Reflexiones de la NFL🏈
¿Cómo has estado esta semana? Me gusta empezar con esta pregunta al inicio del newsletter porque queda como una invitación para que puedas tocar base contigo misma o mismo antes de empezar a leer. Me gustaría invitarte a que escribas en tres palabras cómo describirías tu semana; y abajo, en tres palabras, cómo te gustaría sentirte este fin de semana. Si quieres, puedes tomarle una fotito, subirla a tu IG story y etiquetarme –un experimento de vulnerabilidad compartida. Si no te provoca, también está perfecto, igual puede ser un experimento de auto-curiosidad. La idea es tomarnos un momentito para conectarnos con nosotras mismas y nosotros mismos, aquí y ahora.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición, ¿te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?
Hasta yo misma me extrañé escribiendo el título del newsletter de hoy. No sé si lo he mencionado por aquí, pero quienes me conocen saben que no soy muy fanática de los deportes (ni verlos ni practicarlos, para serte honesta). Cuando era adolescente, veía los partidos de los Yankees con mi papá, pero eso es lo más que he logrado hacer –hasta escribí en algún momento una reflexión sobre la serie mundial en mi newsletter. Pero, tengo a gente en mi vida que quiero mucho que ama ver deportes, así que me toca adecuarme.
En el 2008, mi cuñado Kevin entró a mi familia y, con él, un nuevo deporte para empezar a ver y un nuevo equipo al cual empezar a apoyar: fútbol americano y los Pittsburgh Steelers (aunque prefiero usar los nombres en español intentando imitar el acento de los comentaristas mexicanos: Acereros de Pittsburgh). Desde entonces, hemos quedado ocupando nuestros domingos de la temporada de NFL (que empezó la semana pasada) para reunirnos y ver los juegos. Lo que empezó como una novedad para mi familia, se terminó instaurando como una tradición, y algo a lo que podemos regresar + compartir aunque estemos a kilómetros de distancia.
Aunque entiendo lo básico del juego, siempre me ha costado ver los juegos completos. Por esta razón, termino haciendo otras cosas mientras el juego está andando: leyendo, organizando mi semana, viendo IG, hasta corrigiendo exámenes mientras el juego sigue. Qué te puedo decir, son 3-4 horas que de alguna forma u otra encontraré cómo ocuparlas. Sin embargo, aunque esté haciendo otras cosas mientras el juego sigue, a veces quedo prestando atención a las anotaciones, jugadas, o hasta infracciones que les ponen a los jugadores –habiendo una en particular que me llamó la atención.
La NFL es famosa por ser un juego bastante complicado, precisamente por la cantidad de reglas que tiene, lo que hace posible que existan tantas infracciones. Hay algunas de ellas que son evidentes, como empezar antes de que el árbitro lo indique. Y, hay otras que no son tan evidentes a la vista, como el penalty de "unnecessary roughness", que se traduce literalmente a "rudeza innecesaria", y es el que inspiró la reflexión de hoy.
Corriendo el riesgo de que alguna o alguno de mis lectores más conocedores de la NFL me corrija, lo que entiendo es que esta infracción se ejerce cuando se percibe un golpe fuerte o innecesario de un jugador a otro que se encuentra indefenso. Creo que me llamó mucho la atención por el nombre que tiene: rudeza innecesaria. Y, creo que es un término que puede ser perfectamente aplicable a nuestro mundo interno y nuestras relaciones.
La rudeza innecesaria en nuestro mundo interno
Aunque la jugada de la NFL se refiere a la rudeza innecesaria de un jugador a otro jugador indefenso, no puedo evitar pensar en los múltiples "jugadores" de nuestro mundo interno. Particularmente, aquellos que son un poco más indefensos que otras y otros.
En una de mis sesiones de Acompañar, le comentaba a las y los participantes que comparo el proceso de reaprender formas más sanas de relacionarnos con nosotras mismas y nosotros mismos, con el proceso de aprender durante los primeros años de escolaridad. Es decir, si nunca nos han enseñado cómo relacionarnos con nuestras emociones para luego poder manejarlas de una forma más sana, somos como niñas y niños en etapa preescolar –emocionalmente hablando.
Al pensar en nosotras mismas y nosotros mismos como en etapa preescolar en este proceso de desaprendizaje y reaprendizaje emocional, podemos entonces imaginarnos lo torpes que podemos ser y el constante proceso de ensayo y error al que nos sumergimos.
Habiendo dicho esto, te lanzo algunas preguntas:
- ¿Cómo tratamos a las niñas y niños en etapa preescolar que están aprendiendo por primera vez cómo lograr ciertos hitos?
- ¿Respondemos con frustración o con paciencia al reconocer que es la primera vez que están haciendo algo?
- ¿Les celebramos sus logros –sin importar cuán pequeños sean?
- ¿Reconocemos su progreso y valoramos el mismo?
¿Por qué, entonces, nos tratamos a nosotras mismas y nosotros mismos con tanta rudeza innecesaria en estos procesos de desaprendizaje? ¿Por qué, si estamos en una etapa preescolar o primaria –emocionalmente hablando– tenemos estas expectativas irreales de lo que deberíamos estar logrando? ¿Por qué nos cuesta tanto tratar con suavidad y compasión a nuestras partes más indefensas que están en proceso de recuperación y sanación?
Creo que con demasiada frecuencia nos tratamos a nosotras mismas y nosotros mismos con rudeza innecesaria. Frecuentemente, nos hablamos a nosotras mismas y nosotros mismos con palabras que jamás se nos ocurriría usar con nuestros seres queridos. Y tratamos a nuestras niñas, niños y adolescentes interiores –que suelen ser nuestras partes más indefensas– con juicio, vergüenza, culpa y castigo. Creo que hay una gran oportunidad para activar a nuestro "árbitro interno" y poder notar esta rudeza innecesaria cuando está apareciendo en nuestro mundo interno, precisamente para que no se vuelva una costumbre.
La rudeza innecesaria en nuestras relaciones
En un hilo similar, creo que muchas veces aparece la rudeza innecesaria en nuestras relaciones también, usualmente cuando nos sentimos lastimadas/os, heridas/os o amenazadas/os, entre otras. Hay una parte muy instintiva y protectora que sale en estas ocasiones que quiere, con uñas y garras, evitar el dolor y que nos lastimen.
Esta parte instintiva no es ni buena ni mala; es. Es parte de todas nosotras y nosotros, por ende, me resulta contraproducente decir que el objetivo es suprimirla o negarla. Lo que quizás me gustaría ofrecerte, es aprender a monitorearla y dejar que "marine" –tal y como puse en un reciente Tweet esta semana:
Cuando nos podemos quedar un ratito con cómo nos sentimos en relación con otras personas, podemos curiosear qué nos hizo sentirnos de esa forma, y así ir descifrando el desencadenante. Y, consecuentemente, cuando podemos hacer esto, podemos ir –poco a poco– soltando la "rudeza innecesaria" que con frecuencia corroe nuestras relaciones sanas.
¿Cómo imagino se ve esta "rudeza innecesaria"? Gritar, perder la paciencia, lastimar a las demás personas con nuestras palabras, culpar, aplicar la "ley del hielo", criticar, entre otras. El primer paso para empezar a cambiar un patrón poco sano de relacionamiento, es identificar que lo hacemos. Me gustaría invitarte a volver a leer la lista que te acabo de presentar, e identifiques con cuáles de estas sueles protegerte cuando te sientes lastimada/o, herida/o y/o amenazada/o. Por ahora, solo quiero invitarte a que lo identifiques y que, poco a poco, puedas monitorear cuando aparece. Quizás, haciendo esto, podamos empezar a minimizar su presencia en nuestra vida y nuestras relaciones, y ofrecerle un antídoto a esta infracción: "suavidad necesaria".
Mi invitación con la reflexión de hoy tiene dos partes. La primera, es empezar a monitorear cuando aparece la "rudeza innecesaria" en tu mundo interno y en tus relaciones. Y la segunda, es tratarte con "suavidad necesaria" en este proceso de monitoreo, precisamente para poder integrar esta característica con más frecuencia en tu mundo interno y en tus relaciones. Creo que muchas veces nos queremos tratar durísimo cuando nos damos cuenta de nuestros patrones no tan sanos, y creo que lo que necesitamos es precisamente lo opuesto: tratarnos con cariño y suavidad, especialmente a esas partes más indefensas que están reaprendiendo cómo aparecer de una forma más sana y madura. Quizás, así, minimizamos estos "penalties" o infracciones que nos hacemos a nosotras/os mismas/os y a los demás, y podemos movernos con un poco más de ligereza en nuestra vida.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E051: ¿Por qué es importante suavizarnos?
Mañana tenemos sesión de Acompañar...
...y, ¡me encantaría verte ahí! Este espacio es para ti si...
- Disfrutas este newsletter y reflexionar sobre tu mundo interno
- Te gusta hacer journalling o te gustaría instaurar este hábito en tu vida
- Quieres compartir con otras personas igual de interesadas que tú en explorar el vasto universo de nuestras emociones
- ¡Todas las anteriores!
¿Qué mas necesitas saber?
Para participar, solo necesitas actualizar tu membresía para que seas parte de Acompañar ($10 al mes o $100 anuales –estoy aceptando Transferencia Bancaria solo para el plan anual, si estás en Panamá). También, recuerda que solo por este mes tendremos dos sesiones de Acompañar, ¡así que realmente estarías pagando por dos sesiones en lugar de una!
Si tienes cualquier duda, pregunta o curiosidad sobre Acompañar, siéntete en plena confianza de enviarme un correito por acá. ¡Te espero por allá!
Al trabajar en ti, trabajas en tus relaciones
Quizás esto suene un poco obvio, pero ahora tenemos evidencia que lo sustente. En una investigación científica que apareció en el Journal of Social and Personal Relationships, los investigadores encontraron que las personas que trabajaban en su auto-expansión (el proceso de agregar contenido positivo a su auto-concepto al engancharse en actividades nuevas + interesantes + desafiantes) reportaban niveles más altos de felicidad en sus relaciones.
Trabajar en nosotras mismas y nosotros mismos, de forma individual, enriquece nuestro sentido de Self y nos da oportunidad de aparecer de una forma más sana en nuestras relaciones. Las cuales, a su vez, promueven nuestro sentido de identidad, también.
Para leer el artículo completo, haz clic abajo:
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
El leer este NL, me ha servido mucho de recorderis de que muchas personas quizá están en un proceso similar al mío, con tus palabras puedo sentirme acompañada.
-Elvia E.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo aparece la "rudeza innecesaria" en tu mundo interno y relaciones?
- ¿Cómo se ve la "suavidad necesaria" para ti?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
¿Qué te pareció este newsletter? ¡Responde a este correo y cuéntame!
Reenvíaselo a alguien quien creas que le interese leer sobre la "rudeza innecesaria" y la "suavidad necesaria".
Si eres nueva/o y quieres leer newsletters pasados, haz clic aquí.
Si estás visitando, recuerda suscribirte aquí.
¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️