Quien busca, encuentra🕵🏻‍♀️

Abe Weissman en el más reciente epi de Mrs. Maisel. Eso es todo.

Antes de empezar con la reflexión de hoy, me gustaría tomarme un momentito para agradecer cada mensaje y correo que recibí en respuesta al news de la semana pasada. Tal y como lo escribí ahí, fue increíblemente reparador contar mi historia... pero más aún, contarla en un espacio seguro. Gracias por hacer de este espacio uno seguro, y gracias por compartir conmigo tu historia, también. Estamos juntas y juntos en toda esta aventura, ¡qué gusto tenerte aquí!

Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.

¿Te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?


Esta semana me confronté con una realidad que ya me es imposible ignorar:

Mi computadora y yo estamos intrínsecamente vinculadas.

Me llegó esta realización de la manera más angustiante posible: de la nada, mi pantalla empezó a glitchear (perdonen el spanglish, pero es que la traducción de glitch en español es 'falla' y no siento que es tan precisa, así que aquí va mi anglicismo del newsletter de hoy).

Así me encontré con mi pantalla cuando la encendí.

Yo suelo responder de manera bastante paciente y tolerante cuando cosas en mi casa se dañan. Es decir, encuentro una manera de vivir –por un par de días– sin eso, o incluso voy pensando rápidamente en algún ajuste. Pero, que le pasara a mi laptop –mi segundo cerebro, asistente, aliado, herramienta de trabajo– me sacó totalmente de base. En la angustia del momento, como buena millennial fui buscando rápidamente en Google qué podría ser (y hacer), y rápidamente fui haciendo una lista:

Ajá, todo listo. Pero, nada pasaba. Cada encendida de mi computadora venía cargada con la ansiedad, esperanza y urgencia de que algo de lo que estuviese haciendo funcionara. Pero, nada. Mi pantalla seguía glitcheando, mi ansiedad seguía subiendo, y las soluciones seguían acortándose.

Mi hermano, Paco, siempre ha sido el primer lugar al que recurro cuando tengo dificultades tecnológicas –creo que para toda la familia, en realidad. Asumimos que porque es brillante en la música y el sonido (no por nada era mi productor de podcast), eso automáticamente lo hace conocedor de todo lo tecnológico. ¡Lo siento, Paco, y gracias por tu paciencia!

Y, si bien Paco no necesariamente sabía por qué la pantalla de mi computadora estaba glitcheando, sí sabía quién me podría ayudar a contestar esta pregunta. Me convenció de ir a un lugar llamado Salva Mi Máquina (publicidad no pagada, simplemente son así de buenos) que, literalmente, salvaron mi máquina en tiempo record. Flores frescas para Eddie y Juliet (espero que así se escriban sus nombres), el equipo de lujo de Salva Mi Máquina que estoy segura que sintieron compasión por esta ansiosa psicóloga que se acercó a que le arreglaran su laptop –ASAP.

Dentro de las miles de preguntas que le hice ambos, les pregunté sobre la calidad de vida de mi batería, porque una de las cosas que había leído online es que la batería también podría ser la causa de este síntoma. Creo que implícitamente les estaba pidiendo el pronóstico de vida de mi fiel compañera desde el 2017, para irme mentalizando y preparando. Ellos, muy paciente y gentilmente, me contestaron todas mis preguntas e indagaron, junto a mí, sobre el estado de mi batería. Y ahí estaba: mi batería también está afectada y pronto hay que cambiarla.

"Pero, ¿qué tan pronto, Eddie?," le pregunté consternada. "Abrámosla y veamos," me contestó tranquilamente. Y, así lo hizo: se fue a la parte de atrás del local por lo que realmente fueron 10 minutos (pero se sintieron como 30) para revisar y darme más respuestas. Finalmente, se fue acercando con mi laptop abierta, y con esa energía tranquila y con buena disposición que le caracterizó a lo largo del proceso de reparación.

El diagnóstico final de mi computadora era el siguiente: necesitaba un reemplazo de pantalla urgentemente, y el estado de mi batería, aunque afectado, no pedía un reemplazo inmediato. Es posible que en 3-6 meses tenga que volver a revisarla y considerar hacerle un transplante de batería a mi laptop –pero no es una decisión que tengo que tomar en este momento. El alivio y la tranquilidad ya era más palpable en el ambiente, y así se fue Eddie a hacer el cambio de pantalla. En una hora reloj, no solo me devolvieron mi laptop con una pantalla nueva, sino también la paz y tranquilidad que habían quedado secuestradas por un par de horas.

Yo usando mi computadora con su pantalla nueva. 

Por más que disfrute contar historias, imagino que sabes que esta –como la gran mayoría que cuento por acá– viene con una reflexión, ¿cierto? Confirmo.

Toda esta experiencia de revisar el estado actual de mi computadora y preguntar qué puedo hacer para garantizarle la vida más larga (y de calidad) posible, me hizo pensar en varias cosas –pero hoy me quiero enfocar en solo una de ellas y es una de las frases que más escuchamos cotidianamente: el que busca, siempre encuentra.

Antes del miércoles de esta semana, mi computadora no había mostrado ni un ápice de problemas. O, por lo menos, ninguno del que yo me había percatado. Y no fue hasta que empezó a glitchear, que me sentí en la obligación de mirar adentro (literalmente) para revisar cómo estaba. Y, efectivamente, las búsquedas siempre nos muestran algo. Algunas veces un algo que debemos afrontar cuánto antes, y otras veces un algo que debemos afrontar eventualmente.

Me quedé pensando en que el proceso de mirar hacia adentro es muy similar. A veces, nos acercamos a buscar ayuda cuando la vida empieza a glitchear: cuando nuestro trabajo se empieza a afectar, cuando empiezan a haber fricciones en nuestras relaciones, o cuando nuestro cuerpo empieza a manifestar síntomas físicos. Y, cuando exploramos y curioseamos adentro, podemos encontrar múltiples razones que podrían empezar a explicar estos glitches experienciales y relacionales. Pero, en todo mi tiempo trabajando como psicóloga, hay algo que consistentemente he concluido en mis impresiones diagnósticas después de curiosear mundos internos: dificultad para darnos permiso para sentir.

A veces, llevándonos a preguntarnos: ¿Por qué me está pasando esto a mí?

A lo largo de nuestra vida, nos pasan múltiples cosas que nos hacen sentir múltiples emociones. Desafortunadamente, la gran mayoría de nosotras y nosotros no hemos tenido el espacio y el permiso para nombrar esas emociones, mucho menos para sentirlas. Lo que ha llevado a que estas emociones queden encapsuladas en nuestro mundo interno, privándoles la oportunidad de ser escuchadas, honradas, atendidas y procesadas. Y eso, consecuentemente, nos ha llevado a que nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras almas carguen con más cosas de las que posiblemente tienen espacio y disponibilidad para soportar.

Pero, eso no tiene por qué ser así.

No tenemos que esperar a que nuestra vida empiece a glitchear para darnos permiso de experimentar nuestras emociones desde un lugar diferente. No tenemos que esperar a que nuestras relaciones empiecen a glitchear para reaprender nuevas formas de manejar y comunicar nuestras emociones –precisamente para fortalecer más relaciones sanas. No tenemos que esperar a que nuestro cuerpo empiece a glitchear para que finalmente reaprendamos a manejar nuestro enojo, nuestra tristeza y nuestro miedo de forma más sana.

Merecemos darnos a nosotras mismas y nosotros mismos la oportunidad de reparender formas más sanas de experimentar nuestras emociones. Merecemos darnos los espacios y permisos que quizás nunca recibimos. Merecemos reconciliarnos con nuestras emociones para reaprender a vivir con ellas y no dejar que las mismas nos controlen a nosotras y nosotros. Merecemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para prevenir, dentro de lo posible, los futuros glitches de nuestras vidas.

Aparte de este newsletter ser una publicidad no pagada para Salva Mi Máquina –quienes, indudablemente, cumplieron su promesa y merecen todos mis elogios– el mismo sirve para contarte otro de los maravillosos beneficios que tiene el proceso de reconciliarte con tus emociones. Este es el último fin de semana para inscribirte en el curso online de mis sueños, (re)conociendo, que ha sido cuidadosamente diseñado y curado para acompañarte en el proceso de darle la bienvenida a tus emociones. Tal y como te conté recientemente en mis IG Stories, es un curso que sólo dictaré una vez este año y me encantaría que formes parte de esta experiencia tan intencional que he creado para mirar hacia adentro.

Es un curso para todas las personas que tenemos emociones. Porque vivimos con ellas y sé con absoluta certeza cómo las mismas guardan tanta sabiduría, que anhelo que me permitas ayudarte a desbloquear, recibir, explorar y entender el mensaje oculto y sabio de las mismas. Porque si quien busca, encuentra –¿estás lista/o para buscar adentro y encontrar las guías para protegerte de futuros glitches relacionales y experienciales? Aquí estoy, lista para guiarte y acompañarte♥️

(re)conociendo
″(re)conociendo” es un curso online donde, a través de 6 semanas, te acompañaré en una aventura hacia tu mundo interno. Específicamente: para explorar, honrar y reconocer tus emociones.

Mi gentil recorderis para el día de hoy:

"Contesta la llamada: te está llamando tu mundo interno". - @andyjpizza

Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:

E045: ¿Cómo mirar mi mundo interno sin juicio?


¡2x1!

Este sábado tenemos sesión de acompañar, nuestro club de journalling donde mensualmente nos reunimos para hablar sobre algún tema del mundo interno y a practicar el hábito de journalling. Y, por si acaso no sabías, uno de los beneficios de inscribirte en mi curso online HOY es que tienes acceso de inmediato a nuestra sesión de este sábado –¡una gran oportunidad de 2x1!

¡Te espero en estos dos increíbles y mágicos espacios para mirar hacia adentro!


¿Qué partes de nuestra psique representan los videojuegos que jugamos?

Esa es la respuesta que intentó contestar Gabrielle Zevin, la autora de la más reciente novela que me devoré: Tomorrow, and Tomorrow, and Tomorrow.

La misma sigue la enmarañada relación entre Sam y Sadie, dos amigos de infancia que luego se convierten en colaboradores y socios de videojuegos. Me fascinó porque, al conocer el contexto de estos dos personajes, vamos conociendo sus psiques y el contexto detrás del cual se sumergen al vasto y fantasioso mundo de los videojuegos –tanto jugarlos, así como crearlos. ¡Me encantó!

Recomendadísima, haz clic abajo para leerla.

♥️Amorcito que recibe Adentro♥️

Gracias por tu vulnerabilidad para contar tus historias, y por hacernos pensar, aprender y desaprender sobre nosotros mismos y animarnos a vernos desde adentro, y apreciar lo que somos, lo que sentimos y cómo lo sentimos!!

-CL

Para escribir en tu journal:

  1. ¿Cómo experimentas tú los glitches experienciales y/o relacionales?
  2. ¿Cómo imaginas prevenirlos o quizás minimizar sus daños?
  3. ¿Cómo se siente pensar en esto?

Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.

Despidiéndome de Ted Lasso, también. Y, en esta última temporada, Jamie Tartt se ha robado mi corazoncito.

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Un abrazo,

Mariana♥️