
¿Cómo hice espacio para la creatividad, reflexión y descanso?
¿Qué me está pidiendo atención en este Q4? ¿Cómo imagino dárselo?
¿Cómo se ve el tiempo ideal entre las diferentes partes de mi vida en este Q4?
¿Qué necesito de mí y los demás para acercarme a ello?
¿Qué prácticas o rituales deseo incorporar en el Q4 para anclarme en el aquí y ahora?
Espero que estas preguntas reflexivas te ayuden a afinar tu brújula interna para que, con ella, descifres la dirección que tu corazón y mente están necesitando que tomes en este último e importante pedacito del año.
En el news de hoy, escribo sobre el lujo de un cuerpo en calma:
- 🐞Cómo muchas veces lo damos por sentado
- 📓¡Última llamada para nuestra sesión en vivo de journaling de este mes!
- 📰Te cuento mis recomendaciones –la peli que es, fácilmente, lo mejor que he visto este año.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
Hace algunos días vi un TikTok... o, ¿fue un Reel?... o, ¿un post? Da igual. ¿Realmente da igual? ¿Cómo no me acuerdo dónde lo vi? ¿Qué dice eso sobre la forma en la que consumo contenido? ¿Recuerdo mi cuerpo dónde estaba y cómo estaba cuando lo vi? ¿Qué dice eso sobre lo que ocurre con mi conciencia corporal cuando consumo contenido de una manera automática? ¿Cómo se siente mi cuerpo después de que dejo de ver contenido? En efecto, ¿dejo de ver contenido o dejo de verlo ese momentito?
En fin, el post decía: "el verdadero lujo es un sistema nervioso regulado".
¿Qué tan regulado estuvo mi nervioso central cuando se encontró con ese post?
Es difícil crear contenido que se consume digitalmente, sin que una misma consuma contenido digitalmente. Es difícil consumir contenido digitalmente de manera intencional, cuando produces y publicas contenido digitalmente en un lugar donde se consume de manera automática. Es difícil notar la descarga de dopamina en tu cerebro y tu cuerpo –buscando constantemente refrescar y actualizar, revisar y analizar, ajustar y anotar– y estar consciente del malestar corporal que te hace sentir. A veces, es difícil vivir intencionalmente en un mundo altamente digital.
¿El contenido digital se consume y produce igual?
Soy consciente que este newsletter es un medio digital largo y extenso –lo que la autora Joy Sullivan describiría, quizás, como "arte masticablemente lento" (no me encanta la traducción, pero en su idioma original me fascina: slow chewy art). Soy consciente que, precisamente porque toma en promedio entre 8 y 12 minutos leer una edición completa, no está hecho para todo el mundo. Soy consciente que quizás no crezca de la manera vertical y rápida que quizás otro tipo de contenido lo haría –ese del que quizás el Internet me quiere convencer, porque es la manera "correcta" de "crecer" mi "audiencia". Soy consciente de todo esto... y me enorgullece. Este espacio se siente tan especial, precisamente porque es "masticablemente lento". Se parece más a mi forma de trabajar. Se parece más a ritmo de vivir. Se parece más a mí.
Creo que lo he mencionado anteriormente, pero consumo este material extenso de una manera similar a como lo produzco. Me tomo toda una mañana para leer con cuidado los diferentes ensayos –masticablemente lentos– a los que intencionalmente me suscribí, haciendo clic en múltiples botones que dejaran en evidencia que quería recibirlo en mi bandeja de entrada y que, efectivamente, no era un robot. Me preparo mi café, subo a mi oficina, me pongo mis audífonos que cancelan sonido y escucho música mientras leo y escribo y reflexiono y digiero las hermosas palabras que autoras como Lisa Olivera, Shira Erlichman, Ann Friedman, Andrea Gibson, Laiza Oenfre, Mari Andrew, Maria Popova, por nombrar algunas, han escrito. Me toma tiempo y me tomo el tiempo –y noto cuánto mi cuerpo lo disfruta. Es un lujo poder dedicarle toda una mañana a esta práctica; es un lujo que mi cuerpo esté por tanto tiempo en calma.
¿Tengo que producir contenido de igual manera a como lo consumo?
Noto con cada vez más rapidez y precisión mi resistencia a producir y crear para plataformas digitales cuyo contenido se consume de manera rápida y urgente. Me noto inquieta e impaciente de estar revisando cómo le está yendo o qué comentarios han dejado o cuáles son las reacciones. Me noto traicionando mi compromiso conmigo misma de no empezar mis días abriendo redes sociales. Me noto operando desde la búsqueda insaciable de dopamina, y eso no me gusta. Me noto insatisfecha por la cantidad de tiempo que paso por allá. Me noto decepcionada al notar el contraste evidente de pasar tiempo por acá.
Recuerdo haber escrito anteriormente sobre algo similar, y me encuentro identificada en algo que ya he pensado, sentido y escrito:
"Creo que, sobre todo, eso es lo que no me gustó: que la inquietud, aceleración, movimiento agitado de mi cuerpo no tuviese nada que ver con algo de mi mundo interno –sino que fue impulsado por algo completamente externo y ajeno a mí."
En esa ocasión, escribí sobre la dieta mediática y el consumo intencional de contenido. Creo que hoy estoy escribiendo sobre la producción intencional –y congruente– de contenido.
Quizás no todo el contenido digital se consume o produce igual...
Nada es casualidad y, esta semana en su newsletter Lisa Olivera escribió esto:
Recibí estas palabras como una señal emocional para re-confirmar el permiso que me quiero otorgar. Permiso para que el deseo que mi cuerpo esté en calma guíe mi vida –y eso incluye a mi vida digital. En los 7 años que he estado creando contenido digitalmente, mis necesidades, sensaciones y objetivos han ido cambiando. Hace 7 años, me divertía y entusiasmaba jugar con todas las herramientas y me emocionaba el desafío cambiante de las redes sociales; publicaba artículos y posts todos los días (hasta en dos idiomas diferentes); escribía un blog diariamente en inglés y español; y, hacía Instagram Lives semanales. No tengo idea cómo se sentía mi cuerpo en ese momento, pero creo que no ansiaba el lujo de un sistema nervioso central en calma –no era una prioridad en ese momento.
Pero, 7 años después, soy una persona distinta. No tengo deseos de mantenerme actualizada con las tendencias de redes sociales. No tengo deseos de mantenerme relevante ni estar creando contenido que compite por la atención inmediata y a corto plazo de la gente. No tengo deseos de exponer a mi cuerpo a ese desgaste energético, ni de estar pagando el costo de ese desgaste con una atención dispersa y distraída.
Quiero crear algo que se sienta como más que contenido de rápido consumo. Quiero crear piezas que evocan reflexión. Quiero escribir ensayos masticablemente lentos. Quiero que mi cuerpo se sienta en calma con la manera en la que enfoco mi creatividad y energía –porque se siente congruente. Quiero que lo que sea que lanzo al mundo se quede con la gente un rato más que esos primeros cinco segundos de enganche. Quiero sentirme satisfecha con mi proceso creativo porque eso es lo que guía mi creación, no el resultado. Quiero disfrutar el lujo de un cuerpo en calma. Y, quiero crear [en] espacios donde quienes me leen o escuchan o ven sientan a sus propios cuerpos en calma, también.
Porque no todo el contenido digital se consume o produce igual.
No soy de decisiones radicales y esta no será la ocasión donde empiece. Pero tampoco soy una extraña en darme descansos digitales cuando lo necesito. Esta no es una carta de despedida de redes sociales, es una carta de compromiso con mi cuerpo. Porque noto que cuando mi cuerpo está en calma, pienso de manera más clara, estoy más presente, tengo más perspectiva, siento más empatía, respondo antes de reaccionar y me presencio con más aceptación incondicional. En general, disfruto más la vida cuando mi cuerpo está en calma.
Hoy, más que nunca, entiendo que el lujo de un cuerpo en calma se logra a partir de tratar con responsabilidad aquello con lo que decidimos exponer a nuestro cuerpo. En esta ocasión escribí sobre la producción digital creativa, pero bien podría ampliarse a: la manera como lo movemos, cómo lo alimentamos, cómo lo estiramos, cómo lo nutrimos, las personas y relaciones a las cuales lo exponemos, las conversaciones que presenciamos e intercambiamos. Nuestro cuerpo es un intermediario constante en nuestra vida y es el primer lugar que nos va indicando qué es necesario ajustar.
Quiero habitar mi cuerpo con presencia, aceptación, compasión, dulzura y cuidado. Y la forma en la que dirijo toda mi energía creativa –de la cual mi cuerpo es un vehículo– impacta en ese acto amoroso de habitar a mi cuerpo. Quiero darle un hogar respetuoso, amable, lento, intencional y congruente a mi energía creativa, porque sé que cuando hago eso, mi cuerpo se siente de esa manera también. Este espacio es así. Gracias por permitir que mis palabras habiten tu mente y tu cuerpo, me comprometo a seguir cuidando el lugar de donde nacen.
¡Qué alivio que no todo el contenido digital se consume o produce igual!
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
¡Última llamada para nuestra sesión en vivo!
Hoy es el último día para activar tu membresía de acompañar y acompañarnos (valga la redudancia) a nuestra sesión de journaling en vivo de mañana sábado 28 de octubre. Será una sesión muy especial porque es mi intención que nos conectamos desde el asombro, gratitud y conciencia con nuestro cuerpo –muy en sintonía con honrar y cuidar a ese vehículo de energía que nos da tanto todos los días.
En esta sesión, lograremos:
❤️🩹explorar qué historias hemos creado sobre nuestros cuerpos,
❤️🩹re-significar la mirada que le damos a nuestros cuerpos,
❤️🩹ampliar esas historias para que sean multicapa, compasivas y sanas.
¿Me permitirías ser tu guía en esta exploración y descubrimiento?
Para participar, solo debes activar tu membresía pagada, que puede ser de $10 mensuales (pago automático recurrente) o de $100 anuales (un solo pago una vez al año). ¡Te espero!
Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Película
I Saw The TV Glow (2024)
Hace meses, Mari Andrew compartió un ensayo hermoso sobre el cuerpo inspirado por esta película (que de hecho me volví a leer en preparación al acompañar de este sábado), y desde entonces la anoté en mi lista. Luego, hace un par de días, un amigo en cuyo paladar artístico y literario confío plenamente, compartió su reseña sobre la misma –lo que volvió a marcarla como una prioridad en mi mente. Esta semana me regalé el tiempo para verla y no fue para nada lo que esperé... en el mejor de los sentidos.
Debo admitir que estaba bastante dudosa de verla porque la ubican en el género de "Horror", y la realidad es que no soy muy de ver este tipo de películas: me trastocan el sueño, me provocan insomnio y me dejan con una sensación persistente de ansiedad. Si bien esta película tiene un ambiente emocional espeluznante y angustioso, yo diría que es mucho más que Horror. Es una alegoría a la experiencia de identidad transgénero y está compuesta de una variedad de elementos audiovisuales y simbólicos que tocan fibras emocionales y corporales tan profundas que las palabras no llegan a hacerles justicia.
La fotografía de la película es absolutamente hermosa, es narrada con simbolismos que evocan una nostalgia noventera –Jane Schoenbrun, quien escribió y dirigió la película, se inspiró en Buffy La Cazavampiros y Pete & Pete, e incluso muchas tomas me recordaron a ¿Le Temas a la Oscuridad?. A mi parecer, es una película para ser sentida, no para ser entendida. Quizás por eso no encuentro las palabras adecuadas para describirla o fundamentar mi recomendación –solo sé que se ha quedado conmigo (en mi mente y en mi cuerpo) toda la semana, y si eso no es arte, no sé qué es. Sin lugar a dudas, es una de las mejores películas que he visto este año.
La alquilé en Apple TV+ y puedes hacer clic abajo para ver la ficha técnica:
¿Qué has estado leyendo, escuchando o viendo recientemente que te ha encantado?
¡Desliza hacia abajo, haz clic en los comentarios y cuéntame qué me recomiendas!
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Que carta tan linda! Tengo los pelitos parados. Me provoca demasiado abrazarla.
-MDP, en respuesta a una de mis más recientes entradas "Una carta abierta para ella" (🧚🧚♀️)
Para escribir en tu journal
- ¿Cómo se siente tu cuerpo con el contenido que consumes y/o produces?
- ¿Qué tan a gusto te sientes con estas sensaciones?
- ¿Cómo quieres que se sienta tu cuerpo?
- ¿Qué pequeños ajustes puedes hacer hoy para regalarle, a través de tu comportamiento digital, el lujo de la calma?
Este newsletter es arte masticablemente lento; envíaselo a alguien que quiera sentir el lujo de tiempo al leerlo.
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Un abrazo,
Mariana♥️
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