Repensando los "red flags"🚩
¿Hay algo que se pueda comparar con el primer sorbo de café en la mañana? Mil disculpas para quienes me leen y no toman café, pero realmente es de las pequeñas felicidades más genuinas que hay. Esta es tu señal para prepararte algo rico mientras lees el newsletter de hoy, y si lo estás acompañando con un cafecito (o un té): tómate un momentito para estar presente y disfrutar ese primer sorbo. Siempre quedo con la curiosidad de cómo me leen las personas que reciben este newsletter, y quizás con una pequeña fantasía que sea algo ceremonial, que puedan hacer un ritual de leerlo y reflexionar conmigo –quizás porque así lo escribo yo, con mi cafecito en mano un jueves por la mañana.
Si tienes algún ritual para acompañar este newsletter, me encantaría verlo, así que te invito a que tomes una fotito de este momento, lo subas a tu story y me etiquetes para poder ser parte (aún más) de este espacio tan lindo que te regalas a ti misma/o.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición, ¿te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?
El otro día me comentaba un amigo que le llamaba la atención mi proceso creativo para escribir este newsletter. En particular, cómo tomaba retazos de conversaciones o comentarios pequeñitos y los convierto en algo reflexivo que termina siendo el tema principal de mi newsletter semanal. No estoy segura cómo lo hago o cuándo empecé a hacerlo así, pero sí creo que se ha vuelto algo mucho más instintivo y orgánico a lo largo de los años. Creo que lo he mencionado en otras ediciones anteriormente, pero mis amigas y amigos ya saben que conversaciones conmigo tienen una advertencia implícita de que podrían inspirar la próxima edición –y mi más reciente conversación con mi amigo, Joshua, no fue la excepción.
Estuvimos hablando largo y tendido sobre la naturaleza de las relaciones sanas: qué elementos se necesitan para que sean sanas, cómo se podrían atravesar los conflictos, qué crisis podrían emerger y cómo se navegan, entre otras. Y, antes de darnos cuenta, empezamos a cuestionar (o quizás repensar) los "red flags" o señales de alarma: aquellas alarmitas relacionales que nos podrían ir indicando si ese es o no un camino por el cual quisiéramos atravesar.
Empezamos a curiosear un poquito sobre el tema:
¿Qué hace a un "red flag"... un "red flag"?
¿Quién lo determina?
¿Podría existir la posibilidad que un "red flag" se vea diferente para ti vs. para mi?
Y, de ser así, ¿qué es lo que marca esta diferenciación?
Y, sí, esto fue una videollamada normal de un lunes común y corriente mientras Joshua y yo nos tomábamos un café virtual.
Ultimamente, he visto mucha conversación sobre el tema de los red flags, particularmente en TikTok (por cierto, estoy empezando a aparecer un poco más por allá, por si quieres compartir conmigo en esa red, también). Y, aunque me encanta TikTok para distraerme y crear contenido diferente, también lo veo con ojos curiosos (y a veces críticos), en especial cuando hablan de temas tan profundos en formato de listas o de una forma tan cerrada. Por ejemplo, me hace mucho ruido ver videos que dicen algo en las líneas de "que pase X cosa en tu relación es un red flag"... sin compartir ningún tipo de contexto o abrir un espacio para ubicar este pensamiento.
Entonces, claro, me preocupo que esto lo están viendo adolescentes y adultos jóvenes, que están en un momento evolutivo donde ya hay una predisposición a ver las cosas de una forma un poco concreta, y no se esté abriendo el espacio para pensar en su contexto. Y, ojo, no es solamente con TikTok, lo veo también con posts de Instagram que tienden a ser un poco limitantes al momento de hablar de "lo sano" vs "lo tóxico" (ya sabemos qué pienso de esa palabra), sin dejar mucho espacio para incluir nuestra propia experiencia en esta reflexión.
Espero que no me malinterpretes, mi intención aquí no es cuestionar a las y los creadores de contenido que nos comparten este tipo de información. Sino, quizás invitarnos a pensar en nuestra historia cuando lo consumimos. Porque, de otra forma, corremos el riesgo de consumir contenido de una forma muy pasiva, y vamos perdiendo cada vez más nuestra capacidad de pensarnos dentro del contenido que estamos recibiendo. Vamos perdiendo cada vez más nuestra capacidad de ubicarnos dentro de aquello que estamos desaprendiendo. Y, al final del día, para eso es que debe ser el contenido de salud mental que se comparte: para incentivar una chispa reflexiva que nos haga pensar, ¿qué de esto está resonando conmigo?
Y, bueno, hoy me gustaría compartirte algunas de las reflexiones que tengo acerca del tema, con la esperanza de invitarte a pensar en tus red flags o alarmitas, y empezar a abrir un espacio dentro de toda esta conversación. También, recordando que esto puede aplicar a todo tipo de relaciones (amorosas, amistad, laborales, familiares, entre otras):
Quizás existen red flags universales
Lo primero que pensé al momento de curiosear cómo los red flags pudiesen verse diferentes de persona en persona, es en cómo quizás también hay red flags universales. Es decir, señales de alarma en cualquier tipo de relación –sin importar su naturaleza, ni la historia personal de los individuos que componen la misma.
Por ejemplo, considero que cualquier expresión de violencia (ya sea física, emocional, económica, social, entre otras) debe ser una señal de alarma importante. No hay ningún tipo de razón que justifique esto en ningún tipo de relación –y creo que esto aplica a todo tipo de relaciones. Es decir, no hay espacio para dudar/cuestionar/repensar esto: toda expresión de violencia es injustificable, reprochable e inadmisible.
Los red flags pueden ser distintos entre una persona y otra
Habiendo dicho esto, quiero que entonces abramos el espacio para pensar en que quizás hay señales de alarma que difieren de persona en persona. Como una vez le escuché a mi gran amiga y colega, Deby Alemán, cada una y cada uno entra a sus relaciones con una maletita: llena de experiencias, vivencias, recuerdos... y heridas. Y, son precisamente estas heridas y la forma en las que las vamos cuidando y reparando, lo que van marcando la pauta para empezar a identificar las señales de alarma en una relación.
Por ejemplo, si quizás tuve en mi experiencia de vida un cuidador primario ausente que no prestase atención a mis emociones, quizás tener una relación donde esto ocurra se puede sentir muy amenazante para mí –y esto quizás es una señal de alarma que es mucho más "no negociable" que para otra persona. O, en un ejemplo un poco más concreto y del día a día: si yo tengo opiniones muy formadas y concretas sobre temas sociopolíticos que son importantes para mí, estar en relación con una persona que tenga opiniones opuestas quizás sea una señal de alarma y algo con lo que no estoy dispuesta a negociar.
Y, esto es lo curioso de los red flags o señales de alarma si las empezamos a ver con ojos más curiosos de auto-reflexión: nos pueden empezar a abrir el camino a pensar en nuestros "negociables" y "no negociables". Nos pueden empezar a abrir el camino a pensar en aquellas cosas que estamos dispuestas y dispuestos a sobrellevar, y aquellas que no –precisamente teniendo en mente la maletita experiencial que estoy cargando que ha moldeado mi forma de entrar en relaciones. Y, con la certeza que al tu maletita verse distinta a la mía, entonces quizás tus señales de alarma se pueden ver distintas también –unas siendo un poco más grandes, un poco más prioritarias, y un poco más no negociables.
¿Qué pasa si le prestamos atención a los green flags?
Creo que a este punto de mi vida, me es indudable darme cuenta de mi predisposición de aliarme con la esperanza + lo reparador + la luz –en especial, cuando estoy hablando de cosas que pueden estar más en la sombra. Y, pensar en los red flags me ha hecho pensar en cuánta de nuestra energía se va destinada a identificar estas señales de alarma. Por ende, el poco espacio + energía que queda disponible para identificar los green flags o, lo que en psicología le llamamos: factores de protección.
Si las banderitas rojas representan aquello que pudiese ser un no negociable en nuestras relaciones, las banderitas verdes representan aquello que pudiese ser un "¡SÍ!" enfático y cerrado, precisamente cuando nos estamos relacionando con otras personas. Y, muy similar a las red flags, estas banderitas verdes se pudiesen ver diferente de persona en persona.
Y, conectando esto con lo que mencionaba más arriba de la forma en la que las redes sociales comparten contenido sobre las red flags, creo que muchas veces las green flags quedan sin ser consideradas. Si estoy recibiendo contenido que me dice de forma tan concreta y fría (sin ningún tipo de contexto ni espacio para ubicar mi maletita en ese desaprendizaje) lo que "debo" y "no debo" buscar, también se cierra el espacio para pensar en todo lo positivo que puedo recibir. Y las banderitas verdes son justamente esto: las bases sólidas + sanas que hacen posible que una relación sana prospere.
Mi invitación con la reflexión de hoy es no olvidar ubicar nuestra historia personal en este contenido que solemos recibir o consumir. Existe algo que se llama "contexto" y, lo que siempre le repito a mis estudiantes cuando me preguntan algo súper específico sobre la psique humana: depende. Depende del contexto, depende de la historia, y depende de lo que hemos descubierto de nosotras mismas y nosotros mismos.
Entonces, sí, definitivamente hay señales de alarma universales que corroen cualquier brote de una relación sana; así como, también hay señales de alarma de difieren de persona en persona; así como, también hay factores de protección que difieren de persona en persona. Somos seres mucho más complejos de lo que un video de 60 segundos o un post de 10 imágenes en carrete puedan llegar a describir. Y, adicional a la presencia de red flags o green flags que podríamos o no identificar en otra persona, también puede haber un espacio para considerar la apertura que esa persona tiene para trabajar en ellas. Usemos estas herramientas para pensarnos y hacer sentido de nuestro mundo interno, y no como una formula mágica que define nuestra experiencia.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E020: ¿Qué significa tener una relación sana?
Mañana tenemos OTRA sesión de Acompañar...
¡Ya sé! 2 sesiones en un mes:
En esta ocasión –y muy en línea con el tema del newsletter de hoy– estaremos hablando sobre la responsabilidad afectiva. Que, sin planearlo, pudiese ser la pieza clave para transformar nuestros propios "red flags" en algo un poco más sano y manejable (porque, ajá, así como la otra persona pudiese tener señales de alarma, nosotras y nosotros también). La responsabilidad afectiva nos permite reconocer esto, y ganar consciencia de ello con la esperanza que cada vez aparezca con menos frecuencia en nuestras relaciones.
¿Qué mas necesitas saber?
Para participar, solo necesitas actualizar tu membresía para que seas parte de Acompañar ($10 al mes o $100 anuales –estoy aceptando Transferencia Bancaria solo para el plan anual, si estás en Panamá). También, recuerda que solo por este mes tendremos dos sesiones de Acompañar, ¡así que realmente estarías pagando por dos sesiones en lugar de una!
Si tienes cualquier duda, pregunta o curiosidad sobre Acompañar, siéntete en plena confianza de enviarme un correito por acá. ¡Te espero por allá!
El banquete de la vida
Esta semana me leí este increíble artículo escrito por Maria Popova para The Marginalian sobre Jane Harrisson y sus lecciones de cómo disfrutar el "banquete de la vida", y me encantó. Me llamó mucho la atención la crítica que le hace a la famosa frase de "forever young" (eternamente joven), cuestionando las razones por las cuales podríamos romantizar la juventud y, en el camino, demonizar el crecimiento o la madurez.
Para leer el artículo completo, haz clic abajo:
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Mariana, como siempre, un placer leerte siempre!!
Me haces aprender mucho de mi mundo interior y del exterior también.
-Celine C.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo se ven tus señales de alarma (red flags) personales?
- ¿Cómo se ven tus factores de protección (green flags) personales?
- ¿Cómo se siente el proceso de curiosear sobre esto?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️