Somos como los árboles🌳

Que semanita, ¿no? Me ha costado organizarme para escribir la edición de hoy, porque ni estoy segura cómo me siento yo con todo lo que ha estado ocurriendo –tanto en Panamá, así como en el mundo. Es como mucho con bastante, ¿no? Así que desistí la presión (que yo misma a veces me pongo) de querer nombrar las emociones que pudiésemos estar sintiendo colectivamente y querer procesar algo que quizá en este momento solo tiene que sentirse. Y con eso, espero que en estos próximos días (y/o fin de semana largo si vives en Panamá) te puedas dar permiso de procesar esto de la forma en la que haga sentido para ti. Que puedas encontrar, honrar y celebrar los momentos de goce que aparezcan en estos próximos días, y descansar en las relaciones sanas y amorosas que tiene tu vida en este momento. Siempre es importante practicar estas cosas, pero aún más en los momentos en que el mundo se siente como demasiado. Te mando un fuerte abrazo.


Recientemente, tuve el gusto + honor de facilitar un taller/entrenamiento a las/los colaboradores de Fundación Ciudad del Saber. En el mismo, pudimos hablar sobre cómo identificar a alguien que pudiese estar pasando por un momento difícil, cómo comunicarnos desde la empatía y ayudar a la persona a pensar en cómo procesar esas emociones y buscar ayuda psicológica. Ya saben lo mucho que amo psicoeducar, pero recientemente he podido co-descubrir nuevas enseñanzas (junto con mis participantes) que me ha permitido desaprender a lo que le llamo "conocimiento". Estoy mucho más interesada en abrir espacios para honrar la forma en la que mis participantes hacen sentido de lo que estoy compartiendo, así como escuchar la sabiduría que existe en su experiencia vivida –hablo un poco de esto por acá.

Es un proceso de (des)aprendizaje.

En algún momento de nuestro espacio, empezamos a hablar sobre la vergüenza –tengo todo un epi sobre esto, por cierto: E021. La vergüenza, según Brené Brown quien ha dedicado una gran parte de su carrera a explorar esta emoción –a diferencia de la culpa– se refiere a "la dolorosa emoción que sentimos cuando creemos que somos defectuosas/os y, por ende, no merecemos amor ni pertenencia." Es una emoción que emerge cuando nos resistimos a las emociones que estamos sintiendo, o adjudicamos errores humanos y nuestra naturaleza imperfecta a partes de nuestra identidad. Por ejemplo, cuando en lugar de decir "hicimos algo mal" (culpa), decimos "somos malos/as porque nos equivocamos" (vergüenza).

Al estar conversando sobre esta emoción, uno de los colaboradores me preguntó si la vergüenza estaba conectada con el autoestima, que se refiere a cuán bien se siente una persona con ella misma. Y creo que mi parte educadora de antes hubiese respondido esta pregunta, pero en esta travesía de desaprender y reaprender una nueva forma de psicoeducar, elegí la curiosidad. Y le devolví su pregunta, con otra pregunta –algo muy cliché de nosotras las terapeutas: "cuéntame qué estás pensando." Y lo que ocurrió después, fue para mí un masterclass de la sabiduría local que todas y todos tenemos y algo muy emocionante + gratificante de presenciar.

El mismo colaborador nos compartió una analogía espectacular (ya saben mi debilidad por las analogías) sobre el ser humano y los árboles, que iba mas o menos así:

Los seres humanos somos como árboles.

Hay árboles cuyas raíces están más fortalecidas porque han crecido en un ambiente suficientemente sano y amoroso –donde el amor no ha sido condicional, y cuyos cuidadores primarios han sido un espejo suficientemente claro que ha podido dar espacio y reflejar sus emociones con el menor de los juicios posibles.Y otras personas cuyas raíces están un poco más frágiles, porque no han recibido esa misma validación ni "base segura" de su crianza.

Creo que aquellas/os con las raíces más fuertes, quizás tienen menos predisposición a la vergüenza porque tienen bases firmes que le han ayudado a construir una identidad fuerte, por lo que se sienten mejores con ellas/os mismas/os y cuyos errores o fallos no los derrumban. Pero aquellas/os con raíces más frágiles, quizás tienden a sentirse que son defectuosos en lugar de que simplemente se equivocaron, lo que les lleva a sentirse peor con ellas/os mismas/os.

Otra experiencia más para agregar a la listita de dejarme asombrar en este 2022. Wow. Wow. Wow. Que forma tan clara, sencilla y atinada de hacer sentido de una emoción tan turbulenta y compleja como es la vergüenza. Hay tantas mini-analogías que quiero rescatar de esta poderosísima forma de hacer sentido emocional. Las raíces, como una metáfora de lo que ocurre en nuestra crianza; el tronco, como un reflejo de cuán estable se siente nuestra identidad; y las ramas, como una metáfora que refleja cómo nos estamos sintiendo en un determinado momento.

La conversa se fue poco a poco moviendo hacia un lugar de lo que podemos hacer cuando identificamos a una persona cuyas raíces parecieran estar un poco más frágiles. Es decir, una persona cuyas experiencias tempranas han creado muchas condiciones de valor para su existencia y poca libertad para ir desarrollando su espontaneidad e ir emergiendo su verdadero Self. Si bien es cierto, el trabajo de sanar hasta la raíz es un trabajo lento, laborioso y sumamente personal. Pero las relaciones sanas que establecemos en la adultez permiten acompañarnos las/os unas/os a las/os otras/os, por ejemplo, para que el árbol se sienta menos solo. O, tender a las ramas o a las hojas para que el árbol pueda sentirse un poco más sano.

Ahora escribiendo sobre esto, me acordé de este post que hice hace tiempito, donde hablé sobre la similitud que existe entre el proceso de plantar y la psicoterapia. Y ahora releyéndolo, me he quedado reflexionando sobre el concepto de abrir las raíces para que la plantita se arraigue a la tierra. Y me he quedado pensando en el trabajazo que involucra mirar hacia lo más adentro de nuestras experiencias tempranas, así como lo maravillosamente esperanzador que es la maleabilidad + evolución del ser humano que nos permite "redefinir" esas raíces. Esa es una de las razones por la cual la psicoterapia es tan poderosa: el vínculo entre terapeuta y paciente permite crear conexiones neuronales nuevas y más sanas –que permiten ir fortaleciendo esas raíces frágiles.

Y también pienso en cómo tiene que ser un trabajo y un proceso que tiene que iniciar por nosotras/os mismas/os, y en el cual estemos abiertas/os a realmente trabajar para ella/o. Porque, por más relaciones sanas que tengamos y por más que nos permitamos dejarnos acompañar por nuestros seres queridos, el trabajo de raíz conlleva una gran responsabilidad propia que solo la puede asumir e iniciar la misma persona.

Lo hermoso de esta analogía es que ese "yo árbol" no se ve de una sola forma. Puede ser un árbol pequeño, un árbol grande, uno frondoso, una palmera –o incluso el árbolito de Navidad de Charlie Brown. La idea no es crearte una presión de que tienes que ser fuerte o verte de una determinada manera. ¡Al contrario! La idea es abrazar la forma en la que tu "yo árbol" se ve en este momento, y abrirte a curiosear en cómo se ven tus raíces para seguir sosteniendo la belleza + presencia única que tienes y traes a este mundo.

Existe un test psicológico que se llama el Test de la Casa, Árbol y Persona (HTP, por sus siglas en inglés), donde se explora la forma en la que la persona se percibe a sí misma/o a través de cómo dibuja a un árbol. Después de que la persona dibuja el árbol, la psicóloga o el psicólogo le hace una series de preguntas, y hay una que siempre me ha intrigado. En algún momento se le pregunta: "¿y ese árbol está solo o está rodeado de otros árboles?" Y creo que quiero ir finalizando esta parte del newsletter con esta pregunta.

Sonaré como disco rayado, pero no me molesta: somos seres sociales que hemos venido a este mundo para estar en relación con otras personas. La frase "no eres un árbol sin sombra" también se me viene a la mente para reiterar este punto. Aunque el trabajo de revisar nuestras raíces es una responsabilidad propia –el evaluar cómo están nuestras raíces y darnos el permiso de abrir esas raíces junto a alguien más en un espacio de psicoterapia, por ejemplo– es un trabajo que se puede sostener, precisamente por las relaciones sanas y el acompañamiento que nos proveen nuestros seres queridos.

Mi intención con el newsletter de hoy es inspirar en ti la curiosidad de revisar tus propias raíces, tu propio tronco, y tus propias ramas. Y con esta curiosidad sin juicio y este descubrimiento, abrirte a pensar en cómo se ve tu árbol hoy. ¿Es abatido por los vientos de las adversidades o se sigue sosteniendo? ¿Cómo se ve idealmente tu "yo árbol"? ¿Qué cosas te ayudarían a llegar a ese "yo árbol" ideal? Y a su vez, generar empatía con cómo puede ser el "yo árbol" de las personas a tu alrededor, y qué puedes hacer tú para ayudar a ese "yo árbol" a afrontar esos vientos fuertes. Porque aunque nuestro cariño y amor tenga límites y no nos permita necesariamente a sanar la raíz del "yo árbol" de otra persona, sí podemos hacer cosas pequeñas para que ese "yo árbol" se sostenga durante los momentos difíciles. Y eso, en sí, es increíblemente reparador.

Mi gentil recorderis para el día de hoy:

"Nuestra belleza está en nuestra totalidad. Nuestra vivacidad está en nuestra unión." - @morganharpernichols

El sábado pasado llevamos a cabo nuestra sesión de journalling del espacio de Acompañar del mes de febrero, donde hablamos sobre los personajes de Encanto y sus enseñanzas sobre el mundo interno –¡y fue súper mágica!

La verdad, es que me encanta realizar estos espacios porque me dan una oportunidad de mezclar varias de mis pasiones: psicoeducar, journalling y hacer playlists emocionales –porque por supuesto que curo playlists especiales para nuestras sesiones de journalling. Si te interesa participar en la siguiente, ya tenemos fecha y tema.

Estaremos conversando sobre nuestro rango emocional (las diversas emociones que existen en nuestro mundo interno), las 'trabas' que suelen ocurrir en nuestro mundo interno que nos impiden 'sentir', y cómo darnos permiso para ello.

Si te interesa ser parte de este espacio súper lindo, solo actualiza los datos de tu membresía:


¿Por qué ayuda hablar de nuestros problemas?

No te debe sorprender saber que yo repito el mismo cuento con diferentes personas muchas, muchas veces. Lo hablo en terapia, lo hablo con mis amigas/os, lo hablo con mi familia, lo escribo en mi journal, y lo hablo conmigo misma. Y finalmente encontré un artículo que valida mi forma de procesar las emociones. A veces pensamos que hablar de los problemas, o de las emociones que nos hacen sentir dichos problemas, no resuelve nada. Cuando en realidad, es precisamente el primer punto para ir diseñando una ruta de solución a los problemas.

Este genial artículo de NY Times habla de la ciencia detrás de hablar de nuestras emociones, así como ofrece una guía para empezar a poner esto en práctica. Me pareció súper atinado + práctico.

Haz clic abajo para leerlo.

♥️Amorcito que recibe Adentro♥️

Gracias por darme esa vitamina de buena vibra, every friday :)
- Josh D.

Para escribir en tu journal:

  1. ¿Cómo se sienten las raíces de tu "yo árbol"?
  2. ¿Te gusta su estado actual?
  3. ¿Qué puedes hacer para que se vean un poco más como quieres?

Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.

¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!

Reenvíaselo a alguien que hace que tu "yo árbol" se sienta acompañada/o.

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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!

Un abrazo,

Mariana♥️