El campo minado interno💣
¿Cómo estamos iniciando el mes de febrero? Hoy quiero "subcontratar" la reflexión de hoy, y elijo compartirte una de un reciente post que publicó la poeta Morgan Harper Nichols:
Para este mes de febrero, te deseo mucha suavidad y compasión mientras vas recuperando la energía para cumplir los sueños e ilusiones que tienes para ti en este 2023. Dejemos que enero sea lo que enero tuvo que ser, para que febrero se convierta en lo que se tenga que convertir.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
¿Te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?
Al riesgo de hacer un comentario donde se me caiga la cédula (un término panameño para ejemplificar cuando decimos algo que pone en evidencia nuestra edad), ¿te acuerdas de ese juego llamado Buscaminas (o Minesweeper, en inglés) que había antes en Windows? Se veía algo así:
Para quienes no han tenido el placer de "matar tiempo" jugando este juego (intercalado con Solitario), el propósito del mismo es ir descifrando donde están las bombitas en un campo minado, para intentar evitarlas. Se pone una banderita roja en el lugar donde sospechas que hay una bombita y debes ubicar correctamente la mayor cantidad de banderitas rojas. Te enterarás de esto una vez que detones una bombita, y así se termina la partida.
Cuando estaba chiquita no tenía idea que este era el objetivo del juego, yo iba haciendo clic en cada botoncito, aleatoriamente, esperando obtener numeritos y esquivar las bombitas. Más grande, me enteré que se puede ser un poco más estratégico y, en cada partida, ir mejorando y refinando la forma en la que vas jugando este juego. De esta forma, entonces, quizás el objetivo no es esquivar las bombitas a la primera, sino ir aprendiendo cómo detectar cuando una bombita está cerca y de forma muy intencional ir poniendo las banderitas rojas para no caer ahí y –sin querer– detonar una bombita.
¿Por qué estoy trayendo este juego tan retro a colación? Bueno, porque imagino que algo muy similar puede ocurrir en nuestro mundo interno. Y, como siempre, procedo a contarte un poco lo que pasa por mi mente.
Posiblemente, has escuchado hablar de los detonantes o desencadenantes emocionales antes. Juré que había hablado en mi podcast de eso (pero parece que no, quizás quede para un epi futuro👀), pero sé que los he mencionado y hasta escrito sobre ellos en algún momento (como en este artículo de Psychology Today que escribí hace algún tiempito). Básicamente, un detonante emocional o desencadenante es una situación que evoca una respuesta emocional muy fuerte en nosotras y nosotros, típicamente porque lo que está pasando en el ahora (el desencadenante) se engancha con alguna experiencia emocional temprana que ha estado almacenada en el mundo interno por mucho tiempo.
Usualmente, los detonantes o desencadenantes emocionales nos llevan a lugares que se sienten emocionalmente pesados:
- Una situación que nos puede hacer sentir envidia o celos
- Una situación que nos puede hacer sentir vergüenza
- Una situación que nos puede hacer sentir lastimadas/os, ignoradas/os y/o poco vistas/os
- Una situación que nos puede hacer sentir confundidas/os
Precisamente porque esos detonantes están saliendo en el aquí y ahora, eso a veces nos puede dificultar identificar en qué parte de nuestra historia esa emoción fue protagonista. Los detonantes y/o desencadenantes, son espacios sensibles en nuestra historia que cuando son presionados –muy similar al juego de Buscaminas– pueden llevarnos a despertar muchas otras fuertes reacciones emocionales.
Así como no existe la opción de no tener bombitas en el juego de Buscaminas, tampoco es posible vivir nuestra vida sin sentir detonantes y desencadenantes. En mi experiencia (personal y profesional), he encontrado que es uno de los riesgos de vivir una vida con un corazón abierto: nuestras relaciones se vuelven íntimamente significativas, haciendo que las personas involucradas se acerquen muchísimo a las áreas sensibles de nuestra infancia, a esos campos minados que nuestras experiencias tempranas fueron desarrollando.
Menciono esto porque no me gustaría demonizar a los detonantes y desencadenantes emocionales, ni tampoco compartir un mensaje de cómo "debemos" evitarlos a toda costa. Parte de nuestra naturaleza humana que nos pone en interconexión con otras personas hace que sea (casi) imposible vivir una vida sin desencadenantes o detonantes. Las heridas tempranas existen y las bombitas emocionales producto de relaciones difíciles existen –el tema es, ¿qué hacemos con ellas? ¿Cómo podemos minimizar su impacto lo más posible? ¿Cómo podemos volvernos un poquito más intencionales y estratégicos al momento de desactivar esas bombitas emocionales?
Imaginarme los detonantes/desencadenantes de nuestro mundo interno –esas situaciones de hoy en día que pueden evocar una respuesta muy temprana en nosotras y nosotros– como bombitas emocionales, me hace pensar en lo que se necesita para desactivarlas. Aquí me estoy guiando absolutamente por lo que he visto en películas y series, ya que mi sabiduría experiencial está un poco limitada. Pero, por lo que he visto, desactivar esas bombitas requiere algunas herramientas emocionales –mismas que podemos replicar en nuestro mundo interno:
Paciencia
Uf. Que fácil es escribir esto y que difícil es extendernos esto a nosotras/os mismas/os y a los demás, en especial cuando hablamos sobre detonantes emocionales. Cuando hablo sobre paciencia, me refiero a –así como con el juego de Buscaminas– intentar movernos con mucha lentitud en el proceso de identificar un detonante. Un proceso donde muchas veces, nos frustramos con nosotras mismas y nosotros mismos, así como con las personas a nuestro alrededor. Nos puede frustrar que las heridas emocionales del pasado aún duelan, o que incluso haya dinámicas/relaciones en el aquí y ahora que tocan esos moretones emocionales.
Extendernos paciencia –y por ahí mismo invitar a su prima hermana, la auto-compasión– puede ser una herramienta valiosísima durante el proceso de desactivar esas bombitas emocionales. Recordar que el dolor emocional es parte de nuestra historia, por lo que es inevitable que aparezca de vez en cuando, y al mismo tiempo abrirnos a la posibilidad de re-escribir esta narrativa desde un lugar más sano. Como muchas veces me lo imagino: que nuestra versión adulta pueda acompañar a nuestra versión niña/o y/o adolescente en este dolor emocional que activa esa bombita del aquí y ahora, y le ofrezca algo distinto. Quizás un mensaje más esperanzador y seguro de: estás a salvo y hoy podemos hacer manejar esto de una manera diferente.
Minuciosidad
Así como el juego de Buscaminas nos pide ser estratégicos del lugar que vamos a presionar, los detonantes emocionales también nos piden ese tipo de minuciosidad. Ser minuciosas y minuciosos al momento de explorar el contexto que detonó esa bombita emocional; y, explorar ese ambiente al detalle para identificar qué emoción activó –con curiosidad extra-compasiva.
Muy conectado con la paciencia, creo que muchas veces cuando nos sentimos atacadas y atacados (como suele pasar con los detonantes emocionales) entramos en modo protección de inmediato. Y, consecuentemente, cuando entramos en modo protección (y típicamente reacción), nos cuesta muchísimo más explorar a mayor profundidad ese detonante emocional. ¿Qué me hizo sentir? ¿Por qué imagino que me sentí así? ¿En qué otros momentos ha aparecido esta emoción?
Es muy probable que cuando estemos sintiendo algo emocionalmente intenso se nos dificulte explorar la bombita con minuciosidad. Y precisamente por esto necesitamos la paciencia: paciencia con nosotras mismas y nosotros mismos al transitar las emociones que van saliendo, y confiar que esa emoción pasará. Y, una vez que la marea emocional baje un poco más, empezar esa exploración minuciosa, curiosa y compasiva.
Conectarnos con nosotras mismas/os
Cuando juegas Buscaminas, el juego te va dando pistas de por donde hay más bombitas o menos. Algo muy similar ocurre en nuestros cuerpos: los mismos nos van diciendo qué se está sintiendo peligroso para nosotras y nosotros. Detectar esas bombitas emocionales, esos detonantes –muy similar a como ocurre en Buscaminas– nos pide prestar atención. Prestar atención a las señales de nuestro cuerpo y cuando nuestros sistemas de alerta se activan porque se está llegando a un lugar muy sensible.
La intención de la reflexión de hoy es invitarte a pensar sobre los detonantes o bombitas emocionales que pudiesen estar apareciendo en tu mundo interno, para así evocar el deseo de hacer un trabajo interno para que el adentro se sienta cada vez menos como un campo minado. Y, para hacer esto, debemos ser tan cuidadosas y cuidadosos como lo somos en Buscaminas –moviéndonos con mucha intencionalidad, tanto con nosotras/os mismas/os así como con las demás personas. Quizás, si trabajamos en que el adentro se sienta como un lugar lo menos peligroso posible, esas bombitas emocionales se pueden ir desactivando con mucha más ternura y compasión. Y, de esta forma, podemos cultivar relaciones más sanas desde la calma y la presencia.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E034: ¿Para qué conocer mi historia familiar?
¡Únete a nuestro espacio de journalling!
La semana pasada tuvimos nuestra primera sesión de Acompañar del año –el espacio de journalling colectivo creado y facilitado por mí– donde mes tras mes reflexionamos sobre distintos temas internos. Justo les decía a las y los participantes, que si tuviera que describir el espacio lo haría mas o menos así:
- 1/4 reflexiones psicoeducativas
- 1/4 clase de psicología
- 1/4 journalling
- 1/4 vulnerabilidad compartida
Es un espacio emocionalmente rico, donde todas y todos quienes participamos tenemos la invitación de desaprender y reaprender algo nuevo. Si actualizas tu membresía hoy no solo podrás participar de la sesión del mes de febrero (¡pronto te cuento cuál es!), sino que también ganas acceso inmediato a la biblioteca digital que almacena todas las sesiones que hemos tenido que incluyen más de 25 horas de contenido con temas como:
- Cómo darme permiso para sentir
- Reaprendiendo a manejar expectativas
- Conociendo mis auto-sabotajes
- Trabajando en mi responsabilidad afectiva
Entre muchos otros.
Cada tema incluye sus respectivas preguntas para hacer journalling y con playlists cuidadosamente curados para cada una de las reflexiones que incentivamos. Si te interesa ser parte de este espacio pero aún te quedan preguntas, no dudes en escribirme. Y, si ya estás lista/o para mirar hacia adentro de una forma más focalizada y guiada, ¡haz clic abajo!
Tito, Margot y yo (2022)
Esta recomendación fue agregada a última hora a este newsletter. No porque no esté segura que lo quiero recomendar –todo lo contrario, de hecho– sino, porque no estaba segura que aún iba a estar en las salas de cine de Panamá. Este documental panameño explora la relación entre Tito Arias, político y diplomático panameño, con Margot Fonteyn, aclamada bailarina de ballet británica. La fui a ver el fin de semana pasado al cine, y no puedo recomendarla más. Si están en Panamá, les invito a que aprovechen mientras está disponible para que la vean.
La renuncia silenciosa
A inicios de este año, me topé con este artículo de The New Yorker sobre una nueva tendencia que está ocurriendo en las generaciones más jóvenes: la renuncia silenciosa. Se trata sobre renunciar a la mentalidad de urgencia y de dar la milla extra (puntos extra si estabas por aquí cuando escribí sobre la milla suficiente😉), precisamente para vivir una vida más integrada y sencilla, donde el trabajo no sea el foco más importante. El artículo explora lo que esto significa –intergeneracionalmente– y, cómo quizás "la renuncia silenciosa podría ser un enmarañado punto de inicio de una nueva generación asumiendo este reto."
Puedes leer el artículo completo haciendo clic abajo.
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Me encantó la reflexión... la búsqueda por vivir nuestras vidas de forma más auténtica se ve diferente todos los días, y eso es precisamente lo más auténtico de todo.
-AR
Para escribir en tu journal:
- ¿Pudiste identificar algunos desencadenantes emocionales para ti hoy?
- ¿Cómo se ven? ¿Qué necesitas para desactivar esas bombitas emocionales?
- ¿Cómo se siente reflexionar sobre esto ahora?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!
Reenvíaselo a alguien que te ayude a desactivar tus bombitas emocionales.
Si eres nueva/o y quieres leer newsletters pasados, haz clic aquí.
Si estás visitando, recuerda suscribirte aquí.
Un abrazo,
Mariana♥️
Comments ()