Pequeños actos de confianza🤝
Iba a empezar este newsletter escribiendo que, aunque en Panamá no tengamos cambio de temporadas, siempre me gusta usar los equinoccios –tanto de primavera como otoño– como una oportunidad para canalizar en mi vida la energía que estas temporadas traen. Bueno, igual lo empecé así, pero quizás tenga una cosa más que agregar: sí tenemos cambio de temporada. Creo que, intuitivamente, esta semana se ha sentido como el "fin del verano" –con los cielos grises y nublados que abrazan la ciudad. Pienso en las invitaciones que nos hace la transitoriedad de las temporadas –de refrescar, reflexionar, revisar, reajustar, y re-mirar algunas cositas que, quizás en la intensidad del verano (o la densidad del invierno, dependiendo desde donde me lees), podríamos pasar por sentado.
Para mí, la primavera es una oportunidad de frescura: flores frescas, ideas frescas, y perspectivas frescas. Independientemente de cómo estás recibiendo este cambio de temporada, te invito a abrazar las micro-invitaciones que vienen implícitas con ellas: ¿Qué estás siendo invitada a revisar? ¿Qué estás siendo invitado a reflexionar? ¿Qué estás siendo invitada a reajustar? Gracias por pensar conmigo.
En el news de hoy te comparto una reflexión sobre los pequeños actos de confianza que abundan en nuestro día a día:
- 🤝Te cuento qué me ha hecho pensar en esto
- 📓Te invito a nuestra próxima sesión de acompañar
- 📰Te comparto mis recomendaciones –el álbum que literalmente no he parado de escuchar esta semana, y el artículo que me sirvió como un lindo recorderis de la energía primaveral
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición. Y, también te recuerdo que aquí puedes encontrar el playlist oficial de adentro.
Hace algunos newsletters, compartí contigo una novela que me leí y me encantó: "What You Are Looking For Is In The Library". En la misma, diferentes personajes se acercan a la biblioteca para buscar libros que les ayuden con un desafío muy puntual en sus vidas. Para su sorpresa, la bibliotecaria les recomienda un libro que no tiene (aparentemente) nada que ver con lo que están buscando –pero, resulta ser exactamente lo que necesitaban leer.
En una de las historias, uno de los protagonistas está intentando armarse de valentía para perseguir el sueño de su vida: abrir una tienda de antigüedades, lo que se siente para él como lanzarse al vacío. En una de las conversaciones que tiene durante esta búsqueda, alguien le lanza una pregunta cuya respuesta me sorprendió: "¿Sabes qué es lo que hace girar al mundo?" Ryo, el protagonista en cuestión, lanza la misma respuesta que creo que tú y yo nos imaginamos que es: "amor." Y pues, sí, el amor sí hace girar al mundo, pero –según el otro lado de la esta conversación– también lo hace la confianza.
Me encanta leer, escuchar o ver algo que me haga pensar "jamás lo había pensado así," y este extracto no fue la excepción. Me voló la cabeza darme cuenta cuán cierto es esto, y me hizo pensar en todos los pequeños actos de confianza que hacemos todos los días –cuán poderosos (por ende, cuán no-tan-pequeños son), abundantes e imperceptibles pueden ser. Lo que me hizo pensar en cuán frágiles y escasos pueden ser, también.
John Bowlby, uno de los pioneros en la teoría del apego –que describe el vínculo entre madre y bebé que funciona como un "molde" para nuestra relaciones adultas (en el E023 hablo más sobre esto, por cierto)– fue una de las primeras personas en priorizar la confianza como un elemento vital para la creación de una relación sana. Para Bowlby, poder confiar en nuestros cuidadores primarios (ya sean madres, padres, abuelas, abuelos, tíos, maestros), era el predictor de una personalidad sana, segura y estable. Pero no solamente es depositar la confianza en otra persona –en este caso, la persona en la que literalmente dependemos– sino, que esa confianza fuese recibida, respetada, honrada y valorada.
Cuando somos bebés, la confianza se va hacia que nos cuiden, nos alimenten, y puedan descifrar correctamente nuestras necesidades tanto fisiológicas como emocionales. Es decir, que la persona que está a cargo de mí, pueda ofrecerme seguridad al alimentarme, cuidarme y recibir adecuadamente mis emociones y sensaciones –en especial, las displacenteras, que suelen ser las más desafiantes.
A partir de estos intercambios de confianza –"esta confianza mutua en ambos lados" que mencionan en la novela– vamos internalizando que el mundo de afuera puede ser un lugar seguro donde puedo existir. Que el mundo de afuera puede ser un lugar seguro para mí y para mis necesidades. Que el mundo de afuera puede ser un lugar lo suficientemente seguro para mostrarme como realmente soy. Que el mundo de afuera puede ser un lugar seguro, poblado con personas que pueden recibir abierta y afectivamente mi mundo interno. Escribo puede ser en itálica porque, para confiar, solo hace falta la posibilidad de que puede ser así.
Sucede que si, por el contrario, esa confianza no fue recibida con el respeto y apertura que necesitaba, empiezo a creer lo opuesto. Que el mundo de afuera puede ser un lugar inseguro para mí y para mis necesidades. Que el mundo de afuera puede ser un lugar inseguro para mostrarme como realmente soy. Que el mundo de afuera puede ser un lugar inseguro, poblado con personas que quizás se muestren cerrados a mi mundo interno. Y así mismo, me voy protegiendo yo –muy en línea con lo que te compartí la semana pasada sobre las almejitas cerradas.
En los ejemplos que aparecen en el extracto que te compartí arriba, no hay ninguna situación que tenga certeza. No tengo la certeza que el banco me va a dar la plata que le estoy pidiendo. No tengo la certeza que la pieza de arte que estoy comisionando será de mi agrado. No tengo la certeza que mis amigos no me cancelarán al último minuto de hacer planes. No tengo la certeza que la comida que pido en un restaurante –aunque haya ido miles de veces y siempre pida lo mismo– me vaya a gustar o sea lo que necesito.
Pienso en otros pequeños actos de confianza que tenemos en nuestro día a día. Pedir un café en mi cafetería favorita. Permitirle a un joven que me ayude a guardar mis compras del supermercado. Darle paso a un carro que está intentando meterse en mi carril. Contarle algo que me avergüenza admitir a mi terapeuta. Pedirle ayuda a mi pareja en una semana que estoy muy abrumada. Salir a caminar a un parque lleno de personas caminando a sus mascotas. Así como en los ejemplos de arriba, no tengo certeza de nada. Lo único que tengo para dar es el beneficio de la duda, la posibilidad que pueda resultar a mi favor y el pequeño acto de confianza que comparto.
Me encanta el concepto de "reciprocidad" en estos pequeños actos de confianza, porque para mí habla de dos cosas súper importantes en cualquier relación humana: responsabilidad y esperanza. Cada vez que esos pequeños actos de confianza se reciben con respeto, apertura, ternura y amor –puedo recuperar la esperanza de que futuros actos de confianza (quizás un poco más grandes) se puedan recibir así. Y que se reciban de esa manera, me puede conectar con la responsabilidad que implica recibir los pequeños actos de confianza que tienen otros sobre mí, de una manera similar.
Soy fanática de recordarte (y recordarme) que nuestros cerebros tienen una cualidad maravillosa que, para mí, es la base teórica y neuropsicológica de mi invitación a desaprender: la neuroplasticidad. Nuestros cerebros –por ende, también nuestras mentes, nuestras almas y nuestros mundos internos– son lo suficientemente maleables para incorporar formas nuevas de relacionarnos con las demás personas y con nosotras mismas y nosotros mismos.
Esa idea que lo que pasó en nuestras infancias es una sentencia de muerte emocional, está anticuada y obsoleta. No dudo que todas y todos hayamos pasado por experiencias que nos hayan generado un grado de desconfianza –quizás de otras personas y/o hasta de nosotras mismas y nosotros mismos. Y a la vez, si los pequeños actos de confianza diarios y cotidianos hacen el mundo girar, quizás al abrirnos a ellos podemos abrirnos a los actos más grandes de confianza. Y, al hacer esto, podemos reparar, reajustar y refrescar la confianza en nuestras vidas. O, por lo menos, eso es lo que esta mente esperanzadora quiere elegir creer.
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
¡Tenemos acompañar mañana!
¡Última llamada para unirte a la sesión en vivo del mes de marzo!
Estaremos conversando sobre la carga invisible y sus efectos en la salud mental de las mujeres. Creo que ha sido el tema del que más he hablado en el mes de marzo, y la respuesta de otras mujeres cuando me escuchan –las conversaciones que se abren al introducir este tema– han sido profundas, reveladoras y hasta sanadoras.
Cuando hablo de carga invisible, me refiero a esas exigencias, expectativas, presiones, pendientes, tareas y necesidades que se le adjudican a (y nos adjudicamos) las mujeres, porque convencionalmente siempre se ha hecho así. Carga mental, emocional y doméstica que se acumula y, por su naturaleza invisible, queda sin ser reconocida y conversada. ¿Cómo impactan esas cargas y tareas en nuestro mundo interno? ¿En nuestro bienestar? ¿En nuestras relaciones?
Para ser parte de esta sesión, solo debes actualizar tu membresía donde, por solo $10 al mes o $100 anuales, tienes acceso a:
- nuestra próxima sesión en vivo
- nuestra videoteca de sesiones (¡ya tenemos 25+!)
- nuestros playlists especialmente curados para cada sesión
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- descuentos y beneficios de futuros cursos, talleres y workbooks creados por mí
Te comparto las recomendaciones de contenido que he estado disfrutado recientemente.
Álbum
Deeper Well de Kacey Musgraves (2024)
Cuando escribí al inicio de este newsletter que no he parado de escuchar este álbum, no estoy exagerando. Mi rutina ha sido muy similar desde el lunes: lo escucho completito, y luego vuelvo a reproducir para escucharlo nuevamente. Tiene un sonido de folk que me fascina, y las letras son reflexivas, vulnerables y emocionales. Me entristeció un poquito que Pitchfork le diera un puntaje no-tan-alto, pero en mi criterio me ha encantado.
Aunque haya escuchado a Kacey Musgraves anteriormente, siento que la estoy descubriendo por primera vez, lo que me ha hecho buscar intensamente varios videos en YT. Si escuchas el álbum y te gusta, te recomiendo este y este. Ah, y este.
Escúchalo haciendo clic abajo:
Artículo
El cambio lento sigue siendo cambio radical (Literary Hub)
Presenciar el cambio de una temporada es algo lento y gradual: empiezas a notarlo en los narcisos amarillos que lentamente emergen durante los días más fríos, asomándose de manera tímida en la tierra, hasta que un día el clima se empieza a sentir un poco más cálido, los días más largos y es como si tu alma también se estuviese descongelando. Me encantó este artículo porque captura la importancia de la paciencia en el reconocimiento de los cambios lentos –en el mundo, en la tierra, y con nosotros mismos.
Puedes leerlo haciendo clic abajo:
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♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Encantada con este newsletter, me hizo pensar mucho en algunas emociones que tengo “cerradas” en este momento y me ha costado prestarles atención.
-AB, en respuesta a la edición anterior "Las almejitas del mundo interno"
Para escribir en tu journal
- ¿Qué pequeños actos de confianza hay en tu día a día?
- ¿Cómo impactan estos pequeños actos de confianza en ti y en tu forma de relacionarte con las demás personas?
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Reenvíaselo a alguien que reciba tus pequeños actos de confianza con apertura y amor.
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Un abrazo,
Mariana♥️