Cocinando a fuego lento🍝
O, mejor dicho: welcome back... me. Envié mi última edición del newsletter hace casi dos meses, y cuán necesario fue ese descanso que tomé. Tengo ya un par de años viviendo y trabajando de una manera bastante cíclica, y cuando percibo que se avecina una época que podría pedirme mucha atención y tiempo, me gusta organizarme para poder dársela. Durante este mes me estuve mudando y aclimatándome a un nuevo espacio físico (mental y emocional, también, por supuesto), y elegí otorgarme el tiempo y espacio que fuese a necesitar para lo que este nuevo cambio me pedía. Y, estoy tan agradecida que elegí hacerlo así, porque me permitió regalarme presencia en este cambio y darme chance de estar –encontrarme con lo que este cambio significa para mí.
Cada vez me convenzo más que me siento más yo cuando vivo mi vida por temporadas; estoy muy agradecida que estés aquí y que me permitas hacer que este espacio digital pueda vivir por temporadas, también.
El news de hoy es una reflexión sobre los beneficios de cocinar a fuego lento, e incluye cositas como:
- 🍝Cuál imagino que es la utilidad de una cocción lenta
- 🪆Recientes posts y videitos que he subido
- 📓Anuncio del próximo tema en acompañar, nuestro club mensual de journaling
- 📰La serie y epi de podcast recomendados de esta semana
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
Es curioso lo que ocurre cuando abrimos espacio mental, psíquico, físico y/o emocional en nuestras vidas. He escrito anteriormente sobre hacer las paces con los vacíos que emergen a partir del movimiento inevitable de la vida –el feng shui interno fue como le llamé. Cuando la vida se mueve (que en realidad siempre es así, pero quizás hay ciertos movimientos que se sienten más abruptos), nos suele tomar un poquito de tiempo adaptarnos a ellos. Nuestras actividades, nuestra cotidianeidad y nuestra identidad –por nombrar algunas– son algunas de las áreas que también se empiezan a mover.
El movimiento de darle una pausa a este espacio, me permitió encontrarme con otros espacios en mi vida de una manera diferente, específicamente la lectura y la cocina. Las dos suelen ser prácticas diarias que me nutren y me anclan, pero me he notado con una apertura diferente hacia ambas, experimentando y abriéndome a probar libros y recetas que quizás jamás hubiesen estado en mi radar. E incluso redescubriendo cuán importantes son los procesos dentro de estos hábitos: quizás toparme con una frase en un libro que me deja en completa admiración de su autora (nueva práctica favorita es el álbum de fotos en mi celular que tengo para esos extractos que me cautivan); o, encontrar algo reconfortante en el arte de picar vegetales muy chiquititos; o, incluso, entender que hay algunas recetas cuyo tiempo extendido de cocción no es una recomendación, sino un requisito para que el plato quede con el mejor sabor posible. Este último, por ejemplo, siendo lo que ha inspirado el news de hoy.
Me gusta tener tiempo para hacer las cosas, y la cocina no es la excepción. Quizás por eso gravito más hacia hornear: hay algo conocido para mí en la lentitud que te pide la repostería. Me gusta regalarme el tiempo para preparar lo que quiero cocinar, y me gusta regalarle ese tiempo a las comidas, también. Hay algo maravilloso que emerge cuando pones un ragú en fuego bajito por mucho tiempo: las texturas se van conociendo, y los sabores se van entrelazando y perdiendo entre sí. No por nada suelen decir que, mientras más tiempo las dejas tomando forma, más rico sabe en el plato.
Cocinar recetas a fuego lento me ha hecho pensar mucho en la importancia de darle tiempo a los ingredientes –no solo los de las recetas, sino también los ingredientes del mundo interno. Dejar que los sabores se marinen entre sí y vayan adquiriendo casi que otra dimensión al ingrediente "crudo", me hizo pensar sobre cómo a veces pudiera ser útil dejar que elementos de nuestro mundo interno se cocinen a fuego lento, también. Lo que me ha hecho preguntarme: ¿qué emerge en la cocción lenta de nuestro mundo interno?
Similar a lo que nos pasa en la cocina, en la vida –tanto interna como externa– solemos dejarnos tentar por la ilusión del apuro: queremos que los problemas se resuelvan ya, queremos que las emociones se evaporen ya, queremos que las decisiones se tomen ya, queremos que las incomodidades se eliminen ya. Creo que la sociedad automatizada en la que vivimos nos ha hecho creer que esa es la forma "correcta" que se vayan dando las cosas. Pero creo que hay algunas situaciones donde tener un abordaje de "cocción a fuego lento" pudiese dar lugar a algo más sano.
Lo que te estoy escribiendo hoy no lo hago desde un nirvana emocional o desde una postura de sabiduría que yo alcancé. Muy por el contrario, creo que te lo escribo a ti y me lo escribo a mí misma, también. Por más que entienda que hay algunas emociones que requieren un poco más de tiempo y algunas decisiones que vale la pena dejar que se "marinen" un ratito más, a mi también me cuesta acercarme a mi mundo interno con la paciencia que me pide. A mi también me cuesta tolerar la frustración que evoca no saber todavía cómo se darán las cosas. Yo también caigo en la trampa del apuro y la urgencia.
Y, por eso sé cuán desastroso puede ser –en la cocina y en la vida real. En especial cuando una cocción lenta podría ser una alternativa más armoniosa.
Si lo apuráramos, el ragú no quedaría tan delicioso como queda. Quizás, el tomate invadiría nuestro paladar de una manera demasiado agresiva, la cebolla abrumaría el resto de los ingredientes, o el vino no terminaría de evaporarse y el alcohol dejaría sus rastros en la salsa.
Nota de la autora: debo confesar que, mientras escribo esto, temo que me lea alguien súper pro en la cocina y me diga que mi metáfora está incorrecta –pero son los riesgos que me tomo al escribir desde mi sabiduría experiencial (y no técnica).
El propósito de dejar que las salsas se cocinen a fuego lento es para darle algo de paciencia y tiempo a ingredientes que, quizás al ser cocinados de forma muy rápida, perderían la textura precisa que enaltece su sabor. Las cosas toman tiempo, las emociones toman tiempo, las conversaciones importantes toman tiempo –¿por qué nos ofuscamos en apresurarlas? ¿Para qué hacerlo?
Al escribir esto, me doy cuenta que este newsletter ha aprendido a manejarse en cocción lenta, también. Usualmente, escribo esta partecita temprano en la mañana del jueves. Me alejo. Regreso y termino de escribir el resto de la edición. Me alejo nuevamente. Y finalmente regreso en la noche, cuando está un poco más callado el afuera y hay menos distracciones, y reflexiono y edito antes de dejarlo programado.
Seguramente, hay cientos de artículos allá afuera sobre cómo maximizar mi tiempo de escritura y ser más eficiente –pero este newsletter no es una receta rápida e inmediata, es uno de cocción lenta. Y, creo que este descanso me ha enseñando a finalmente quererlo de esa manera. Me pienso después de cocinar una receta larga –de esas que tiene tres partes con al menos de seis a siete pasos cada una– y noto lo cansada que me suelo sentir después. ¿Cómo no? Si hacer esas recetas requiere tiempo, energía, paciencia, dedicación. Quizás, entonces, hace sentido darle tiempo a las cosas que más lo requieran –y, así mismo, darnos el periodo de recarga necesario después. Similar a lo que los descansos de este espacio significan para mí.
Creo que la intención de mi newsletter de hoy es invitarte a pensar sobre las áreas de tu vida y de tu mundo interno, que quizás se beneficiarían de una cocción lenta. ¿Qué significaría eso para ti? ¿Cómo se vería eso para ti? ¿Qué imaginas que eso pediría de ti? Suelo decir que si las emociones o formas de relacionarnos con las demás personas tienen años de años conviviendo en nuestro mundo interno, hace sentido que requieran tiempo (y paciencia y cariño) para descubrir cómo integrar formas más sanas de hacerlo. No apuremos lo que no necesita ser apurado. Por el contrario, quizás abrámonos a descubrir qué aparece en nosotras y nosotros durante la espera –quizás es la mejor receta que has hecho, y no lo hubiésemos sabido de otra manera.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Mi creatividad apareció por IG
Durante el tiempo de descanso del newsletter, mi creatividad suele aparecer en otros lugares. Ya hablé sobre cómo apareció en la cocina y en la lectura, pero también aparece en los otros canales en los que me expreso –Instagram siendo uno de ellos.
Te dejo por acá algunos de los posts más recientes que publiqué, por si el algoritmo necio no te lo ha mostrado y te gustaría ir a dejarle cariñito por allá:
- Este post sobre reflexiones de salud mental de Barbie (y, ¡que inspiró el tema de acompañar de agosto que estuvo increíble!).
- Esta reflexión sobre nuestra junta directiva interna: ¿cómo está conformada? ¿Por quién? ¿Cómo ocupar espacio en ella? Me encantó creerla.
- Este videito sobre todos los beneficios que te trae estar en un club de journaling –¡como acompañar!
- Esta guía para empezar a reparar cuando lastimamos en nuestras relaciones.
¿Descubrimos juntas y juntos qué significa vivir en integridad?
En el acompañar de agosto, conversamos sobre algunos de los temas existenciales a la que la peli de Barbie nos introdujo. Y, de ahí, salió el tema que exploraremos en nuestra próxima sesión de nuestro club de journaling:
Creo que la definición de "vivir en integridad" varía mucho de persona en persona, y me siento súper emocionada/curiosa/expectante de explorar cómo hacemos sentido juntas y juntos sobre esto.
Puedes leer todo sobre nuestras sesiones de acompañar por acá. Si te interesa participar en la sesión de vivo en este mes (y tener acceso inmediato a toda nuestra biblioteca digital –¡con más de 30+ horas de contenido!), asegúrate de iniciar tu membresía pagada que puede ser mensual (pago recurrente de $10 al mes, solo tarjeta de crédito/débito) o anual (un solo pago de $100 al año, tarjeta de crédito/débito o a través de Yappy @marianaplatapsy).
¿Descubrimos juntas y juntos qué significa esto de vivir en integridad?
Te comparto mis recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Series
Abbott Elementary (2022)
La forma en la que yo describiría esta serie es como si Ted Lasso y Leslie Knope (Parks & Recreation), tuvieran a una amiga que es maestra de primaria en Philadelphia: Janine. Con una premisa muy similar, la serie sigue la vida de una burbujeante maestra de primaria que intenta hacer lo mejor que puede en el sistema público educativo de Philadelphia –con todos los retos burocráticos que eso le exige. Muy wholesome, linda y graciosísima. La temporada tres inicia en septiembre y estoy demasiado emocionada por lo que pasará en Abbott Elementary.
Disponible en Star+.
Podcast
La complejidad de estar viva con Lisa Olivera (The Deeper Call)
Hace poco escuché a Lisa Olivera en este episodio hablar sobre lo que ha aprendido de la experiencia de ser humana y me encantó. Súper recomendado si quisieras refrescar tu perspectiva existencial.
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Gracias por este lindo newsletter.
-IA
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo se ve la "cocción lenta" para ti?
- ¿En qué áreas de tu vida imaginas que sería interesante probarla?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
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Un abrazo,
Mariana♥️
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