La sombra colectiva de Panamá🌚
¿Alguien más se siente un poco así? Hay como "mucho con bastante" pasando recientemente en el mundo. Y, para quienes viven en Panamá, lo hemos estado viviendo de muy cerquita en esta última semana. Las protestas y cierres de calles, tanto en la ciudad como en varias provincias del país, han sido el tema de conversación en múltiples espacios en los que me he movido esta semana. Y, en vista a que mi trabajo es crear conexiones entre el mundo externo y el mundo interno, he notado un sinfín de emociones compartidas por varias personas (incluyéndome a mí): preocupación, angustia, incertidumbre, temor, enojo, y quizás, ¿hasta esperanza? Y sí, sé que esta última quizás es la menos notoria o presente, pero no puedo evitar aferrarme a la esperanza que quizás toda esta movilización (externa e interna, individual y colectiva) es necesaria para hacer los cambios necesarios.
Quizás me estoy precipitando, pero creo que reservarle una mesa a la esperanza es tan necesario como lo es honrar las emociones incómodas. Y, para quienes no viven en Panamá, imagino que están sintiendo alguna oleada de varios movimientos sociopolíticos que están ocurriendo en distintos lugares del mundo. Espero que en estos tiempos turbulentos te estés cuidando (física y emocionalmente) y permitiéndote espacios de alegría y esperanza. Que no se nos olvide que el mundo está compuesto de personas, y aunque hayan sistemas que los gobiernan, son las relaciones entre nosotras y nosotros que van sanando esas heridas colectivas. Te mando un fuerte abrazo y te acompaño en todo este movimiento emocional.
Como siempre, te comparto el acompañamiento musical para esta edición, ¿te parece si iniciamos con la reflexión de hoy?
He tenido reservas (y reconozco que un poco de resistencia) en escribir el newsletter de hoy. Mi país, Panamá, está atravesando una crisis socioeconómica (y socioemocional), y realmente ha estado ocupando una gran parte de mi mente en esta semana. Y, en vista a que este es un espacio para reflexionar sobre mis perlitas de vulnerabilidad, se me hace incongruente no escribir sobre cómo me he estado sintiendo como ciudadana, y lo que pienso sobre lo que está pasando.
Justo esta semana estuve hablando con mis estudiantes de psicología sobre las teorías de personalidad y cómo distintos teóricos han conceptualizado esta parte tan fascinante de nuestra experiencia como seres humanos. Y, dentro de una de las teorías que exploramos, fue la teoría de Carl Jung –cuya relación con Sigmund Freud se podría asemejar a la relación de Andy con Miranda Priestley en The Devil Wears Prada.
Quizás les guardo ese chisme del mundo de la psicología para otro newsletter, pero por hoy basta con saber que Jung desarrolló una versión complementaria a la teoría de personalidad de Freud y, bueno, eso no fue tan bien recibido. A Freud se le reconoce como el padre del psicoanálisis porque dentro de sus muchos aportes (y algunos desatinos que hoy en día son justamente cuestionados), el mismo encontró que los seres humanos no somos totalmente anuentes de nuestros deseos + miedos + conductas. Freud desarrolló el concepto de inconsciente, que responde a la parte de nuestra mente a la cual no tenemos tanto acceso consciente en nuestro día a día. Y, con este hallazgo, Freud es considerado como uno de los responsables a las "tres heridas narcisistas de la humanidad" –esos descubrimientos que nos sacudieron como humanidad, porque nos hicieron darnos cuenta que no tenemos tanto control como creemos (junto a la realización que no somos el centro del Universo cortesía de Copérnico, y la teoría de la evolución de Darwin).
Ajá, Mariana, pero, ¿esto qué tiene que ver con este newsletter?
Bueno, allá voy, no te desesperes, porfi.
Cuento largo, cuento corto: Jung le añadió detalles a la teoría de Freud. Principalmente, alegó que las personas no solo tenemos un inconsciente personal (refiriéndose aquí, que todos tenemos una parte de nuestra mente que alberga nuestro miedos + deseos más tempranos, y de los cuales no somos conscientes), sino que también tenemos un inconsciente colectivo. Es decir, que nuestra sociedad/cultura/país/ciudad también tiene miedos + deseos de los cuales sus miembros no son tan conscientes, y eso es compartido por todos los miembros de ese grupo. Y, en ese inconsciente colectivo, Jung también señaló que hay aspectos en sombra –las partes más impulsivas de nuestra sociedad que rechazamos y que, si no nos detenemos a reconocerlas, se apropian de nuestras conductas, actitudes y formas de relacionarnos con el mundo.
Según Jung, la sombra es una parte natural de nuestra mente y de nuestra personalidad. Y, aunque almacena las partes de nosotras/os mismas/os que rechazamos, no es inherentemente mala, dañina o peligrosa. El peligro recae en cuando no reconocemos los aspectos que están en sombra, cayendo en la tentación de ignorarlos, y estos van colándose en nuestras relaciones y diario vivir. Y, así como ocurre a nivel individual en los seres humanos, también ocurre a nivel colectivo en las sociedades en las que vivimos. Según los teóricos junguianos, las guerras y las miserias humanas son la expresión de nuestra sombra colectiva –aquellas partes de nuestras estructuras y sistemas que queremos rechazar e ignorar, y que eventualmente van apareciendo. Y, conversándolo con mis estudiantes esta semana, llegamos a la conclusión que quizás las manifestaciones que están ocurriendo hoy en día en Panamá, pudiesen estar confrontándonos con nuestra sombra colectiva e histórica como panameñas y panameños –mostrándonos realidades que son difíciles de ver y que son el resultado de una larga historia de desigualdad de nuestro país. La pregunta es, ¿qué hacemos con eso?
El autor Robert A. Johnson, analista junguiano, escribió un libro titulado "Owning Your Shadow" (del que me apoyé muchísimo mientras escribía este newsletter y de quien me estoy guiando para contestar esa pregunta) sobre cómo entender esta parte oscura de la psique. Y, en el mismo, nos recuerda varios aspectos de la sombra que me parece importante resaltar:
Honrar y aceptar nuestra propia sombra es una disciplina espiritual profunda para lograr la integración de toda nuestra mente.
No podemos hacer luz sin reconocer la sombra.
Cualquier reparación de un mundo fracturado debe empezar con individuos que tienen la potestad y valentía de honrar su propia sombra.
A menos que hagamos el trabajo, la sombra siempre queda proyectada en los demás, por lo que es importante asumir nuestra responsabilidad.
Para volvernos completos, es imprescindible reconocer nuestros aspectos en sombra.
Pero, ¿qué significa esto para un país? ¿Cómo podemos sostener la luz y la sombra en nuestra memoria colectiva histórica? ¿Cómo asumir nuestra propia responsabilidad en esta situación? ¿Cómo empezar a sanar heridas colectivas que ni siquiera sabemos cómo se ven o dónde se originaron?
Y, la verdad, no sé cómo contestar estas preguntas. No soy especialista en políticas públicas, ni en gobernanza, ni en economía, ni en derechos humanos. Pero, sí soy una persona a quien le duele la desigualdad. Y soy una persona a quien le molesta la corrupción. Y soy una persona a quien no le hace sentido vivir en un país donde existen personas en posiciones de poder que abusan de sus privilegios y perpetúan el nepotismo garantizándose a sí mismas/os ingresos mensuales altísimos que les benefician a ellos y a sus familiares y, a la vez, 400 mil personas en Panamá solo pueden comer una vez al día.
Y, similar a lo que comentaba con mis estudiantes esta semana, creo que las múltiples protestas en el país (así como las consecuencias reales de ellas, como los cierres de calles y limitación de movilización, así como pérdidas económicas en el país) nos están confrontando con una realidad dolorosa e injusta que viven los países en una profunda desigualdad socioeconómica. Nos están confrontando con la sombra colectiva de Panamá, y el resultado de –como le leí a la periodista Ana Graciela Méndez:
Similar a lo que menciona Johnson en su libro sobre la sombra, "la reparación de un mundo fracturado debe empezar con individuos que tienen la potestad y la valentía de honrar su propia sombra". Y, sí, es cierto que hay responsables con nombre y apellido en la situación que atraviesa el país –y, a mi parecer, en múltiples Órganos del Estado–pero también es cierto que somos ciudadanas y ciudadanos activas/os en este país, con derechos y, también deberes.
Estar en contacto cercano con la sombra, activa algo en nosotras y nosotros –similar a lo que activó en todos los chicos y chicas de Stranger Things, precisamente para derrotar a Vecna. Nos conecta con nuestro instinto de supervivencia, con el enojo y la frustración, las cuales pueden ser emociones sumamente movilizadoras, si así nos lo permitimos. Pero, para darles permiso a esas emociones, tenemos que atrevernos a sentarnos con ellas y a no huirles. Parar darles permiso, tenemos que resistir la tentación de endurecernos y querer ignorar lo que hay detrás del descontento colectivo del país. Y tenemos que hacer un trabajo activo por mantenernos suavitas y suavitos, sensibles a las realidades de otras personas. Tenemos que quedarnos con eso.
Mi intención con la reflexión de hoy (que reconozco que quizás fue un poco más filosófica y densa que otras), es invitarte a ser una y un participante activa/o en el proceso de integrar a la sombra colectiva que estamos enfrentando actualmente –sin importar en qué parte del mundo estás, estoy casi segura que estás sintiendo "algo" de esta sombra colectiva. No te voy a mentir, escribir este newsletter me hace sentir un poquito así:
Me invade la duda o el miedo si esto realmente aporta o hará alguna diferencia. Pero prefiero vivir con la incertidumbre después de haberlo intentado, que con la insatisfacción de no hacer nada. El país que queremos crear quizás nunca ha existido: un Panamá amable, empático, respetuoso, honrado, justo y equitativo para que todas las personas tengan oportunidad de derechos. Y, quizás, ni tú ni yo estaremos vivas/os para ver esa versión del país, y es aquí donde te pido esperanza, compasión, solidaridad y humildad para imaginarte un futuro que le beneficia a otras personas más allá de ti. Me gustaría invitarte a abrir espacio a una nueva versión de un país que integre la luz (todo lo hermoso y la riqueza de nuestro puentecito del mundo), y también se abra a desaprender de la sombra (todo lo oscuro, violento, injusto y doloroso de nuestra historia). Tal y como dijo mi amigo, Alfonso Grimaldo:
Mi gentil recorderis para el día de hoy:
Y también te comparto esta reflexión sobre la esperanza con la que me topé ayer después de escribir el primer borrador de mi newsletter, así que lo tomaré como pura serendipia:
Si necesitas un epi para seguir pensando y reflexionando sobre el tema:
E049: ¿Cualquier persona puede ser una/un agente de cambio?
¡La próxima semana estaré en After Talks!
Hay personas con las que he colaborado en distintos momentos de mi carrera y, sin importar el momento en el que me encuentre actualmente, siempre me emociona volver a encontrarnos. Y, una de esas personas es mi amigo, Josh Díaz, el creador y fundador de After Talks, a quien sin dudarlo le dije que "sí" cuando me extendió la invitación a ser parte del Networking Nights de este mes.
En esta ocasión, estaré compartiendo junto a mi colega Álvaro Gómez Prado, y ambos estaremos conversando con Josh sobre distintos temas de salud mental como: la forma en la que vemos el éxito, cómo nos relacionamos con la productividad y reflexionaremos cómo se ha sentido este primer semestre del año.
Me encantaría verlas y verlos por allá, quizás hasta tener la oportunidad de ponerle cara a nombres que veo en mi bandeja de entrada –¡sería súper lindo! Si te interesa participar, regístrate haciendo clic en el botón de abajo, ¡te espero!:
Vivir con presencia en tiempos inciertos
Tomando en consideración cuán denso ha sido el tema del newsletter de hoy –y siguiendo la filosofía del yin y yang– mi recomendación de hoy es un artículo de The Marginalian que nos invita a notar y celebrar las pequeñas alegrías de la vida. Tal y como dice la autora del libro, Sophie Blackall, "he llegado a la conclusión que es mejor mirar hacia adelante: recoger las cosas que hemos aprendido y usar nuestra paciencia y perseverancia y valentía y empatía para cuidarnos las y los unos a los otros, y trabajar en conjunto hacia un mejor futuro para todas y todos."
Dentro de la lista de "pequeñas cosas a las que podemos esperar", la autora incluye: una ducha caliente, un abrazo de un ser querido, admirar una luna llena, escuchar nuestra canción favorita, entre otras. Sí, quizás no van a arreglar los problemas del mundo, pero he encontrado que estas pequeñas prácticas de auto-cuidado funcionan (tal y como dice Blackall) como "una boya para nuestro espíritu, que nos hacen reír y nos ayudan a sentirnos vivas/os y que le brindarán a otras/os confort y esperanza."
Para leerlo, haz clic aquí:
♥️Amorcito que recibe Adentro♥️
Me inspiraste a observar que áreas de mi vida no están listas para ser pisadas y tratarme con mas amor por eso, ser más paciente y disfrutar el proceso.
Abrazos Mariana
Gracias🙏🏽
-Noelys H.
Para escribir en tu journal:
- ¿Cómo te has sentido con la sombra colectiva de tu país o el mundo?
- ¿Con qué parte de tu sombra crees que te confronta?
- ¿Cómo podrías empezar a integrar esto un poco más en tu vida?
Y con estos últimos pensamientos me despido por hoy.
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¡Espero que tengas un lindo fin de semana!
Un abrazo,
Mariana♥️